A lo largo de la pandemia se han puesto en marcha diversas iniciativas de dispensación colaborativa entre los servicios de farmacia hospitalaria y las farmacias comunitarias con el objetivo de acercar la medicación de dispensación hospitalaria a los pacientes de manera que no tuvieran que acudir al hospital.
Los expertos coinciden en afirmar que el farmacéutico comunitario participante debe disponer de una información mínima sobre el tratamiento que va a dispensar al paciente de manera que pueda trasladarle su visión como profesional sanitario, aconsejarle y advertirle acerca de los riesgos que pudieran existir. Así se explicó a lo largo de una mesa de debate que bajo el título ‘dispensación colaborativa en farmacia comunitaria de medicamentos de ámbito hospitalario’, se ha celebrado en el X Congreso Nacional de Farmacéuticos Comunitarios organizado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac).
La mesa ha permitido profundizar en los modelos existentes en Portugal, gracias a la participación de Carlos Mauricio Barbosa, profesor de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Oporto (Portugal) y ex Bastonário da Ordem dos Farmacêuticos de Portugal; Comunidad Valenciana, que ha sido presentada por Emilio Monte Boquet, jefe de sección. Servicio de Farmacia del Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia); Andalucía, a cargo de Ernesto Cervilla Lozano, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Cádiz y vicepresidente del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cacof) y Cantabria, por Ana Bedialauneta Prendes, presidenta de Sefac Cantabria.
Precisamente esta última explicó que las farmacias cántabras dejaron de recibir a principios de este año la información correspondiente a la medicación que iban a entregar a los pacientes. Desde el pasado 25 de enero, el paquete se entrega “cerrado, confidencial”, lo que para Bedialauneta, supone que la capacidad profesional de los farmacéuticos “se ha visto limitada a una mera entrega ya que desconocemos el contenido y no nos permite una dispensación activa”, lamentó al tiempo que rechazó convertirse en “un servicio de mensajería”. Todos los participantes coincidieron al afirmar que no tenía sentido evitar que el farmacéutico tenga información sobre el medicamento a dispensar. “Es lamentable y absurdo que la farmacia no pueda abrir el paquete”, aseguró Montes, mientras que Barbosa consideró que esa situación “trasluce una sospecha sobre la farmacia comunitaria”.
La presidenta de Sefac Cantabria valoró la medida como “positiva” consideró que sería necesaria su “continuidad y extensión”. Esta experta explicó en qué consistía el proceso puesto en marcha en su región. Los pacientes seleccionados se contactan por el Servicio de Farmacia Hospitalaria y el paciente indica qué farmacia quiere que reciba su medicamento. El SFH realiza en envío y cuando llega a la farmacia, esta llama al paciente para que acuda a retirarlo. En caso necesario, la farmacia lo podría llevar hasta el domicilio. Bedialauneta explicó que su sociedad científica elaboró diferentes fichas de información sobre los medicamentos a dispensar con el objetivo de informar adecuadamente a los pacientes en el acto de dispensación. Monte alabó la iniciativa, pero instó a trabajar esos documentos conjuntamente con los farmacéuticos hospitalarios.
Por su parte, Emilio Monte destacó que para llevar a cabo en proyecto en la Comunidad Valenciana se llevó a cabo gracias a la “alianza estratégica” entre las empresas de distribución farmacéutica y las oficinas de farmacia. El servicio, “voluntario para el paciente”, le permite elegir la recogida en farmacia o entrega en domicilio. Para Monte, esta cuestión es relevante ya que facilita evitar “problemas de confidencialidad” en patologías que sean “socialmente estigmatizantes”.
En cualquier caso, los pacientes autorizan a que la farmacia pueda tener acceso al tratamiento a dispensar. Este farmacéutico de hospital dejó claro que si no se accediera “el modelo aporta muy poco frente a otros”.
En lo que se refiere a la selección de los pacientes beneficiarios, Monte explicó que “no se prioriza por tratamientos sino por situación del paciente”, explicando que se facilita el acceso a pacientes con problemas de movilidad, que viven solos, etc.
Como balance, este farmacéutico hospitalario señaló que la utilización de este servicio es muy bajo respecto del total de dispensaciones hospitalarias, aunque de los que lo utilizan, el 87% reclama la recogida en oficina de farmacia
El modelo andaluz se desarrolló hospital a hospital, tal y como explicó Ernesto Cervilla. A día de hoy ya están incorporados 24 de los 32 servicios de farmacia hospitalarios de Andalucía. A este respecto, el vicepresidente del Cacof explicó que desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) no se obligó a los SFH a participar, sino que fueron los propios colegios de farmacéuticos lo que fueron convenciendo a los distintos jefes de SFH.
Cervilla explicó que los farmacéuticos hospitalarios han desarrollado la formación necesaria y el Cacof ha elaborado un procedimiento que permite la incorporación inmediata de los hospitales que lo soliciten.
El representante portugués explicó tres proyectos puestos en marcha en diferentes zonas del país vecino. Por un lado, TARV, una entrega informada de tratamientos antirretrovirales, que facilitó el acceso de los pacientes a estos tratamientos con importantes ahorras de traslado; por otro lado, Farma2Care, un proyecto de dispensación de proximidad de medicación hospitalaria en la región del Norte de Portugal, y, por último, operación luz verde, un proyecto solidario que busca asegurar la continuidad del tratamiento y reducir los desplazamientos.