Un grupo de investigadores internacionales, entre los que se encuentra el doctor en Farmacia e investigador del grupo NanoBioCel de la UPV/EHU Gorka Orive, y Unax Lertxundi, del Instituto de Investigación Sanitaria Bioaraba, alerta sobre el aumento de la contaminación farmacéutica en un artículo publicado por la prestigiosa revista científica Science. “A pesar de las crecientes pruebas de sus efectos potencialmente generalizados, la contaminación farmacéutica no ha recibido la atención que merece hay indicios de que esto podría estar cambiando, pero todavía queda mucho camino por recorrer”, aseguran los investigadores, en una entrevista realizada a la revista de la Universidad del País Vasco.
En 2020, el volumen de medicamentos utilizados en todo el mundo alcanzó los 4,5 billones de dosis, y el consumo sigue aumentando. Además, los fármacos también se administran a una amplia gama de ganado y animales domésticos. Aunque el uso de fármacos aporta enormes beneficios a la salud humana y animal, también ha provocado un aumento de la contaminación farmacéutica de los ecosistemas en todo el mundo.
En la actualidad, precisa la Unesco, el 80 % de las aguas residuales fluyen hacia los ecosistemas sin ningún tipo de tratamiento, y prácticamente el 20 % que se trata sigue conteniendo productos farmacéuticos y patógenos excretados. Como resultado, los productos farmacéuticos se encuentran en muchos entornos diferentes, en todos los continentes, donde provocan impactos ecológicos de gran alcance por la misma razón por la que son eficaces como medicamentos: son moléculas diseñadas para provocar cambios biológicos, incluso en concentraciones extremadamente bajas. Las investigaciones han demostrado que los animales acuáticos salvajes pueden acumular productos farmacéuticos y que los contaminantes farmacéuticos alteran el comportamiento, la aptitud de los organismos y la dinámica de las poblaciones, las comunidades y los ecosistemas.
Los investigadores, además de analizar el contexto de la contaminación por medicamentos a escala mundial, analizan también el contexto de las investigaciones llevadas a cabo en diversos ámbitos (toxicidad, eliminación, impactos ecológicos, casuística farmacológica…). Señalan, además, los ámbitos de investigación que se deberán abordar con el objetivo de dar solución a este problema.
En opinión de los investigadores, para luchar eficazmente contra la contaminación de los medicamentos y alcanzar el objetivo de ‘Una sola salud’ para abordar de forma holística los problemas sanitarios y medioambientales, debe aplicarse una combinación de medidas dirigidas a la fuente y al final del proceso. La industria farmacéutica y sus clientes deben evaluar y ajustar muchos aspectos del ciclo de vida de los medicamentos. "Es necesario diseñar y formular fármacos más ecológicos, con menor impacto ambiental —por ejemplo, que sean menos reactivos biológicamente o que se eliminen más fácilmente del medio ambiente—, y las instalaciones de fabricación de fármacos necesitan una mejor gestión de las aguas residuales. Es necesario un uso juicioso y responsable de los fármacos, tanto en medicina humana como en veterinaria, y se debe dar prioridad a las intervenciones no farmacológicas cuando sea posible”, indican. Afirman, asimismo, que es fundamental educar a los profesionales de la salud sobre el impacto de la contaminación por medicamentos.
No obstante, señalan que “es importante recordar la función principal de la farmacoterapia, que es la de garantizar a los pacientes el acceso a medicamentos que mejoran su vida. La concienciación sobre el impacto medioambiental de los medicamentos podría tener efectos sociales imprevistos, como la reticencia a tomar medicamentos, el sentimiento de culpa al hacerlo y el aumento de la desconfianza y el resentimiento no sólo hacia la industria farmacéutica, sino hacia la farmacoterapia en general”. También advierten del peligro de que se reduzca el acceso a medicamentos eficaces “debido a cambios en las políticas o en los precios que reflejen el impacto ambiental. Sin embargo, aunque los conflictos de intereses pueden ser inevitables, es posible limitar las consecuencias negativas de los productos farmacéuticos y al mismo tiempo permitir que la sociedad se beneficie. Es hora de hacer realidad la farmacoterapia verde”, señalan.