La colaboración y concordia entre la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad ha durado menos de una semana desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, escenificaran ese acercamiento para abordar la segunda ola de la pandemia de la covid-19. Sin que aparentemente haya cambiado demasiado la situación epidemiológica de la region, desde el departamento de Salvador Illa se dio un giro inesperado el pasado viernes y se exige al gobierno regional medidas más contundentes.
Así, el ministro Illa ha protagonizado dos ruedas de prensa en los últimos días para poner de manifiesto esta exigencia. La primera de ellas, el pasado viernes, cuando de forma no programada convocó una rueda de prensa simultáneamente a la que se estaba celebrando en Madrid para anunciar la ampliación a ocho zonas básicas de salud más las medidas puestas en marcha una semana antes en otras 37. En esa rueda de prensa, Illa planteó cuatro medidas que deberían tomarse por parte de las autoridades regionales. El objetivo, a modo de eslogan repetido ya varias veces es “en tres palabras, tomemos el control de la pandemia, en la comunidad de Madrid para doblegar la curva”.
Las medidas reclamadas por Illa se concretaban en ampliar las medidas puestas en marcha a toda la ciudad de Madrid, así como a los municipios con más de 500 casos por 100.000 habitantes de incidencia acumulada a 14 días. Además,el ministro reclama que “se haga una recomendación explícita de evitar todo movimiento innecesario”, la prohibición del consumo en barra en toda la comunidad autónoma y que la ocupación de las terrazas se fije en un máximo del 50% del aforo.
Las medidas han sido rechazadas por los responsables autonómicos, en primer lugar por “convertir el espacio de cooperación en un espacio de imposición”, explicó el consejero de Sanidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero. Según él, “el criterio que ha seguido la Comunidad de Madrid es absolutamente técnico, con una monitorización de las zonas básicas de salud”, explicó en declaraciones a Televisión Española. Además, para el consejero no hay motivo para que “prevalezca el criterio del Ministerio frente al de la Comunidad de Madrid”, explicó en una entrevista concedida a EsRadio. El responsable madrileño también señaló que los técnicos de la región fueron los primeros en reclamar medidas que han resultado “acertadas” como los cierres de los colegios en marzo o la exigencia del uso de mascarillas.
Para Ruiz Escudero, sus criterios (más de 1.000 casos/100.000 habitantes de incidencia acumulada a 14 días y una tendencia ascendente) son suficientes para controlar la situación actual. A este respecto critica el listón de 500 casos puesto por Illa. “Es la primera noticia que hay de este dato”, señaló, al tiempo que puso de manifiesto que hay muchas zonas en otras comunidades que superan esa cifra. Además, el máximo dirigente de la sanidad regional recordó que cuando la desescalada de la primera ola, la incidencia no fue un parámetro clave sino la capacidad asistencial. “No se pueden utilizar los criterios según nos conviene, son criterios políticos”, zanjó el consejero.
Pese a todo ello, Salvador Illa volvió a reiterar sus posiciones en una rueda de prensa el pasado sábado. “Madrid está en una situación de serio riesgo sanitario” aseguró,por lo que “hay que actuar con determinación”.
En esa misma comparecencia emplazó a Madrid “desde la máxima lealtad a Madrid a revisar sus decisiones, a seguir las recomendaciones que les hicimos”, explicó Illa. Según él, es necesario “que escuchen a la ciencia y los criterios de los científicos y expertos”.
Pese a todas estas reclamaciones, el ministro aseguró que siguen “formando parte del espacio de cooperación”y que, en el mismo, “el gobierno se expresará con cordialidad, pero también con claridad y franqueza” ya que “hay un riesgo serio en la comunidad de Madrid, para sus habitantes y para los ciudadanos de las zonas limítrofes”. “Hay que tomar el control de la pandemia en Madrid, en otras comunidades se ha hecho”, zanjó Illa.
La polémica se ha llevado por delante también a la primera vÍctima. El portavoz de consenso elegido para el Grupo Covid-19 de colaboración, el microbiólogo Emilio Bouza, dimitió de esa responsabilidad a los dos días de acceder a él. En una carta que se ha hecho pública, Bouza explica que “las circunstancias que he presenciado en los dos días siguientes, junto con la contemplación de las ruedas de prensa simultáneas del viernes 25, me obligan a renunciar y a declinar el ofrecimiento”.