Expertos israelíes, estadounidenses y noruegos han protagonizado una sesión dedicada a la colaboración entre médicos y farmacéuticos en el marco del encuentro anual de la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), que se celebra estos días en Dublín (Irlanda).
Entre las funciones que se han analizado están la del profesional de la farmacia como miembro de equipos de expertos en centros médicos, asesor en organizaciones proveedoras de servicios sanitarios, asesor en centros especializados en teratogenicidad de tratamientos y miembro de paneles de expertos en el ámbito nacional.
Sara Eyal, de la Universidad de Jerusalén (Israel) ha presentado el análisis de la colaboración multidisciplinar para superar las lagunas de conocimientos que afectan a la práctica clínica a partir del ejemplo de las interacciones de la combinación de nirmatrelvir y ritonavir para covid-19.
La combinación se ha empleado en miles de pacientes en el país, sin problemas de seguridad inesperados, a pesar de que los datos de eficacia no se habían publicado “de hecho, estaban recopilándose en el momento de emplear los fármacos”.
Eyal ha hecho hincapié en la importancia de emitir “recomendaciones sencillas”, una forma clave de comunicarse cuando se trata de administrar medicamentos en la comunidad, con un elevado número de facultativos en el proceso, que necesitan transmitir las instrucciones de tratamiento a sus pacientes, a veces por canales virtuales. En esas circunstancias, la simplicidad puede ayudar a reducir el número de errores.
Sigue aumentando la evidencia sobre la seguridad, eficacia y farmacocinética de estos fármacos y otros futuros tratamientos para la infección por SARS-CoV-2, lo cual perfeccionará la terapia. Mientras eso sucede, el modelo de colaboración seguirá dando respaldo a los equipos sanitarios para una atención óptima, terminaba.