MIÉRCOLES, 12 de agosto de 2015 (HealthDay News) -- Menos de dos tercios de los pacientes que sufren un accidente cerebrovascular (ACV) en Estados Unidos llaman para pedir ayuda de emergencia, y los hispanos son los menos propensos a hacerlo, encuentra una investigación reciente.
"Esos resultados no son sorprendentes, dado que los supervivientes de ACV de los grupos raciales y étnicos minoritarios tienen unos resultados peores tras el ACV, en comparación con los blancos no hispanos", señaló la autora líder del estudio, Heidi Mochari-Greenberger, científica adjunta asociada de investigación en el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.
Si sospecha que sufre de un ACV, es esencial que llame al 911 de inmediato. El tratamiento del ACV debe comenzar rápidamente para controlar el daño cerebral, y la investigación muestra que usar una ambulancia es la ruta más veloz para el tratamiento, apuntó Mochari-Greenberger.
Los investigadores iniciaron su estudio porque deseaban comprender mejor las diferencias raciales y étnicas en las tasas de mortalidad y discapacidad tras el accidente cerebrovascular, dijo. Unos niveles distintos de uso de las ambulancias podrían tener un rol, anotó.
El ACV es la principal causa de discapacidad grave a largo plazo y la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos, dijeron los investigadores en las notas de respaldo.
El estudio, que aparece en la edición del 12 de agosto de la revista Journal of the American Heart Association, examinó a casi 400,000 pacientes de ACV, con una edad promedio de 71 años, que visitaron unos 1,600 hospitales en Estados Unidos entre 2011 y 2014. De todos los pacientes, el 59 por ciento llegaron al hospital en ambulancia.
Las mujeres blancas eran las más propensas a llamar a los paramédicos y lo hicieron en un 62 por ciento de los casos. Las mujeres hispanas, asiáticas y negras llamaron para pedir ayuda de emergencia entre un 56 y un 58 por ciento de las veces. Entre las víctimas de ACV de sexo masculino, del 57 al 58 por ciento de los negros y los blancos usaron una ambulancia, pero solo alrededor del 52 por ciento de los hombres hispanos la usaron, encontró el estudio.
Los pacientes con síntomas más obvios, como debilidad, parálisis o dificultades para hablar, también eran más propensos a llamar a una ambulancia que los que presentaban señales más sutiles.
Los investigadores encontraron que las diferencias persistían incluso después de que ajustaran las estadísticas para que factores como la gravedad de los síntomas de ACV no las sesgaran.
Pero no está claro si a los que encontraron otras formas de llegar al hospital les iba peor, o llegaron al hospital más tarde que los que llegaron en ambulancia. El estudio tampoco dice cómo llegó al hospital la gente que no usó una ambulancia. Y aunque tienen teorías, los investigadores no saben por qué existen diferencias en el uso de las ambulancias.
Pero la presencia de otra persona en el momento del ACV, la capacidad de hablar inglés y los niveles educativos podrían haber tenido roles, dijo Mochari-Greenberger.
Dr. Salvador Cruz-Flores, presidente de neurología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Técnica de Texas, en El Paso, dijo que los hallazgos son importantes porque el ACV es más común en los grupos minoritarios.
"Si se toma en cuenta que las minorías seguirán creciendo, no abordar estas diferencias puede conducir a una tasa más alta de muerte o discapacidad en las minorías, con el costo financiero asociado para la sociedad", apuntó.
A pesar de las limitaciones del estudio, los hallazgos son "útiles hasta el grado en que nos dan más evidencias sobre el problema", dijo Cruz-Flores. "Ha llegado el momento de crear estrategias de intervención para reducir las desigualdades".
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Heidi Mochari-Greenberger, Ph.D., M.P.H., adjunct associate research scientist, department of medicine, Columbia University Medical Center, New York City; Salvador Cruz-Flores, M.D., professor and founding chair, department of neurology, Paul L. Foster School of Medicine, Texas Tech University Health Sciences Center, El Paso, Texas; Aug. 12, 2015, Journal of the American Heart Association