La Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) ha analizado el comportamiento del gasto farmacéutico hospitalario en los últimos años y ha explicado que su evolución “hay que considerarla como mínimo anormal en los últimos años”, tal y como se recoge en el Observatorio del Medicamento de la patronal, que cita datos de QuintilesIMS.
Tal y como aseguran, “el hecho de que la mayor parte del gasto hospitalario en medicamentos se dedique a pacientes no hospitalizados o ambulantes ha tenido, y tiene, consecuencias sobre los pacientes que se ven obligados a desplazamientos y pérdida de jornadas de trabajo”. Esa situación es, según el director del Observatorio, Enrique Granda, “un copago en la sombra” para estos pacientes, que tienen que asumir gastos que no tendrían en caso de recoger su medicación en una oficina de farmacia.
Entre las causas que encuentra la patronal se cita que, especialmente durante la crisis, a las Administraciones Sanitarias “les resultaba más fácil dejar de pagar los medicamentos adquiridos por los hospitales, frente a los compromisos más perentorios que se deducían de los Conciertos firmados con las Corporaciones Farmacéuticas”. Sin embargo esta situación terminó con los Planes de Pago a Proveedores y el FLA, señala FEFE.
Lento retorno
De este modo, la patronal considera que en algunas comunidades se está produciendo una lenta pero sensible vuelta a la dispensación en las farmacias de los medicamentos que antes se dispensaban en los hospitales y a ello han contribuido tanto la especificación legal de cuáles son los medicamentos reservados a la dispensación hospitalaria como diversas sentencias de Tribunales Superiores de Justicia o el propio Tribunal Supremo.
Desde FEFE se considera un error someter a una población cada vez más envejecida a la atención ambulatoria en hospitales, una cuestión que debería resolverse en su entorno de vida tanto por la atención de medicina familiar y especializada, así como por las farmacias de proximidad.
El abuso del hospitalocentrismo puede tener también consecuencias en la atención principal que deben prestar los hospitales en procesos agudos, y un desmesurado aumento de costes que, por ahora, son mucho más opacos que los de las recetas, asegura FEFE.