Artículo de opinión de Óscar Esteban, director Científico en MKmedia, agencia perteneciente a AEAPS
La posibilidad de disponer de grandes cantidades de datos procedentes de las intervenciones en salud es una perspectiva excitante que está removiendo a todos los estratos relacionados con la atención sanitaria –administraciones y centros sanitarios, sociedades científicas, industria farmacéutica y asociaciones de pacientes– incluyendo, por supuesto, a la comunicación en salud.
En este contexto, cada uno de los actores se pregunta cómo sacar el máximo rendimiento de esta cantidad ingente de información, contemplando el análisis de estos datos desde una perspectiva propia basada en sus objetivos: económicos, académicos, asistenciales, comerciales, etc. Pero ¿cuál podría ser el objetivo de los comunicadores en salud a la hora de enfrentarse al Big Data?
El análisis de los datos de intervenciones en salud nos proporciona dos claves muy importantes: por un lado, vamos a conocer la eficiencia de la práctica clínica diaria actual, en cuanto a la consecución de objetivos de salud y, por otro, sabremos cuál es el grado de satisfacción de los pacientes que se deriva de estas actuaciones. Con estos elementos de juicio, será posible disponer de una imagen nítida de las necesidades y retos a los que se enfrentan médicos y pacientes en su día a día, y predecir el comportamiento de cada paciente respecto a la evolución de la enfermedad y la respuesta a las intervenciones médicas, dándonos la posibilidad de plantear diferentes soluciones. Estas soluciones llevarán aparejados cambios en la práctica clínica diaria; cambios que pueden generar incertidumbre, miedos e inseguridades en nuestros profesionales sanitarios y en los pacientes, dificultando su implantación y demorando todos los beneficios asociados a los nuevos modelos de intervención sanitaria.
Es aquí donde la comunicación en salud adquiere un papel relevante, en el escenario del Big Data. Las empresas de comunicación en salud debemos tener la capacidad de disponer y de analizar la información procedente de las actuaciones en salud en un campo determinado, para ofrecer soluciones adaptadas a nuestros clientes para que puedan dar su apoyo a los profesionales sanitarios y a la sociedad en general, detectando problemas, aportando soluciones y ayudando a todos los actores intervinientes para su implementación, con el objetivo último de conseguir los cambios necesarios para la mejora de la atención de los pacientes y de su salud.
Para ello, las empresas de comunicación en salud aportamos la habilidad de traducir y de sintetizar los mensajes principales para que lleguen y calen en la población target, ya sean profesionales sanitarios o pacientes. Además, diseñamos estrategias y acciones de comunicación y de formación notorias que permiten que estos mensajes sobresalgan entre el enorme ruido al que se ve sometido nuestro público objetivo, alertándoles sobre los problemas y llamándoles a la acción.
Pero además de estas capacidades –el ADN de cualquier empresa de comunicación en salud que se precie– debemos adaptarnos a los tiempos actuales y adquirir el potencial de acceso y análisis del Big Data, contando con profesionales especializados que nos sirvan de oído y poder implementar una escucha activa de lo que la atención sanitaria, los profesionales y los pacientes nos están diciendo. Esta escucha activa nos permitirá generar respuestas dirigidas específicamente a las necesidades de pacientes y profesionales, tanto formativas como informativas, creando proyectos de valor que logren que el Big Data producido por las intervenciones sanitarias consiga mejorar la atención que reciben los pacientes, sus resultados y, por tanto, aumenten el estado de salud de nuestro país.
Artículo de opinión de Óscar Esteban, director Científico en MKmedia