En la Jornada DermoCOFM 2023, celebrada en Madrid los días 4 y 5 de octubre, se ha abordado la relevancia de la profesionalización del servicio de Dermofarmacia en la ponencia ‘Profesionalización del Servicio de Dermofarmacia’. La charla ha evidenciado que esta especialización no solo representa una oportunidad significativa para los farmacéuticos sino que también es una necesidad emergente en el campo.
En la ponencia, impartida por Blanca Llácer, titular de oficina de farmacia y profesora del Máster de Dermofarmacia y Cosmética de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), se subrayó la importancia de destacar el rol sanitario del farmacéutico comunitario. Se resaltó su accesibilidad y disponibilidad para atender consultas relacionadas con afecciones de la piel, lo que refuerza la urgencia de reconocer a los profesionales de farmacia como actores clave en el sector sanitario. En este sentido, el consejo farmacéutico, cuando está profesionalizado e individualizado, se convierte en un elemento esencial para brindar un servicio de calidad y personalizado.
La exposición enfatizó que, para ahondar en estas cuestiones, es imprescindible realzar y comunicar eficazmente el valor y la contribución de los farmacéuticos en el ámbito sanitario. Al hacerlo, se refuerza la confianza y la percepción de los pacientes y del público en general hacia los servicios farmacéuticos, potenciando así la calidad y la efectividad de la atención en el campo de la Dermofarmacia.
Blanca Llácer abordó detalladamente los motivos para la profesionalización y compartió con los asistentes aspectos de valor, así como datos concretos del mercado cosmético a nivel nacional. La experta destacó que se trata de un sector que factura más de 9.000 millones de euros anuales y que en el último ejercicio ha experimentado un crecimiento del 11,3%. En este próspero sector, las oficinas de farmacia (OF) se destacan, ocupando el tercer lugar en importancia en términos de valor de ventas. Llácer enfatizó la relevancia y el potencial de las farmacias dentro del escenario de la dermofarmacia y cosmética, subrayando la oportunidad que representa para los profesionales del sector farmacéutico.
Este lugar con gran preferencia por parte del público se debe a que el consumidor elige a la oficina de farmacia como canal de adquisición de productos cosméticos y de cuidado de la piel. A este respecto, identificó tres factores cruciales que sustentan esta elección del consumidor. En primer lugar, la calidad de los productos disponibles en las farmacias; en segundo lugar, el valor del consejo farmacéutico personalizado y profesional, y por último, la evolución del concepto de belleza, que se está ligado a la salud. Por todo ello, Llácer aseguró que “surge una necesidad total de profesionalizar este servicio”.
Posicionar al farmacéutico
Ante esta situación, Llácer articuló una visión clara: posicionar a los farmacéuticos como la elección principal de los consumidores en el ámbito de los cuidados de la piel para ser vistos “como expertos en cuidados de la piel”. Para alcanzar este objetivo, señaló la necesidad de que estos profesionales se diferencien y, en este contexto puso de manifiesto las ventajas de los farmacéuticos comunitarios. Entre ellas destacó la accesibilidad, la capilaridad, la presencia de “esa cruz verde que nunca se apaga” y además, expuso que todos los servicios se ofrecen de manera gratuita. Por ello, hizo especial hincapié en que los farmacéuticos tienen “una gran ventaja”. Según dijo, los farmacéuticos son “clave en la detección, en la prevención y en el tratamiento”, pero también “en la evolución y seguimiento de los pacientes”. Este es otro de los puntos fuertes que consigue fidelizar al paciente y ganar la confianza de la población, matizó esta experta.
Durante la ponencia, Llácer comunicó con énfasis que sus afirmaciones no se basan en suposiciones o percepciones subjetivas, sino en hallazgos respaldados por investigaciones científicas robustas. Además, concretó con claridad que una proporción significativa de consultas en farmacias comunitarias está centrada en preocupaciones dermatológicas, lo que subraya la importancia crítica de profesionalizar y fortalecer los servicios de Dermofarmacia.
Uno de los puntos relevantes de su presentación fue la exposición de evidencia concreta que mostraba que las consultas relacionadas con afecciones cutáneas, especialmente erosiones y heridas cutáneas, constituyen la segunda categoría más común de consultas en las farmacias comunitarias. Estos datos empíricos subrayan la relevancia y la urgencia de optimizar los servicios dermatológicos ofrecidos en las farmacias.
Llácer también citó un estudio específico realizado en 2014 que investigó la preferencia de los pacientes en el contexto de la atención dermatológica. Los hallazgos del estudio revelaron una tendencia contundente: el 75% de los pacientes optan por buscar consejo y asistencia de farmacéuticos comunitarios para sus necesidades dermatológicas. “Los resultados son aplastantes”, afirmó Llácer, subrayando la preferencia de los pacientes por los servicios de farmacia comunitaria.
Esta farmacéutica también expuso a los asistentes las principales patologías con mayor incidencia y que pueden generar consultas en la oficina de farmacia, “todas ellas con un denominador común, la inflamación”. Por ese motivo, esta farmacéutica recuerda que se produce una “merma en la calidad de vida de los pacientes”.
En este contexto, explicó cómo profesionalizar el servicio de dermofarmacia y señaló que debe basarse en tres pilares fundamentales: el abordaje de las necesidades de la piel; aspectos de formulación y centrarse en las necesidades actuales de la farmacia comunitaria. Estos dos últimos puntos son lo que para ella diferencia la cosmética de la dermofarmacia. Llácer además de explicar la forma práctica de poner este servicios y todas y cada de los aspectos que deben tenerse en cuenta, compartió con los asistentes casos reales de su propia farmacia.
Por último, Llácer destacó que al día de hoy, los consumidores eligen esa “nueva filosofía de la piel donde la salud pasa por delante del concepto belleza”, basada en tres pilares básicos: la prevención, la protección de la piel y la eficacia, es decir, el aval científico con que cuentan las formulaciones de los productos que se trabajan en la oficina de farmacia.
