La Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (Semdor), sociedad científica de dolor con un enfoque multidisciplinar, en la cual, médicos, farmacéuticos, psicólogos, fisioterapeutas, enfermeros y otros especialistas de la salud interesados en dolor se integran para constituir una sociedad en lucha contra el dolor, quiere poner de manifiesto la relevancia de evitar dos errores comunes para evitar un uso equivocado del cannabis.
Con la reciente autorización de la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso sobre la regulación del cannabis para uso medicinal, que impulsa la posibilidad de adquirir medicamentos derivados de cannabis para su uso terapéutico con control médico y farmacéutico, incluso su dispensación en farmacias, la desinformación está servida.
Aunque todavía no conocemos bien el desarrollo del decreto o de la regulación que lo seguirá, se hace necesario hacer algunas aclaraciones sobre la relevancia del uso de este nuevo medicamento que nos llega.
El cannabis es un compuesto natural que contine cientos de sustancias activas y, por tanto, su composición es difícil de conocer, así como sus indicaciones, dosificaciones, etc. Cuando hablamos de medicamento y en términos médicos deberíamos hablar del CBD que uno de los compuestos activos más interesantes del cannabis.
Confundir el cannabis con el CDB que es la molécula eficaz del cannabis como medicamento, la sustancia propiamente analgésica del cannabis. “La primera confusión es que las personas crean que fumarse un cigarrillo de marihuana es un medicamento y eso no tienen ningún tipo de sentido ni de control. Por tanto, conviene distinguir el uso recreativo del cannabis fumado sin control médico, del uso de un medicamento, que será regulado, que será formulado por un laboratorio, y que es el CBD”, explica Luis Miguel Torres, presidente de Semdor.
Igualmente, la falta de evidencia clínica. Estamos en un escenario en el que vamos a convivir con un analgésico nuevo que todavía está por definir cuál va a ser su potencia y sus indicaciones. No hay una evidencia clínica suficiente para saber el lugar que va a ocupar el CBD, o los cannabinoides que tenemos ahora en general, y los que tendremos en el futuro en el tratamiento del dolor.
“Sí sabemos, por las publicaciones que hay, que el CBD es eficaz para el control de las náuseas y los vómitos en los pacientes oncológicos, para mejorar también el estado de ánimo de algunos de estos pacientes, y con algunas propiedades analgésicas que están por definir. Pero reitero que no hay evidencia científica robusta de que los cannabinoides en ninguna dosis ni por ninguna ruta reporte una analgesia importante” declara el portavoz de la sociedad científica. Y, añade,” algunos artículos y noticias evidencian conflicto de intereses y fallos de metodología. Ahora mismo, lo que sabemos es que el uso de cannabinoides, cannabis o CBD su eficacia como analgésico potente es baja o muy baja. Incluso en muchos artículos se demuestra un efecto negativo. En estos momentos no tenemos datos para decir que el CBD es un analgésico potente, ni mucho menos el cannabis natural sea un analgésico y que se pueda recomendar a los pacientes con dolor. Y menos si se compara con otros analgésicos como el paracetamol, los AINEs o los opioides que si tienen un efecto adecuado para mitigar el dolor e indicaciones y dosificaciones precisas”.
Desde Semdor hacen un llamamiento a la prudencia para evitar llevar a la sociedad un mensaje equivocado sobre el nuevo medicamento y su capacidad para resolver el dolor en general, o el dolor oncológico en particular. Sin olvidar el valor de cualquier nuevo medicamento analgésico, que puede ser eficaz en algunas patologías, el uso de los cannabinoides como analgésico potente está aún por demostrar.