La presidenta del Grupo Español de Trombocitopenia Inmune (Gepti), de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), Mª Luisa Lozano, asegura que “aunque sabemos que la infección grave por este coronavirus se acompaña de un riesgo de trombosis, no hay evidencia de que dicho riesgo se incremente en estos enfermos”.
Lozano ha realizado estas apreciaciones en el transcurso de la VI Reunión Anual de Gepti), en la que se han actualizado conocimientos específicos, como los mecanismos potenciales que pueden facilitar las remisiones de la trombocitopenia inmune (PTI) tras determinados tratamientos.
La PTI es una enfermedad hematológica que suele afectar a personas sanas y que cursa con la destrucción de las plaquetas, representando un factor de riesgo para el sangrado, aunque las hemorragias graves en estos pacientes son relativamente raras.
Además de presentarse los resultados de los proyectos puestos en marcha por el GEPTI, la reunión también ha servido para “responder a las innumerables preguntas que surgen en el día a día, acerca de cómo abordar el manejo práctico de nuestros pacientes en la situación actual de pandemia”, señala Mª Luisa Lozano, presidenta de este grupo cooperativo.
Lozano asegura que, “aunque no hay evidencia de que la PTI por sí sola aumente el riesgo de contraer covid-19 o de que esta pueda resultar de mayor gravedad, sí que hemos limitado el empleo de tratamientos que causen una inmunosupresión importante, lo que podría influir en la gravedad de la enfermedad, así como de agentes anti-CD20, por su posible influencia en la reducción de generación de anticuerpos”. Asimismo, los expertos han insistido a aquellos pacientes que habían pasado por una esplenectomía (extirpación del bazo), “que tuvieran actualizadas sus vacunas contra el neumococo, meningitis, Haemophilus y gripe, además de tranquilizarlos, ya que el riesgo de gravedad en caso de infectarse, a pesar de la ausencia de bazo, no parecía ser mayor”.
Por otra parte, “aunque sabemos que la infección grave por este coronavirus se acompaña de un riesgo de trombosis, no hay evidencia de que dicho riesgo se incremente en estos enfermos, independientemente de que estén recibiendo o no terapias específicas para la PTI, ni de que la PTI primaria predisponga al desarrollo de trombosis tras la vacunación por SARS-CoV-2”, añade la presidenta del GEPTI.
Por lo que respecta a la vacunación covid-19 en pacientes con PTI, “consideramos oportuno que aquellas personas con una enfermedad mal controlada o con antecedentes de descensos en las cifras de plaquetas tras vacunaciones previas, consulten antes con su hematólogo y, en algunos casos, se obtenga un recuento de plaquetas antes de proceder a la inmunización”, asegura Mª Luisa Lozano. “Si las plaquetas están por debajo de 15.000/μL, puede ser aconsejable tomar medidas adicionales, como administrar la vacuna con una aguja de calibre fino, seguido de una presión firme en la zona, sin frotar, durante al menos dos minutos.
Todas las vacunas frente al SARS-CoV-2son seguras y efectivas para los pacientes con PTI primaria que no reciben un tratamiento inmunosupresor importante, sin favorecer una sobre las demás”.
“Al igual que sucede con otras vacunas, como la de la triple vírica, hepatitis B, virus del papiloma humano, varicela o zóster, entre otras, la vacuna frente a la covid-19 se ha asociado a una reducción en la cifra de plaquetas, semejante a una PTI, en un número muy limitado de casos, aunque, por lo general, con un curso autolimitado”, asegura la presidenta del GEPTI.
“Este riesgo es inferior a 1-10 por millón de dosis de vacunas inoculadas (inferior, por ejemplo, al de la vacuna contra la triple vírica), y no hay un perfil claro que prediga quién tiene más probabilidades de desarrollar una PTI. De hecho, los riesgos de este tipo de vacunación se ven ampliamente compensados por sus beneficios”.