Carlos Vidal es farmacéutico hospitalario especializado en Oncología, profesión que ejerce en el Hospital Sant Joan de Reus. Además, es técnico en Prevención de Riesgos Laborales, su madre es enfermera jubilada y su padre ingeniero, también jubilado, cuyo campo de especialización fue la salud laboral. Con estos mimbres, este FH se ha embarcado, a título personal, en un proyecto consistente en idear un dispositivo cerrado que permite triturar y disolver comprimidos de medicamentos peligrosos para su administración enteral, minimizando así los riesgos para Enfermería y Farmacia, e incluso para los familiares de los pacientes que se aplican estos fármacos en sus domicilios.
"En los hospitales", explica Vidal, "hay medicamentos peligrosos que algunos pacientes no pueden tragar. Para triturarlos y disolverlos no disponemos de dispositivos que nos permitan trabajar con plena seguridad, sin generar residuos. Estamos triturando en morteros, donde se mezclan con agua y después la disolución se aspira con la jeringa. Estuve dándole vueltas a esto durante aproximadamente un año y concluí el proceso con la elaboración de un boceto para el desarrollo de un sistema que he patentado".
El dispositivo consiste en una bolsa hermética, de material compatible con la medicación, muy parecido al que se usa para la medicación intravenosa. Cuenta con una apertura por donde entra el comprimido, con cierre hermético, para después, con cualquier sistema de rodillo de los que hay comercializados, o también con uno casero, triturarlo. En el otro extremo cuenta con una llave de tres pasos, con una válvula que se conecta a una jeringa, la cual inyecta el agua en la bolsa para la disolución. Con la llave se puede bloquear o permitir la salida de la mezcla ya realizada, para, con la jeringa, que se queda acoplada, poder administrar el fármaco al paciente. Para los pacientes que tienen sonda, el sistema también permite la conexión con ésta, pudiendo así proceder a una administración libre de salpicaduras.
Con la aplicación de este dispositivo, indica este FH, se daría cumplimiento a la normativa española actual, el Real Decreto 665/97, así como a directrices internacionales, como la americana USP-800, que obligan a trabajar con sistemas cerrados que eviten la exposición. Matiza que para los medicamentos de administración parenteral existen ya varias marcas de dispositivos cerrados, sin embargo, insiste, "para la administración enteral de medicamentos peligrosos, a pesar de la citada normativa, carecemos de dispositivos adecuados a la hora de tener que triturar y disolver en agua comprimidos de estos medicamentos".
La idea de Vidal, como se decía, es que este sistema se pueda utilizar en planta, por Enfermería, y también en el Servicio de Farmacia, "para evitar que el ambiente queda impregnado". "En Farmacia se realizan estas preparaciones en cabinas de flujo laminar, que contienen extractores, pero la extracción de aire no termina de garantizar que se elimine todo", aclara. Y se congratula de que, más allá del sistema sanitario, puede ofrecer seguridad a los familiares cuando se trata de una administración en el domicilio. "Los familiares están haciendo esto en casa como buenamente pueden. Lo trituran y lo disuelven en sus cocinas, exponiéndose a esos productos. La idea es que el dispositivo lo pueda usar cualquiera, que no sea para uso restringido al hospital", comenta.
Para que esta posibilidad se convierta en realidad, todavía quedan, no obstante, algunos pasos. Vidal ya ha dado uno importante, que es el de patentar el dispositivo con el apoyo de asesores jurídicos. Cuenta ya con protección industrial en España "y está en trámites para su extensión internacional". Sobre el proceso de patentar, asegura que, a día de hoy, se trata de un proceso "largo y costoso".
Proyecto personal, capital propio
En su caso, además, al tratarse de un proyecto personal que afronta con su propio capital, corre el riesgo de que pueda ser una inversión sin retorno. Aunque está trabajando para que eso no sea así y admite que está "en conversaciones con diversos fabricantes" para desarrollar primero un prototipo y después proceder a su explotación que, por otro lado, dice, "es una obligación que impone la Oficina Española de Patentes". En la ronda de contactos que ha mantenido ha sentido el "interés" de algunos de ellos, pero barrunta que el proceso será largo hasta que su proyecto se pueda hacer realidad.
Quizás le puede ayudar a convencer a futuros inversores el hecho de que la aplicación del dispositivo pueda extenderse al ámbito veterinario. Y es que, concluye, "muchos de los medicamentos que se usan en animales son prácticamente los mismos que los que se usan en humanos, y, para administrárselos a los primeros, también se necesita fraccionarlos y disolverlos".