Política

El farmacéutico de hospital, abanderado y “vigía” de la innovación

El farmacéutico de hospital es un aliado de la innovación terapéutica desde la garantía de la sostenibilidad del sistema, pero también como profesional capacitado para distinguir el medicamento realmente innovador del que es “simplemente nuevo"

En la presentación del libro “El Paciente, la Innovación Farmacéutica y la aplicación de los Esquemas de Pago por Resultados" Miguel Ángel Calleja, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), se ha referido al farmacéutico de hospital como un aliado de la innovación terapéutica desde la garantía de la sostenibilidad del sistema, pero también como profesional capacitado para distinguir el medicamento realmente innovador del que es “simplemente nuevo”. La obra está basada en el contenido del IV Encuentro sobre Gestión en Farmacia Hospitalaria para Directivos celebrado en el verano de 2016 en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

En el acto, celebrado en la Real Academia de Medicina de Sevilla, estuvieron presentes los otros dos coordinadores de la obra, Jon Iñaki Betolaza, director General de Farmacia del País Vasco, y Antoni Gilabert, director del Área de Farmacia y del Medicamento del Consorcio de Salud y Social de Cataluña, así como Ramón González Carvajal (Secretario general de investigación e innovación de la Consejería de Salud), Jesús Castiñeiras (Presidente de la Real Academia de Medicina de Sevilla y Jefe de Servicio de Urología del HU Virgen Macarena), César Nombela (Rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo) y Jesús Sobrino (Director General de UCB Iberia).

La labor de los FH en las comisiones de farmacia de los hospitales incluye el empleo del rigor científico en la identificación de las innovaciones terapéuticas y, más allá, en el registro de resultados en salud. El motivo es la búsqueda de lo mejor para los pacientes y la evaluación de la eficiencia en la vida real ya que, según recordaba el presidente de la SEFH, la eficiencia en la vida real tiene mucho que ver con el valor que aporta un medicamento al paciente concreto, y no únicamente al que ha participado en un ensayo clínico.

“Es fundamental que el gestor se haga más clínico y que el clínico sea más gestor y se reevalúen los resultados en salud. Para ello el Big Data y el Real World Data juegan un papel relevante. Es importante distinguir entre el precio de un medicamento y el valor que aporta al paciente y al sistema. En este sentido, los acuerdos clínicos de riesgo compartido son un medio para conocer la efectividad y seguridad de los medicamentos en condiciones de práctica clínica habitual y, por tanto, para poder pagar la innovación por el valor que aportan y no solo por el precio que tiene”, concluyó el presidente de SEFH.

Ana Lozano, vicepresidente de la SEFH y miembro del panel de expertos de la jornada de Santander, indicaba en su ponencia que “son muchos los medicamentos que estamos empleando en los que hay una disparidad entre los datos de ensayos clínicos y lo que sucede en nuestra práctica clínica”. Por ello, en ocasiones es necesario optar por aprobaciones condicionadas para, después, observar si son realmente efectivos.

A su entender, este es un cambio sustancial: estructurar los estudios de forma que se puedan recopilar los resultados y revaluar.

¿Qué financiar? ¿Por qué financiarlo?

La publicación pretende responder a las primeras preguntas que se plantean ante la entrada de un medicamento en el Sistema Nacional de Salud: ¿Qué se quiere financiar?, ¿Para qué? y ¿Por qué? Todo ello sobre el eje de los resultados en salud, cómo se obtienen y emplean en el contexto de los retos que presentan las incorporaciones al mercado de medicamentos en los próximos años, como explicaba Antoni Gilabert.

La financiación de los medicamentos se decide en función de los resultados clínicos presentados para su registro, pero en la obra se apuesta por una evaluación continua a lo largo del ciclo de vida del fármaco.

Para los autores, “son necesarios los observatorios de resultados en Salud en la población real tratada, conocer cómo se utiliza dicho medicamento, problemas y comorbilidades reales de pacientes españoles, manejo de dichas situaciones y, por tanto, los resultados en Salud que estamos obteniendo versus los esperados según el desarrollo clínico del fármaco”.

Jon Iñaki Betolaza destacaba que el gobierno vasco promociona la financiación con resultados para conocer el impacto real de los servicios en el estado de salud de la población “para definir prioridades y evitar usos inapropiados”. También considera que hay que dar el paso de una comunicación fluida entre todos los implicados a un verdadero modelo cooperativo.

Jesús María Sobrino, añadía que en las nociones de big data y real world evidence, hay una fuente de datos que aún no se han utilizado en todo su potencial y que pueden contribuir a una mejor utilización de los fármacos y una mejora de la atención sanitaria.

Política basada en datos

Antoni Gilabert, director de Farmacia y del Medicamento del Consorcio de Salud y Social de Cataluña (CSC) y co-director del curso subrayó: “Nuestra experiencia de los últimos años nos ha demostrado que el enfoque de la política del medicamento y de la prestación farmacéutica sobre los resultados en salud nos ha permitido desarrollar buenos y potentes mecanismos de registro de tratamientos que a la vez nos han permitido monitorizar los resultados en salud, compararlos y hacer benchmarking para adoptar las mejores prácticas, así como desarrollar un sistema de pago e incentivación basado no simplemente en el producto y la actividad sino en los resultados de salud conseguidos. Su operatividad en los llamados acuerdos de riesgo compartido basados en resultados en salud nos ha permitido también alinear los objetivos de los diferentes stakeholders en beneficio del paciente y de los resultados”.

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