Profesión

Sanidad y CGCOF definen cómo debe actuar la farmacia con los test de autodiagnóstico del VIH

El Plan Nacional sobre el Sida, la Aemps y el CGCOF han editado una guía para orientar la intervención del farmacéutico comunitario tras el anuncio de que los test de autodiagnóstico del VIH se dispensarán sin receta en las oficinas de farmacia.
Imagen de la Guía de actuación farmacéutica para la dispensación de test de VIH en farmacias.

El Plan Nacional sobre Sida del Ministerio de Sanidad, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) han editado una 'Guía de actuación farmacéutica en la dispensación de productos sanitarios para autodiagnóstico del VIH', unos dispositivos que, tal y como a anunciaron recientemente desde el Paseo del Prado, podrán ser ofrecidos en las boticas sin necesidad de receta.

La guía contiene información general sobre la infección, sobre su diagnóstico y sobre los nuevos productos disponibles, además de algunas indicaciones para que los farmacéuticos comunitarios puedan acompañar la dispensación de un buen consejo para el paciente. "Dado que la dispensación se realiza exclusivamente en las oficinas de farmacia, en dicha actuación pueden concurrir una serie de circunstancias en las que el farmacéutico, como profesional sanitario y agente de salud, debe proporcionar información básica y breve sobre la realización y el significado de la prueba", reza el documento.

Concretamente, la guía cuenta con un espacio dedicado a la información y consejos previos a la realización de la prueba, donde se trata de ver qué conocimientos tiene el paciente sobre su enfermedad y sobre la prueba, los beneficios que se pueden obtener con su utilización, los posibles resultados, el hecho de que estos tengan que ser confirmados en un laboratorio clínico, así como sobre el proceso de derivación en caso de resultado positivo.

Espacio para mantener la confidencialidad

Seguidamente, se hacen una serie de recomendaciones al farmacéutico, como la habilitación de un espacio en la oficina de farmacia para que la prueba se pueda solicitar y dispensar en un entorno de confidencialidad. También se insiste en la necesidad de comprobar con el paciente que cumple los requisitos para que la prueba sea efectiva (que la última práctica de riesgo sea anterior a tres meses, por ejemplo), para, en caso contrario, recomendarle otras pruebas.

También es importante que el profesional de la oficina de farmacia informe correctamente sobre las condiciones de conservación y utilización que exige la prueba, que dé las indicaciones para una lectura correcta de los resultados y para el reciclaje del dispositivo, y que acompañe a la persona en el proceso que se derive de la misma, facilitándole la relación con los recursos asistenciales disponibles a nivel local.

 

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