La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) reclama dar más importancia a las situaciones de anafilaxia que se pueden producir en el ámbito de los campamentos de verano y pone el énfasis de dos aspectos concretos. Por un lado señala la necesidad de que los campamentos de verano incluyan al menos dos autoinyectores de adrenalina en sus botiquines para tratar los casos de anafilaxia en niños con alergia. Y, por otro, recuerda la importancia de la correcta formación de los monitores y responsables de los campamentos.
Según un análisis realizado por esta sociedad científica sobre los programas de formación de monitores de tiempo libre que trabajan en lugares de este tipo y las páginas web de 30 campamentos ha comprobado que estos medicamentos no son habituales en los campamentos y que los monitores no tienen formación en enfermedades alérgicas
Además, Seicap pone de manifiesto la necesidad de incidir en una mayor formación en materia de alergias para los monitores de dichos campamentos. En este sentido, señala que tal y como se ha concluido en un trabajo publicado este mes en la revista Annals of Allergy, Asthma and Inmunology, el 84% del personal que trabaja en campamentos desea información adicional sobre alergias alimentarias.
“Los programas de formación de los monitores deben incluir temas como el asma, la alergia alimentaria y la alergia por picadura de himenópteros, debido a las graves consecuencias que pueden tener en caso de anafilaxia”, destaca el estudio. La realidad es que estos programas forman sobre primeros auxilios “pero nada sobre alergias infantiles, por lo que en caso de que sea necesario no sabrán detectar una reacción anafiláctica y mucho menos aplicar los autoinyectores de adrenalina, aunque los niños lleven consigo esta medicación de emergencia”, insiste.
Las reacciones anafilácticas en niños ocurren con frecuencia fuera de casa, en comidas, excursiones, en la escuela o campamentos, como el ocurrido hace dos años en una granja escuela de Madrid. Están causadas sobre todo por alimentos (entre el 30 y el 50% de los casos) o el veneno de himenópteros, también frecuentes en verano, según datos de la Seicap. “Es cada vez más frecuente que haya algún niño con una enfermedad alérgica pues uno de cada diez sufre asma y entre un 4 y un 8% tiene algún tipo de alergia alimentaria”, indica Juan Carlos Juliá, coordinador del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de la Seicap.
Tal y como indica, tampoco es habitual que exista servicio de enfermería o personal enfermero en los campamentos, según el análisis realizado por Seicap. De hecho, solo el 23% afirman tener este espacio y, de ellos, solo una quinta parte cuenta con un enfermero. Por otra parte, en cuatro de cada diez no se mencionan en ningún apartado las alergias infantiles y los que lo hacen es sólo para reseñar que incluyen menús adaptados. En ningún caso se habla de medidas de actuación y evitación de riesgos. “La falta de información, formación y medidas hace que muchos padres tengan miedo de llevar sus hijos campamentos porque no tienen garantizada su seguridad ni atención en caso de reacción anafiláctica”, informa Juliá. En cuanto a la asistencia sanitaria, sólo uno de cada tres informa sobre la localización de los centros de salud o de urgencias hospitalarias más próximos e incluso un porcentaje menor indica la disposición de vehículos de apoyo para emergencias.