Situar en debate público asuntos relacionados con la vacunación, como la obligatoriedad de las vacunas, las corrientes anti-vacunación o la necesidad de mejorar la información y educación para evitar comportamientos irresponsables era el objetivo del Comité Científico VacToDate. Para conseguirlo, convocó un debate abierto en twitter en el que participaron numerosos profesionales sanitarios, médicos, periodistas y personas anónimas que se sumaron a la discusión en #VacToDate.
El debate, moderado por Federico Martinón, coordinador del Comité Científico de VacTodate y jefe de la sección de Pediatría Clínica, Infectológica y Traslacional del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, se desarrolló sobre la máxima preocupación por garantizar el bienestar de los menores, teniendo en cuenta su vulnerabilidad y su derecho a la protección de su salud, por encima de la obligatoriedad o no de vacunación. Si bien se rechazó como solución la obligatoriedad, puesto que en otros países ha quedado demostrado que no mejora las coberturas vacunales, sí hubo diferentes propuestas para favorecer la predisposición hacia la vacunación en los padres.
En este sentido, se ha destacado la importancia de formar, informar y convencer a los padres sobre la importancia de vacunar a sus hijos y la necesidad de promover campañas de este tipo, tanto de tipo informativo como fiscal. Varias fueron las propuestas que incidieron en la línea de premiar o castigar económicamente a aquellas familias que garantizaran la protección del menor cogiéndose al calendario de vacunación, ya sea a través de imposiciones o ventajas fiscales. Martinón sugirió como alternativa la creación de un incentivo fiscal “a las familias que hacen lo correcto y vacunan a sus hijos”.
Otra de las problemáticas actuales que también salieron a la luz en el debate, fue la posición de determinados profesionales sanitarios contrarios a las vacunas, para los que también se propuso sanciones y, algunas voces, consideraron que estos facultativos actúan en contra del código deontológico y que los colegios profesionales deberían intervenir al respecto y sancionarles, como ocurre en Cataluña.
Durante la charla, surgieron calificaciones como “maltrato a menores” para todas aquellas actitudes contrarias a la vacunación. Y es que, en el debate quedó claro la prevalencia de los derechos de la salud del menor por encima de las creencias de sus padres, ya que, además de suponer un riesgo para el menor, también supone un peligro para la salud pública en general. Martinón expresó que estas corrientes sólo se explican con tres motivos: “la ignorancia, locura y el negocio que hay detrás de las plataformas antivacunas”.
El debate finalizó con la idea de seguir trabajando para proteger la salud de los niños y los adultos en la prevención de enfermedades infecciosas a través de las vacunas.