La Federación Internacional de Farmacéuticos ha hecho un llamamiento a incrementar el papel del farmacéutico en el desarrollo y la promoción de las vacunas. En el marco de la Cumbre de Desarrollo del Marco de Políticas de Vacunación Global de la FIP en La Haya, las 14 organizaciones miembros han dado luz verde a un manifiesto para desarrollar mecanismo que “permitan crecer el papel de la farmacia en la vacunación y la implementación de las políticas de la FIP en los calendarios de inmunización durante toda la vida”.
En la cumbre se han presentado datos globales sobre tendencias de vacunación, nuevos facilitadores regulatorios y políticos, y terapias y tecnologías emergentes para empoderar a la fuerza laboral farmacéutica en la vacunación y mejorar los resultados de salud pública. Su objetivo “es sentar las bases para el desarrollo de un marco político global que apoye la vacunación en todo el mundo”.
“A través de su experiencia y confianza del usuario, los farmacéuticos combaten los conceptos erróneos sobre las vacunas y brindan información basada en evidencia a los pacientes”, indica la FIP, que considera además que “los farmacéuticos están en una posición única para apoyar la vacunación de diversos grupos de población y eliminar barreras para lograr altos tasas de vacunación”.
En su declaración, el organismo internacional analiza la importancia de ampliar los calendarios y estrategias de vacunación, “más allá de la infancia para garantizar el acceso a las vacunas para todos los grupos de edad, incluidos los adultos y las personas mayores”.
En ese sentido hace un llamamiento a que “los farmacéuticos deben integrarse en las vías de vacunación de los pacientes y proporcionar vacunas a grupos de riesgo especial, como aquellos con enfermedades crónicas, embarazadas individuos, profesionales de la salud, poblaciones desatendidas y cuidadores”.
Desde la FIP se hace también un llamamiento a que los gobiernos deberían “desarrollar calendarios formales de vacunación que apoyen la inmunización a lo largo de la vida”, así como “reconocer, habilitar y aprovechar plenamente el potencial de la farmacia comunitaria, las farmacias hospitalarias y en salud pública, para generar estrategias de atención sanitaria y prevención de enfermedades”.
Todo ello debe ir acompañado de la eliminación de “barreras regulatorias para permitir farmacéuticos adecuadamente capacitados y certificados para prescribir y administrar todos vacunas pertinentes a lo largo de toda la vida. Ello requiere “adoptar nuevas políticas de vacunación que autoricen y empoderen a los farmacéuticos en virtud de las respectivas leyes de cada país”.
Además plantea invertir en “estrategias de prevención, incluidas vacunas y servicios de vacunación para todos proveedores, incluidos los farmacéuticos y el personal farmacéutico, para garantizar la equidad en acceso a vacunas y sostenibilidad del servicio”. Esta inversión debe ir acompañada del desarrollo de “modelos de remuneración adecuados para que las farmacias ofrezcan servicios sostenibles”.
Junto a ello considera imprescindible “incluir a los farmacéuticos y otros trabajadores farmacéuticos en la preparación para emergencias y planes de respuesta como trabajadores sanitarios de primera línea” y consecuentemente “fomentar la plena integración de la farmacia comunitaria y hospitalaria en la asistencia sanitaria sistemas creando las condiciones regulatorias y operativas para la interprofesional colaboración, incluido el acceso de lectura y escritura a registros médicos compartidos de pacientes y registros de vacunación”.
Finalmente abogan también por “establecer sistemas de información sobre inmunización eficaces y accesibles para los servicios de salud, especialmente farmacéuticos, en todos los niveles asistenciales. Tales sistemas deberían ser Integrado dentro de los sistemas generales de información sanitaria”.