La visita el pasado lunes del lehendakari, Iñigo Urkullu a las instalaciones de Farmabide, el nuevo centro encargado de aglutinar la dispensación de medicamentos a residencias de mayores en el País Vasco, ha puesto de relieve el descontento de los colegios vascos con un sistema que, a su juicio, significa una pérdida de calidad y un desaprovechamiento de las capacidades de la farmacia comunitaria, para aportar una mejora sensible en la atención farmacéutica que reciben los usuarios de residencias.
El descontento con la situación nace de la aprobación, en febrero de 2019 del decreto 29/2019 que instaura un sistema “que deja a la farmacia comunitaria con una tarea residual” en la atención a estas personas, según explica Flavia Erazo, presidenta del Consejo de Colegios de Farmacéuticos del País Vasco y del COF de Vizcaya. En principio, y con cifras estimativas, de las 17.000 camas de residencia que hay actualmente en la comunidad vasca (320 residencias), a través del nuevo sistema, el Gobierno Vasco atenderá 13.300.
“Por supuesto que apoyamos la necesidad de una ordenación farmacéutica en el País Vasco”, asegura Erazo, si bien añade que “para que esa ordenación hubiera sido buena, el Gobierno Vasco debería haber contado con el servicio más cercano que da la farmacia comunitaria”.
Las oficinas aportan, entre otras cuestiones, “un horario más amplio”, Farmabide en principio solamente sirve un día a la semana, dan servicios más cercanos, tanto a los pacientes, como a los profesionales de esos centros, “atienden las peticiones en los cambios de medicamentos o fraccionamiento de dosis”, algo que Farmabide no puede hacer, asegura la presidenta.
Además, Erazo apunta otro detalle importante, al recordar que, entre otros efectos, la pandemia ha demostrado que el actual sistema de residencias está en crisis y que precisamente una ordenación más cercana a la farmacia comunitaria, podría haber ayudado a “humanizar” ese servicio.
Un modelo centralizado, “es más sencillo de gestionar y ahorra costes, pero creo que hemos perdido la oportunidad de hacer un servicio más humano”, asegura.
El presidente del colegio Guipuzcoano, Ángel Gastelurrutia comparte plenamente la opinión de su compañera Erazo, si bien en relación al ahorro de costes, aporta un matiz: “En cuanto al ahorro, las auditorías que vayan realizando mostrarán si se producen o no”. Por el momento, recuerda que, “se está generando un incremento en gastos estructurales porque se está contratando a profesionales, algo a lo que se añade la inversión en utillaje, material y transporte. Por lo tanto esto es algo que todavía no sabemos y que el tiempo dirá”.
No obstante el guipuzcoano también indica que “contamos con un decreto que obviamente cumplimos e intentamos e intentaremos colaborar en todo lo que podamos para el mejor desarrollo del mismo, aunque creamos que aporta pocas cosas respecto a lo que se venía haciendo”.
También recuerda el incremento de la carga de trabajo para el personal de las residencias, ya que “el trabajo que hacían las farmacias de ordenar la medicación, ahora lo va a tener que realizar el personal de la residencia cuando lleguen los medicamentos”.
Por su parte, desde el COF de Álava, han declinado hacer declaraciones sobre la cuestión, respaldando la postura mantenida desde el Consejo de Colegios vasco.
Por el momento, según indicó el Gobierno Vasco el pasado lunes, el suministro desde Farmabide ya se ha iniciado a la primera residencia del territorio de Vizcaya, la municipal de Dima, Arratiako Egoitza, y en este mes continuará en el territorio de Guipúzcoa con la residencia Ama Xantalen de Irún y con la residencia alavesa de San Roke en Laudio.