La ministra de Sanidad, Mónica García, ha defendido el anteproyecto de Ley de los Medicamentos y lo ha calificado como un proyecto “ambicioso”, que representa “una oportunidad histórica para modernizar el sistema farmacéutico”. Así lo expresó durante su intervención en el Forbes HealthCare Summit 2025, donde destacó que esta actualización legislativa se ha desarrollado “con diálogo, con trabajo técnico riguroso y con compromiso”.
“No se trata de cambiar unas comas, sino de transformar” al sector farmacéutico, ha afirmado con contundencia la ministra, en alusión directa al alcance de la nueva hoja de ruta marcada a través de la Estrategia de la Industria Farmacéutica y con mención clara a los desarrollos normativos en marcha. Según García, el Gobierno trabaja actualmente en el diseño de las nuevas reglas del juego del sistema farmacéutico, que deberán sostenerse sobre principios de seguridad jurídica, transparencia y compromiso con el interés general.
García recalcó que el nuevo marco normativo ha sido construido con un enfoque participativo: “Está desarrollada con diálogo, con trabajo técnico riguroso y con compromiso”, insistió. El objetivo, señaló, es consolidar un sistema que no solo garantice el acceso y el uso racional de los medicamentos, sino que sea capaz de adaptarse a las transformaciones tecnológicas, sociales y científicas que enfrenta el sistema sanitario y “hacerlo más preparado para los retos del futuro”.
La ministra utilizó el foro para lanzar un mensaje claro al conjunto del sector sanitario: la búsqueda de consenso es una condición indispensable para cualquier avance. “La única forma de fortalecer el sistema farmacéutico es el diálogo”, repitió, en un gesto que también podría interpretarse como una invitación a las fuerzas políticas y agentes implicados a sumarse al proyecto sin bloqueos ni partidismos.
Reacción al proteccionismo global
Durante su intervención, García ha contextualizado la necesidad de este viraje estratégico en un entorno internacional “de profundas tensiones e incertidumbres”, que amenaza la estabilidad de los sistemas de salud globales. En este sentido, ha criticado los enfoques proteccionistas como el del expresidente estadounidense Donald Trump, que pretenden atraer fábricas mediante barreras arancelarias.
“La respuesta de Europa debe ser la contraria: un entorno estable, previsible, seguro y atractivo para la inversión”, ha defendido. Para ello, ha destacado la importancia de “reglas claras y transparentes”, así como de una estrategia que favorezca un ecosistema innovador y competitivo, basado en la ciencia, el conocimiento y la colaboración público-privada.
Este planteamiento responde también a un entorno en el que, según la titular de Sanidad, se detecta un preocupante debilitamiento de las instituciones sanitarias globales y un incremento de los ataques a la ciencia y a la comunidad científica. A ello se suman los desafíos estructurales del sistema sanitario español: el envejecimiento de la población, la transformación digital o el paso de un modelo hospitalocéntrico a uno más centrado en la comunidad y la prevención.
“Nunca antes nos habíamos enfrentado a tantos desafíos al mismo tiempo”, ha reconocido. Por ello, ha instado a aprovechar esta coyuntura para consolidar un marco normativo y económico que permita afrontar el futuro con más solidez.
Visión del País Vasco
La apertura de la ministra dio paso a una serie de mesas de debate centradas en la medicina personalizada de precisión y en la digitalización de la sanidad, así como a una exposición por parte del consejero de Salud del Gobierno Vasco, Alberto Martínez Ruiz, quien reivindicó el valor del sistema sanitario de Euskadi. En este sentido, destacó que su comunidad registra una de las esperanzas de vida saludables más altas de Europa, un logro que atribuyó al nivel socioeconómico y a un sistema asistencial “fantástico”. Subrayó que esta evolución positiva no es producto de la inercia: “Estados Unidos está disminuyendo su esperanza de vida. En estos momentos sacamos ocho años de media a la población americana”, alertó. Esta situación, dijo, refuerza la necesidad de una transformación profunda del sistema de salud, que responda al envejecimiento de la población, al impacto de la globalización sanitaria y a una ciudadanía cada vez más exigente y preocupada por su salud.
