La prensa internacional se ha hecho eco de las declaraciones de un portavoz de AstraZeneca, que habría confirmado la puesta en pausa de los ensayos con la vacuna para la Covid-19, desarrollada junto a la Universidad de Oxford, por la aparición de "una enfermedad inexplicable" en uno de los participantes en el ensayo.
En las distintas informaciones que se han elaborado al respecto, se aclara que se trata de "un proceso de revisión rutinaria, para confirmar la seguridad de la vacuna". Se abre así un proceso de investigación "independiente" en el que se tratará de confirmar si la enfermedad ha sido causada por la vacuna o ha surgido de forma independiente a la administración de la misma.
Ni la compañía farmacéutica ni la Universidad británica han hecho público, al cierre de esta información, ningún comunicado oficial para confirmar los detalles de la noticia.
Los últimos datos al respecto del proyecto de investigación que dio el laboratorio son del día 3 de septiembre, cuando anunció la extensión del ensayo de fase III a Estados Unidos, para evaluar la seguridad, eficacia e inmunogenicidad de la vacuna. El objetivo allí es reclutar a 30.000 participantes, que se sumarían a los 20.000 que forman parte del programa, compuesto por un ensayos de fase II/III en Reino Unido y Brasil, un ensayo de fase I/II en Sudáfrica y la extensión de estos a Japón y Rusia.
La compañía había confirmado que podría anticipar resultados a finales de este año, dependiendo del ratio de infección en las comunidades donde están planeados los ensayos. La firma anglosueca también ha mostrado su compromiso, a través de su cuenta de Twitter, de adherirse "a los más altos estándares científicos y clínicos" para la investigación de su vacuna para la Covid-19.
La noticia con respecto a la pausa de los ensayos supone un jarro de agua fría para las expectativas que se estaban generando con respecto a ésta, aunque es pronto para saber el impacto que esta revisión pueda tener en ese proceso. Solo unas pocas horas antes de esta información, el Gobierno de España, a través del presidente, Pedro Sánchez, y del ministro de Sanidad, Salvador Illa, se aventuraban a anunciar la más que probable llegada de tres millones de dosis de vacunas de Oxford-AstraZeneca para este mes de diciembre.
Cabe matizar, no obstante, que el ministro puso como salvaguarda que la vacuna deberá ofrecer "las debidas garantías". Tanto Illa, como la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), María Jesús Lamas, han insistido en diversas ocasiones en que las vacunas que finalmente se autoricen para su administración masiva en la población tendrán que haber demostrado su eficacia y seguridad.