Deloitte ha hecho pública una nueva edición de estudio internacional sobre inversión en I+D farmacéutica, titulado 'Unlocking R+D productivity. Measuring the return from pharmaceutical innovation 2018', en el que advierte una nueva caída del retorno de la inversión de la industria hasta el 1,9% en 2018. El descenso de dicho retorno habría sido una constante desde el año 2010, cuando éste marcaba un 10,1%. Sólo entre 2017 y 2018, la caída fue de 1,8% puntos porcentuales. Para revertir esta situación, llaman al aprovechamiento de las nuevas tecnologías, incluyendo la digitalización del sector, así como la captación de talento en estas áreas.
La consultora explica esta caída con un aumento de los costes de I+D para los laboratorios, unido a una reducción de las expectativas de venta. En cálculos en los que incluyen los gastos de experimentos que no llegaron a buen puerto, Deloitte afirma que el coste de desarrollar un fármaco se ha incrementado hasta los 2.168 millones de dólares, una cantidad que es aproximadamente el doble de la que se registraba en 2010 (1.188 millones de dólares). Esa es la media para los 12 grandes laboratorios que han venido formando parte del estudio desde 2010, a los que se suman, desde 2013, otras cuatro compañías biofarmacéuticas de menor tamaño. Incluyendo a estas últimas, esta cantidad ascendería a los 2.805 millones de dólares, aseguran.
Estas cifras contrastan con las de las estimaciones de venta para cada uno de los productos de las compañías que conforman la cohorte original, que han pasado de los 816 millones de dólares en 2010, hasta los 416 millones en 2018. Además, el número de moléculas que aparecen a día de hoy en sus portfolios se han reducido considerablemente, lo que indica que la tasa de reposición de esos ingresos que se van perdiendo no puede ser compensada. Las cifras de las big pharma contrastan, sin embargo, con las de las biotech seleccionadas para este nuevo estudio, que registran perspectivas de venta 1.165 millones de dólares por fármaco en 2018, frente a los 952 millones de 2013.
Otro aspecto sobre el que llama la atención Deloitte tiene que ver con los tiempos. Y es que, apuntan, aunque se elevado el número de aprobaciones por procedimientos acelerados y la aplicación de nuevas tecnologías conduce, supuestamente, a la aceleración de los procesos, lo cierto es que, según los datos que maneja la consultora, el tiempo que están consumiendo los laboratorios para cumplir con todo el ciclo de investigación clínica no ha dejado de crecer.
Recomendaciones
Eso indica, según los responsables del estudio, "que se requieren en la forma de la industria de hacer su I+D", y apuntan a la transformación tecnológica como principal puntal. Por ejemplo, reduciendo la necesidad de la intervención humana. En este sentido, recomiendan la automatización de todos aquellos procesos en los que ésta no sea necesaria. El fin último es contar con una plantilla que sea "coste-efectiva". Tecnologías como el machine learning, se ven como fundamentales para apoyar el proceso de toma de decisiones, el desarrollo de negocio, el descubrimiento de nuevas moléculas o el diseño de ensayos. Todo ello acompañado, apunta Deloitte, "de talento y de la aplicación de una visión estratégica".
Junto al aprovechamiento de los avances tecnológicos en el aprovechamiento de los datos, recomiendan a las compañías el desarrollo de un modelo de I+D colaborativa, lo que puede contribuir, por un lado, a expandir el acceso de los pacientes a nuevos medicamentos, a la vez que mejoraría la reputación de la industria y expandiría su capacidad innovadora. "Esto incluye trabajar con otros actores mediante esquemas no tradicionales", apuntan.
Por último, consideran fundamental la digitalización de las compañías, para lo que necesitarán la incorporación de perfiles profesionales con habilidades analíticas. En este sentido, recuerdan a la industria que, en aras de captar y retener el talento en estas áreas, tendrán que competir con otros sectores igualmente interesados en este tipo de trabajadores, por lo que la oferta de incentivos adecuados y de posibilidades de promoción, entre otros aspectos, les parece obligada.
"Pensamos que el tiempo para la transformación de la industria farmacéutica es ahora, que la transformación digital es un proceso continuo que puede resultar difícil de seguir incluso para los más avezados. Por eso, las compañías están obligadas a adoptar un nuevo enfoque y rodearse de nuevos perfiles profesionales desde ya. Aquellos que se mantengan a la espera, experimentarán más dificultades para competir con aquellos que ya están llevando a cabo esa transformación", concluyen.