Como respuesta a estos retos, Martínez Ruiz presentó el Pacto de Salud de Euskadi, una iniciativa que ha convocado a más de 30 agentes del sistema, desde colegios profesionales hasta universidades, para consensuar un diagnóstico, establecer principios comunes y definir líneas de actuación. “Estamos en la tercera fase del proceso, con más de 400 profesionales trabajando en torno a 24 líneas clave. En junio esperamos contar con un documento definitivo”, explicó.
En paralelo, el consejero alertó del déficit estructural de médicos, especialmente de atención primaria, y pidió “una reflexión urgente” sobre el modelo de formación MIR, la edad de jubilación y los mecanismos de acreditación docente: “Tengo la sensación de que hablamos en una sala vacía porque no recibimos feedback”. Frente a este contexto, subrayó que Euskadi cuenta con uno de los presupuestos sanitarios más altos del Estado, 2.300 euros por habitante, y lanzó un mensaje claro: “Tenemos el presupuesto y vamos a utilizarlo. Queremos ser atractivos, vamos a ir a buscar médicos donde estén”.
Medicina de precisión
La mesa redonda organizada por Forbes España bajo el título ‘Del café para todos a la medicina de precisión’ reunió a voces clave del sector sanitario, científico e industrial para analizar los desafíos y avances que implica este cambio de paradigma médico. Desde el papel de los biomarcadores y los datos hasta la incorporación sistemática de diagnósticos avanzados en el Sistema Nacional de Salud, los participantes coincidieron en señalar que el futuro de la medicina pasa por terapias personalizadas, sostenibles y profundamente humanas.
Carlos Murillo, presidente de Pfizer España, fue el encargado de abrir el turno de intervenciones. Explicó que la medicina de precisión supone “dejar atrás el uso del cañón para matar una mosca” para optar por un enfoque más dirigido, eficaz y menos invasivo. En el caso de la oncología, destacó que “ya no hablamos del nombre del tumor, sino de sus apellidos”, en referencia a la caracterización genética que permite tratamientos mucho más específicos. Murillo insistió en que “los próximos lanzamientos en oncología incorporan todos biomarcadores específicos”, lo que demuestra que la medicina de precisión no es un futurible, sino una realidad creciente.
Federico Plaza, director de Asuntos Públicos de Roche y vicepresidente de la Fundación Instituto Roche, centró su intervención en el valor de los datos. “Hay datos que curan”, afirmó, subrayando que la medicina de precisión actual ya no depende sólo de la genómica, sino también de otras 'ómicas', como la radiómica. Advirtió, no obstante, de la necesidad de incorporar sistemáticamente las pruebas genéticas y los biomarcadores a la cartera de servicios del SNS, ya que “durante años aprobábamos medicamentos cuyo uso dependía de un diagnóstico genético, pero sin incorporar ese test al sistema”, recordó.
Lidia Martín, directora general de Almirall Iberia, destacó el impacto de la medicina de precisión en enfermedades crónicas e inflamatorias, como las dermatológicas. “Nos permite adaptar tratamientos no sólo a la enfermedad, sino también a la genética, estilo de vida o respuesta previa del paciente”, señaló. Reivindicó el papel de la innovación, tanto en el uso de biomarcadores como en herramientas digitales, y compartió la experiencia de The Hive, el hub de innovación que Almirall ha creado en Barcelona junto a startups y expertos digitales para avanzar en terapias cada vez más específicas.
