JUEVES, 30 de julio de 2015 (HealthDay News) -- Un consumo de alcohol entre moderado e intenso podría reducir las probabilidades de discapacidad en las personas con un dolor generalizado crónico, como el que se relaciona con la fibromialgia, sugiere una investigación escocesa reciente.
Pero unos especialistas en dolor de EE. UU. afirman que consumir alcohol es el método erróneo para afrontar el dolor incapacitante.
"Es una forma rara de sugerir un tratamiento para el dolor", dijo el Dr. Lynn Webster, presidente de la Academia Americana de Medicina del Dolor (American Academy of Pain Medicine), que no participó en la investigación.
"No puedo imaginar que ningún médico sugeriría el alcohol como terapia", añadió. "Mientras más se bebe, más se necesita para obtener los mismos efectos".
Alrededor del 2 por ciento de los estadounidenses sufren de fibromialgia, una misteriosa enfermedad caracterizada por la presencia de un dolor crónico generalizado, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. En la prevalencia del trastorno, las mujeres superan a los hombres siete a uno. Los síntomas también incluyen rigidez, trastornos del sueño y problemas del pensamiento y la memoria.
Otras afecciones también pueden provocar un dolor crónico y generalizado, anotó Webster, como el síndrome de dolor regional complejo y las afecciones artríticas.
El estudio, que aparece en una edición reciente de la revista Arthritis Care & Research, fue dirigido por el profesor Gary Macfarlane y Marcus Beasley, de la Facultad de Medicina y Odontología del Instituto de Ciencias Aplicadas de la Salud de la Universidad de Aberdeen, en Escocia.
Los investigadores encuestaron a más de 2,200 adultos de Reino Unido (incluyendo a un 57 por ciento de mujeres) que sufrían de dolor crónico generalizado. Encontraron que la capacidad provocada por el dolor se vinculaba fuertemente con el consumo de alcohol: los bebedores entre moderados y empedernidos experimentaban menos discapacidad.
Los científicos encontraron que las personas que bebían de 21 a 35 unidades de alcohol a la semana tenían un 67 por ciento menos de probabilidades de experimentar discapacidad que las que nunca bebían.
Esas cantidades equivalen aproximadamente a 15 a 20 cervezas o 10 a 15 copas de vino a la semana según los estándares estadounidenses, apuntaron médicos de EE. UU., lo que constituye un consumo entre moderado e intenso.
El alcohol puede aliviar el dolor al estimular el sistema límbico del cerebro, que regula las sensaciones de placer y dolor. Pero "el consumo crónico de alcohol puede empeorar el dolor, y la abstinencia del uso crónico de alcohol con frecuencia aumenta la sensibilidad al dolor", dijo el Dr. Alan Manevitz, psiquiatra clínico del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.
Manevitz, que tiene una subespecialidad en trastornos del dolor como la fibromialgia, anotó que el nuevo estudio no prueba una relación causal entre un mayor uso de alcohol y menos discapacidad por el dolor, solo una asociación entre ambas cosas.
Dijo que era "inexplicable" que el estudio también mostrara que los bebedores muy empedernidos (los que consumían más de 35 unidades de alcohol por semana) experimentaban niveles similares de dolor incapacitante que los abstemios.
Webster dijo que la cantidad de alcohol que se necesita para reducir la discapacidad relacionada con el dolor varía entre los individuos.
"Si alguien no bebe, incluso media copa de vino estimula al sistema límbico, haciendo que se sienta mareado", dijo. "Entonces, el efecto superará al dolor de la fibromialgia. Reemplazan esa información sensorial por el dolor".
Manevitz se mostró de acuerdo con los autores del estudio en que no se debe interpretar que el estudio signifique que el alcohol ofrece un beneficio terapéutico para el dolor. "Es una mala automedicación, y en última instancia provoca un mayor deterioro en los pacientes con dolor", advirtió.
No se pudo contactar con los investigadores escoceses para que hicieran un comentario, pero en el estudio anotan que una cantidad significativa de participantes bebían más allá del límite recomendado.
Webster sugirió que las personas que experimenten fibromialgia u otras formas de dolor crónico generalizado "creen alguna estimulación alternativa" que produzca sensaciones de bienestar, como el ejercicio, la práctica de meditación de la atención plena (mindfulness), o incluso ver una película.
"Algo que le haga sentir bien y estimule el sistema límbico de forma segura sería una experiencia alternativa", planteó.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Alan Manevitz, M.D., clinical psychiatrist, Lenox Hill Hospital, New York City; Lynn Webster, M.D., president, American Academy of Pain Medicine, Chicago, Ill.; July 20, 2015, online, Arthritis Care & Research