Miguel García Deltoro, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Valencia, destacó, durante la segunda edición del Congreso de la Sociedad Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), la posibilidad de "curar el virus de la hepatitis C y dar de alta a pacientes que antes eran considerados crónicos para el sistema sanitario" gracias a los nuevos antivirales de acción directa. "Incluso en los pacientes con fibrosis más avanzada ya hemos comenzado a ver una enorme ganancia en términos de salud", prosiguió, "atendiendo a la reducción de descompensaciones, degeneraciones y también en el desarrollo de hepatocarcinomas y el número de transplantes".
Así, en palabras de García Deltoro, "la erradicación en sentido estricto de la hepatitis C será difícil de conseguir en los próximos años si sólo se tiene en cuenta la aparición de los antivirales de acción directa, si bien, a medida que se vaya generalizando su uso, seguro que en pocos años, al menos en los países occidentales, habremos pasado de considerarla una enfermedad prevalente a ser simplemente testimonial".
Rafael Sotoca, director General de Asistencia Sanitaria de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública,
también participó en la reunión para hablar de algunos de los logros obtenidos en esta materia gracias a la utilización de los nuevos fármacos. En este sentido, destacó que en la Comunidad Valenciana ya se han tratado 7.300 pacientes con los nuevos tratamientos, "un 18 % más en términos relativos si se compara con la media del país". A día de hoy, continuó, se sigue trabajando para que todas las personas afectadas tengan acceso a los programas de prevención, así como a tratamientos seguros, eficaces y asequibles".
Para ello, los especialistas incidieron durante el encuentro en la necesidad de aumentar el diagnóstico de la enfermedad, ya que, en teoría, siete de cada 10 infectados lo desconocerían, dado que en el 70% de los casos se trata de una enfermedad que no presenta síntomas hasta pasados los 25-30 años. Conseguir identificar a todas las personas que padecen esta enfermedad sería, coinciden los expertos, la única vía para dejar el contador de los infectados a cero.