En el marco del I Encuentro 'El Farmacéutico de hospital en proyectos innovadores de farmacia oncológica', organizado por el Hospital Universitario de Fuenlabrada, con la colaboración de Novartis Oncología, se organizó una mesa con profesionales de distintos perfiles para abordar la cuestión de la humanización de la atención al paciente oncológico, un enfoque que según el director gerente del centro, Carlos Mur, "no puede quedarse en una palabra vacía, sino que se tiene que notar, y eso implica tener en cuenta el sufrimiento de la persona".
Rompió el hielo Mario de la Iglesia, psicólogo clínico del Área de Cuidados Paliativos, quien, pese a la notoriedad adquirida por el término, opinó que este enfoque no es nuevo, sino que procede de los años 50, en los que el psicólogo Carl R. Rogers, fundador de la corriente humanista, ya alumbraba sobre las tres capacidades principales que debe tener la persona que acompaña en el proceso terapéutico. Entre ellas, explicó De la Iglesia, están "la capacidad de empatizar, que implica tomar en consideración el marco de referencia de la persona que tengo enfrente; la aceptación incondicional, que me exige dejar a un lado mis juicios, y por último, la autenticidad de cara al paciente", que en el caso de Rogers era considerado cliente.
En opinión de este psicólogo del Hospital de Fuenlabrada, "la aplicación de estos tres aspectos de la psicología humanista son complejos de llevar a cabo, ya que implican el darse cuenta de lo que a ti, profesional, te pasa como persona mientras estás cara a cara con el paciente". Y es que, señaló, "si no reconozco que me angustia lo que escucho es difícil que pueda ayudar a la persona que tengo enfrente".
Junto a De la Iglesia compartieron mesa la farmacéutica Beatriz Bernárdez y el jefe del Servicio de Oncología, Iñaki Juez. Éste último llamó a tener cuidado con la despersonalización en la que se puede caer por culpa de la tendencia a estratificar cada vez más los tumores y perder la noción, en ese proceso, "del nombre del paciente". "Sería interesante que nos hagamos la pregunta al final del día, tras ver a todos los pacientes, de qué parte del paciente he dejado de ver". Y es que, a su juicio, "humanizar no deja de ser tratar a una persona teniendo en cuenta todo su entorno biopsicosocial" y es posible que, en la actualidad, "haya cosas que estamos dejando olvidadas, a las que no estamos prestando tanta atención".
Visión de paciente y cuidador
La mesa la cerraron un paciente y su cuidador. El primero de ellos, Miguel Ángel, aseguró que "la humanización no depende tanto de lo económico ni lo material, sino de la gestión psicológica del paciente, de la moral con la que viene ese día a la consulta". Así, tras reconocer que el trato recibido por los profesionales había sido siempre "exquisito", subrayó la importancia de que "tanto el oncólogo, como el farmacéutico sepan ver qué paciente viene ese día a la consulta para saber cómo hay que hablarle ese día", y admitió haber echado en falta durante su proceso, en el que lleva más de un año, "el poder tener a una persona con un cuadro como el que tú tienes, para compartir conocimientos y experiencias".
Por su parte, su pareja, que a la vez es su cuidador, Roberto Murillo, reconoció "el impacto brutal" que se llevó en el momento del diagnóstico, siendo además en su caso la segunda vez que el cáncer rondaba a uno de sus seres queridos. En este sentido, lanzó la pregunta de "quién cuida del cuidador", en referencia a familiares y personas cercanas al paciente, pero también a los propios profesionales sanitarios que tienen que enfrentarse a situaciones verdaderamente duras cuando trabajan en el área oncológica.