Política

El Tratado de Pandemias de la OMS; “el ímpetu político ha muerto”, según The Lancet

El documento aborda a mediados de este mes el debate para su redacción definitiva
Sede de la OMS en Ginebra

El nuevo Tratado de Pandemias que prepara la Organización Mundial de la Salud (OMS) no alcanzará los objetivos con los que fue ideado en 2022, salvo que los diferentes países apuesten de una manera decidida y conjunta, por recuperar el espíritu que propició su puesta en marcha en la pademia de Covid-19.

Así lo valora la revista The Lancet, que en su último número dedica su editorial a lamentar la pérdida “de ímpetu político” que ha tenido el texto político que nuevamente va a ser debatido a mediados de este mes.

El Órgano de Negociación Intergubernamental (INB), encargado bajo la OMS de elaborar un instrumento internacional sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias, se reunirá por novena y última vez del 18 al 29 de marzo.

“En los dos años transcurridos desde que se reunió por primera vez, se han invertido cientos de horas y costos desconocidos, pero el ímpetu político ha muerto. La convención se encuentra ahora en una coyuntura crítica: el texto final que los países deben ratificar se presentará en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo. Con pocos días de negociación restantes y un largo camino por recorrer para asegurar un acuerdo significativo, es ahora o nunca un tratado que pueda hacer del mundo un lugar más seguro”.

En valoración de la revista, el texto que se supone prácticamente definitivo cuenta con “gran parte del lenguaje muy debilitado respecto a la ambición inicial, lleno de tópicos y advertencias”. Igualmente señala que el papel clave que se auguraba al Panel Independiente para la Preparación y Respuesta a Pandemias, para “abordar las brechas en la respuesta internacional, aclarara las responsabilidades entre los Estados y las organizaciones internacionales y estableciera y reforzara obligaciones y normas legales”, lo que en el fondo suponía habilitar mecanismos para “para garantizar que los países trabajen juntos y no uno contra el otro”; en la situación actual “estas cuestiones todavía representan los grandes puntos conflictivos en las negociaciones actuales: acceso y distribución de beneficios (quién obtiene qué, cuánto y cuándo) y gobernanza y rendición de cuentas (hasta qué punto se obliga a los países a hacer algo)”.

“La palabra equidad aparece nueve veces en el texto de negociación de octubre, incluso como principio rector de todo el tratado, pero en realidad, el artículo 12 estipula que la OMS tendría acceso a sólo el 20% de los productos relacionados con la pandemia para su distribución en función de los riesgos y necesidades de salud pública”, señala el editorial.

“El otro 80% (ya sean vacunas, tratamientos o diagnósticos) sería víctima de la lucha internacional observada en la Covid-19, en la que se vendieron tecnologías sanitarias vitales al mejor postor”, concluye el texto.

La revista reconoce que los objetivos de un tratado contra la pandemia “son fáciles de articular, pero muchos de ellos son difíciles de promulgar y aceptar”. Sin embargo recuerda que “son los políticos de los países del G7 quienes deben dejar de lado los intereses creados de la industria y comprender finalmente que en una pandemia no es posible proteger sólo a sus propios ciudadanos. Millones de vidas que podrían haberse salvado durante la pandemia de COVID-19 no lo fueron”.

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