Desde el pasado mes de diciembre, la finasterida está produciendo intensos dolores de cabeza en el ámbito de la industria de genéricos, la distribución y la farmacia.
En estos meses, una compañía, Ababor, ha venido convulsionando el precio de este principio activo, con hasta cuatro bajadas consecutivas entre enero y abril. Estas reducciones de precio han supuesto un descenso del 78% al pasar de un PVP-IVA de 9,1 euros en diciembre a 2,01 euros en abril.
Cabe señalar que Ababor ha venido realizando bajadas mensuales de precios en cuantías que han ido desde el 60% en enero al 14% en abril. En mayo, por primera vez en el año, la compañía no ha solicitado reducción de precio de su especialidad Litace.
Una de las últimas consecuencias ha sido la salida de la financiación pública del medicamento original de la molécula: Proscar. La Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIPM) autorizó el pasado abril, aunque se ha conocido ahora con la publicación de los acuerdos de la CIPM, la exclusión del medicamento de la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud.
La decisión de Organon no ha sido la única en este sentido. A lo largo de los últimos meses, otros muchos laboratorios han renunciado a seguir la estrategia de bajada de precios dictada por Ababor, con lo que, de facto, han quedado desfinanciados. De este modo, se ha producido una reducción importante del número de presentaciones disponibles a precio más bajo, pasando de 18 en diciembre de 2023 a solo 11 en abril de 2024. Esta circunstancia, sin duda, reduce la competencia y puede generar problemas de abastecimiento.