La tarea cotidiana de recortar y pegar el cupón en las hojas de comprobación o en las recetas en papel tiene un coste que “superaría los 40 millones de euros”. Así lo asegura el Observatorio del Medicamento, publicación editada por la Federación Española de Farmacéuticos Empresarios (FEFE), que este lunes ha demandado con “urgencia” la eliminación de esta traba.
“Resulta urgente demandar que se pongan en vigor las previsiones del Real Decreto del RD 717/2019, de 5 de diciembre que determina que a partir del pasado 9 de febrero de 2024 el Ministerio deberá publicar la Orden Ministerial por la que se elimina la obligación para los farmacéuticos de recortar y pegar los cupones-precinto en hojas de verificación para llevar a cabo la facturación de la receta electrónica”, asegura la publicación, haciéndose eco de algunas valoraciones que, tanto desde el sector, como desde otros ámbitos, incluido la Administración se están realizando sobre esta cuestión, que afecta igualmente a las recetas en papel.
“Se puede calcular que, para 1.120 millones de recetas, y obviando que hay algunas que pueden contener más de un cupón-precinto, solo el coste de recortar y pegar el cupón en las hojas de comprobación o en las recetas en papel, superaría los 40 millones de euros”, señala la publicación en su edición correspondiente a este mes de enero.
La eliminación del cupón-precinto “es técnicamente posible, y así lo han puesto en evidencia varias comunidades autónomas en ensayos piloto o declaraciones”. De hecho el consejero de Sanidad de Comunidad Valenciana, Marciano Gómez, anunció la medida en plena inauguración del Congreso Nacional Farmacéutico, el pasado mes de febrero en Valencia.
“Solo falta la Orden Ministerial para que los farmacéuticos puedan verse libres de una operativa arcaica, que además presenta un coste elevado para las farmacias”, asegura el Observatorio.
“Ahora, gracias al proceso de verificación implantado y a la existencia de código QR en los envases, todas las funcionalidades del cupón-precinto, e incluso muchas más, se mantienen. Tenemos que recordar aquí que la existencia del cupón-precinto se remonta a los años 60 del pasado siglo, algo que no ha existido en ningún país de nuestro entorno y que ha ocasionado, además de un gran problema burocrático, y algunos disgustos a los titulares de oficina de farmacia, ya que se recogen sanciones relacionadas con su existencia fuera de la receta o las hojas de comprobación”, indica en su valoración.
En el pasado, el cupón-precinto permitió la informatización de todas las recetas y procesos “increíblemente adelantados para su tiempo que permitían cruzar datos de prescripción y de dispensación con laboratorios y médicos, permitiendo un control casi perfecto del gasto farmacéutico y evitar cualquier fraude”.
El coste que ha supuesto, y supone todavía la obligación de incorporar cupones-precinto en los envases y en todo el proceso de facturación es enorme, tanto para la industria como para las farmacias, concluye el Observatorio.