La Asociación Madrileña de Asesorías de Farmacia (AMAF) ha dedicado un espacio del último número de su Boletín a mostrar su posición en lo que respecta al conflicto abierto entre el sector de las oficinas de farmacia y la Enfermería, con motivo del Proyecto de Ley de Farmacia de la Comunidad de Madrid. Concretamente, por lo referido a la atención farmacéutica domiciliaria, que, como recuerda AMAF, habría suscitado un alzamiento de la voz por parte de los representantes de la profesión enfermera, realizando duras acusaciones contra el colectivo farmacéutico y el Gobierno de Madrid, impulsor de la iniciativa.
Para AMA, aunque "todas las opiniones son respetables", la postura del colectivo de Enfermería "significa desconocer por completo la importante labor del farmacéutico comunitario desde la oficina de farmacia, como verdaderos expertos en el medicamento". A este respecto, llaman a "tener presente que el farmacéutico es el primer eslabón de la cadena sanitaria y que, además, está perfectamente cualificado profesionalmente para ofrecer un servicio de atención farmacéutica al paciente, sea en su propio establecimiento o en el domicilio de éste, cuando concurrieran circunstancias que lo aconsejen y, por supuesto, siempre desde el respeto al trabajo de otros profesionales sanitarios".
La Asociación indica que, "si el farmacéutico en la actualidad es competente para realizar una dispensación informada, aconsejando e instruyendo al paciente sobre la correcta utilización del medicamento, así como para confeccionar perfiles farmacoterapéuticos que permitan la vigilancia y control del uso individualizado de los medicamentos, que le permitan detectar duplicidad de tratamientos, errores en la prescripción e interacciones entre medicamentos y para elaborar SPD, entre otras actividades, ¿por qué no puede desarrollar estas funciones en el domicilio del paciente que por sus especiales necesidades de atención farmacéutica así lo requieran?".
A este respecto, destacan el hecho incuestionable que supone el envejecimiento de la población, y que, en opinión de AMAF, incide en la emergencia de un mayor volumen poblacional con perfil de paciente polimedicado, crónico y en situación de vulnerabilidad sanitaria. Igual de cierto es, continúan, que una adecuada atención sanitaria a este sector de la población requiere de suficientes recursos, lo que choca, dicen, "con la saturación y desbordamiento de los centros de salud de Atención Primaria y de la falta de medios y recursos suficientes para los profesionales, médicos y enfermeras, de esta área".
En la farmacia sí, ¿y en el domicilio no?
Ante este escenario, AMAF se pregunta: "¿Por qué no podría concertarse con la oficina de farmacia la prestación de este servicio, para así dar cobertura a las necesidades sanitarias y farmacéuticas de estos pacientes?". Los representantes de la Asociación justifican esta posibilidad con el hecho de que cuando "se realiza en la propia oficina de farmacia no es cuestionado por colectivo alguno ni calificado de intrusismo profesional". Por eso, defienden que "la atención farmacéutica domiciliaria es una necesidad y no excluye la participación del resto de profesionales sanitarios (médicos y enfermeras)".
Por todo ello, concluyen que "debe abogarse por una colaboración y coordinación entre todos, desde el respeto al trabajo de cuantos profesionales sanitarios intervienen" y esperan que, aunque ahora no haya podido ser (aluden al supuesto consenso entre las diferentes profesiones para excluir la atención domiciliaria del Proyecto de Ley), "pronto se convierta en una realidad".