Terapéutica

La farmacia de AP detecta un uso incorrecto de los inhaladores hasta en un 71% de casos

Sefap asegura que muchos errores se deben al desconocimiento y podrían mejorarse con la una “elección individualizada y consensuada con el paciente”

El uso incorrecto de inhaladores puede provocar que el medicamento no sea eficaz, reduciendo el control de síntomas e incrementando el riesgo de crisis respiratorios o ingresos hospitalarios. Así lo señala la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap), que basándose en diversos estudios, señala que hasta en un 71% de las aplicaciones del aparato se podrían estar haciendo de forma incorrecta.

Según datos del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), alrededor de un 25% de la población española padece algún tipo de alergia respiratoria, entre ellas rinitis y asma alérgico. Muchas de estas personas precisan de inhaladores para el tratamiento de estas patologías respiratorias. Sin embargo, muchas veces, prácticamente siete de cada diez, según Sefap, se hacen de forma incorrecta.

El uso correcto de los inhaladores es fundamental para que el medicamento llegue a los pulmones y haga el efecto que queremos y la enfermedad respiratoria esté controlada. Y para conseguir este control también es fundamental la adherencia al tratamiento”, explica Eva Prieto Utiel, miembro del comité de Pacientes y Ciudadanía de la Sefap.

Desde este comité, precisamente, han realizado una infografía interactiva con información sobre estos dispositivos cuyo uso incorrecto provoca que el medicamento no sea eficaz, reduciendo el control de síntomas. 

“Esto puede conllevar a que aumente el riesgo de crisis respiratorias o ingresos hospitalarios. Es fundamental que el paciente consulte con un profesional sanitario si tiene dificultades con la técnica de inhalación”, añade Prieto.

Los errores más comunes en el uso de los inhaladores, según la portavoz de Sefap, pueden ser derivados de la falta de comprensión por parte de los pacientes, de las dificultades en la técnica y de la complejidad en las pautas de tratamiento. Entre ellos, por ejemplo, se encuentran el no vaciar los pulmones antes de inhalar, la mala coordinación entre la activación del dispositivo y la inspiración, el no mantener la apnea tras la inhalación, el uso incorrecto del espaciador o la cámara o el no enjuagar la boquilla después del uso, algo especialmente importante cuando el fármaco inhalado es un corticoide.

Algunos de estos errores, según Eva Prieto, se podrían evitar con una elección del inhalador “individualizada y consensuada” con el paciente, teniendo en cuenta aspectos como la edad, la situación clínica, la capacidad del paciente para realizar la técnica correctamente, el o los fármacos que se vayan a utilizar y los dispositivos comercializados, la disponibilidad de presentaciones con distintas dosis del fármaco y las preferencias del paciente.

“Por ejemplo, en pacientes con deterioro cognitivo puede haber dificultades a la hora de aplicar los labios herméticamente alrededor de la boquilla para hacer la inhalación, por lo que en estos casos una cámara espaciadora con mascarilla facial podría ser la solución al problema. O los pacientes con artrosis pueden presentar algunas dificultades de tipo mecánico para manejar los dispositivos, por lo que en estos casos es importante revisar la técnica de inhalación y comprobar que son capaces de hacer correctamente todos los pasos”, ejemplifica la farmacéutica de atención primaria.

Otro caso particular es el de los niños menores de seis años, para los que desde el comité de pacientes de la Sefap se recomienda el uso de los inhaladores de tipo presurizado con una cámara espaciadora. “Los niños pequeños, especialmente los menores de 5 años, no tienen la coordinación necesaria para sincronizar la pulsación del inhalador con la inspiración. En los inhaladores presurizados es posible añadir una cámara espaciadora que elimina esta necesidad de coordinación, ya que mantiene el medicamento en suspensión durante unos segundos, permitiendo que el niño lo inhale con respiraciones normales”, argumenta Eva Prieto. 

Además, según la farmacéutica de atención primaria, estos dispositivos mejoran la eficacia del tratamiento en niños optimizando la dosis. “Al usar la cámara, el medicamento se deposita mejor en los pulmones y menos en la boca o la garganta. Esto, además de mejorar el efecto terapéutico, reduce también el riesgo de efectos secundarios como afonía, tos o candidiasis”, concluye.

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