Las evaluaciones que se realizan por parte de la Red de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (RedETS) presenta una elevada calidad, según se puso de manifiesto en la VI Jornada de la RedETS, sobre el ‘Futuro de la Evaluación de Tecnologías Sanitarias en España y Europa’ que tuvo lugar recientemente en el Instituto de Salud Carlos III.
Según se explicó por parte de Emmanuel Giménez, de la Agencia de Calidad y Evaluaciones Sanitarias de Cataluña (Aquas), las evaluaciones económicas realizadas por la RedETS sobre productos sanitarios cumplen 18 de los 25 criterios de calidad establecidos. Según el análisis realizado, “la conclusión es que el rigor de las evaluaciones con listas de verificación es frecuente”, señaló Giménez, por lo que “pueden considerarse exhaustivas y rigurosas”.
Además, este experto consideró que las evaluaciones fueron coherentes “que no causales porque las decisiones son multicriterio”, con la inclusión en la cartera común. A este respecto, señaló que en casos discrepantes existe un proceso de reevaluación “actualmente en marcha dando respuesta a esta diferencia”.
Por ese motivo, el representante de Aquas consideró que los informes de la RedETS “son fuente de gran y fiable valor informativo” para ayudar a decidir sobre la incorporación, modificación o desinversión sobre la cartera común.
Por su parte, Leonor Varela, de la Agencia Gallega para la Evaluación del Conocimiento en Salud, Unidad de Asesoramiento Científico Técnico (Avalia-t), centró su intervención en explicar las iniciativas actuales dirigidas a generar prestaciones de calidad. Según ella, estamos “ante un cambio de paradigma en la evaluación de tecnologías sanitarias”.
Diálogos tempranos
A este respecto, Varela explicó en qué consisten los diálogos tempranos que las agencias realizan con los fabricantes. Tal y como dijo, estos diálogos consisten en asesorías sobre el plan de desarrollo de las tecnologías, pero también versan sobre aspectos como “el valor añadido” y la visión que tiene el comprador al respecto.
Varela explicó que estas asesorías, en las que se abordan aspectos metodológicos y normativos o de requisitos de los sistemas de salud para la incorporación de estos productos, “no son vinculantes para las agencias”, de modo que haber cumplido con los planteamientos de las agencias no aseguran la aprobación.
La responsable de Avalia-t indicó que el marco principal de este proceso es a nivel europeo, por lo que no se hace a nivel de la RedETS y se está trabajando para establecer “procedimientos y estándares que faciliten el acceso precoz, garantizando a su vez el valor y calidad de las prestaciones”.
Finalizó su intervención asegurando que España es uno de los países de referencia en cuanto a estudios de postautorización en productos sanitarios.
Por su parte, Juan Antonio Blesa, de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía (Aetsa), quien explicó que existe una nueva herramienta desarrollada para analizar la calidad de los estudios de la RedETS. “Se trata de herramientas desarrolladas bajo la filosofía y compromiso la calidad. Una herramienta de autoevaluación y otra para evaluar la calidad de la propia RedETS”, indicó.
Dimensiones de calidad
La herramienta pone el foco en cuatro dimensiones de calidad: responsabilidad; clientes y grupos de interés; procesos de producción y recursos. Dentro de estas cuatro dimensiones hay hasta 12 criterios de calidad y buenas prácticas.
Como próximos pasos a desarrollar, Blesa explicó que está el objetivo de desarrollar la herramienta en formato electrónico; pilotar y validarla en redes y entornos locales de evaluación de tecnologías, la colaboración con la EUnetHTA, que ha desarrollado una herramienta similar, pero complementarias y, trasladarla a entornos como la RedETSA, de América Latina y otros ámbitos de adaptación.
La mesa se completó con la participación de Pilar Calvo del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), que centró su intervención en las recomendaciones de no hacer. Según dijo, “hay una variabilidad enorme en distintos procesos que están reconocidos como no hacer”, para ella, esta situación “es casi ideología clínica de los jefes de servicio”.
Para intentar acabar con estas prácticas, Calvo recomendó incorporar a las sociedades científicas a los análisis que determinan las prácticas que no se deben seguir realizando. En este sentido, explicó que en Murcia la consejería de Sanidad pidió a cada sociedad científica tres recomendaciones de no hacer para incluir en los contratos de gestión, iniciativa que fue valorada muy positivamente ya que cuando la recomendación viene avalada por la sociedad científica “es más aceptada”.