Por su parte, Felipe Pastrana, director general de AbbVie España, puso en valor la plataforma de anticuerpos conjugados de la compañía, que permite atacar de forma muy localizada las células tumorales, reduciendo efectos adversos. “Esto no sólo mejora la eficacia, sino que hace más predecible el tratamiento y mejora la calidad de vida del paciente”, explicó. Añadió que los avances en biomarcadores están empezando a trasladarse también a áreas como la neurología y la migraña, aunque reconoció que “en reumatología y enfermedades autoinmunes aún queda camino por recorrer”.
El cierre clínico vino de la mano de Luis Paz-Ares, jefe de Oncología del Hospital 12 de Octubre, quien afirmó que “el cáncer de pulmón prácticamente no existe como tal; existen múltiples subtipos con alteraciones moleculares diferentes”. Subrayó que “los tumores ya no se tratan sólo por su tipo morfológico, sino por su perfil genético”, lo que permite terapias mucho más ajustadas. Sin embargo, también advirtió de la necesidad de optimizar el diagnóstico como paso previo al tratamiento: “Hoy secuenciamos 50 o hasta 400 genes en cada tumor, y tenemos terapias dirigidas para al menos 10 subtipos distintos de adenocarcinoma de pulmón”, explicó.
La transformación digital
La digitalización de la sanidad ya no es una promesa de futuro, sino una exigencia del presente. Así lo demostraron los expertos reunidos en la mesa redonda ‘De analógico a digital’, celebrada en el Forbes HealthCare Summit 2025. Desde la gestión clínica hasta el liderazgo profesional, pasando por la inteligencia artificial, la economía del dato y la formación, los ponentes coincidieron en que el proceso de transformación digital debe estar guiado por el paciente, apoyado por las tecnologías y liderado con decisión por las organizaciones sanitarias.
Santiago de Torres, presidente de Atrys, defendió que “un dato no sirve de nada, muchos datos curan”, y reivindicó el papel de la inteligencia artificial como “la percha” que permite transformar datos en decisiones clínicas útiles. Subrayó que la IA debe integrarse en tres ámbitos: la eficiencia operativa, el diagnóstico de precisión y la salud pública, con ejemplos concretos como el ‘código ictus online’ desarrollado en Chile. “Tenemos que hacer menos pilotos y generalizar lo que ya sabemos hacer”, sentenció.
Desde la perspectiva tecnológica, Francisco Estela, director de Sanidad de Microsoft, alertó sobre la falta de gobernanza en los proyectos de IA. A este respecto, explicó que “más del 70% de las empresas tienen proyectos con IA, pero solo un 40% ha implantado procesos sólidos de gestión”. Por otro lado, reclamó mayor inversión en TIC y apostó por un modelo donde “la tecnología debe desaparecer” a ojos del usuario, integrándose de forma natural. “El futuro pasa por sanitarios desarrolladores y procesos colaborativos entre personas, no solo profesionales o pacientes”, afirmó.
Pedro Soriano, director del Máster en Salud Digital de la Universidad Europea de Madrid, puso el foco en los profesionales al asegurar que es necesario “humanizar lo digital. La seguridad del paciente debe guiar todas las decisiones tecnológicas”. Este enfermero reivindicó la necesidad de formación continua y transversal, tanto para las nuevas generaciones como para quienes están próximos a la jubilación, ya que “hay sanitarios que no saben ni entrar en su correo institucional. La solución es liderazgo y tiempo”.
Desde la experiencia asistencial, Ángel Blanco, CIO de Quirónsalud, explicó cómo su grupo ha rediseñado procesos para mejorar la atención. “Este cambio lo están haciendo los pacientes. Nosotros solo tenemos que esforzarnos por acompañarlos”, aseguró. Blanco reveló que más de 430.000 consultas ya se han realizado sin ordenador y que el 90% de los 8 millones de pacientes digitales de Quirón realizaron alguna acción online el último mes. “No se trata de hacer una videollamada en lugar de una consulta, sino de crear una relación continua con el paciente”, destacó. Además, expuso los cambios de proceso que han puesto en marcha para optimizar la atención sanitaria interactuando con el paciente antes, durante y después de la visita médica.