Terapéutica

Las placas cerebrales relacionadas con el Alzheimer podrían aparecer décadas antes que los síntomas

MARTES, 19 de mayo de 2015 (HealthDay News) -- Unas aglomeraciones anómalas de proteína podrían aparecer en el cerebro hasta 30 años antes de que las personas contraigan la enfermedad de Alzheimer, calcula un estudio reciente, lo que quizá ofrezca una oportunidad para la intervención.
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MARTES, 19 de mayo de 2015 (HealthDay News) -- Unas aglomeraciones anómalas de proteína podrían aparecer en el cerebro hasta 30 años antes de que las personas contraigan la enfermedad de Alzheimer, calcula un estudio reciente, lo que quizá ofrezca una oportunidad para la intervención.

Hace mucho que los científicos saben que las personas con enfermedad de Alzheimer presentan "placas" cerebrales, en que trozos de una proteína llamada beta amiloidea se aglomeran juntas de forma anómala.

El nuevo estudio, que aparece en la edición del 19 de mayo de la revista Journal of the American Medical Association, confirma que las placas cerebrales se hacen cada vez más comunes a medida que las personas envejecen, incluso aunque la memoria y el pensamiento permanezcan intactos.

Pero las placas son más comunes entre las personas con factores de riesgo del Alzheimer, a todas las edades. Esto incluye a las personas que ya sufren de problemas más leves de la memoria, y a las que portan una variante genética (APOE4) que aumenta el riesgo de Alzheimer, la forma más común de demencia.

Pero los autores del estudio estiman que esas placas cerebrales podrían surgir entre 20 y 30 años antes de que aparezcan los síntomas de Alzheimer en toda regla.

"El significado de eso está en las posibilidades de una intervención temprana", planteó el Dr. Pieter Jelle Visser, que trabajó en el estudio. "Si podemos tratar la enfermedad de Alzheimer en la etapa temprana, podríamos prevenir el inicio de la demencia".

Pero hay salvedades, enfatizó Visser, de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos. Quizá la mayor es que no hay tratamientos establecidos para prevenir el Alzheimer en las personas con evidencias de tener placas cerebrales.

Sin embargo, se están llevando a cabo ensayos clínicos para evaluar candidatos potenciales, comentó Visser.

Por ejemplo, los investigadores están evaluando anticuerpos y vacunas que estimulan al sistema inmunitario a dirigirse a las aglomeraciones de amiloidea en el cerebro.

En ese tipo de ensayo, reclutar a los pacientes adecuados resulta esencial, y los nuevos hallazgos subrayan la utilidad de las imágenes cerebrales para lograrlo, dijo el Dr. Roger Rosenberg, profesor de neurología del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern, en Dallas.

Tener amiloidea en el cerebro no significa que se esté condenado a contraer Alzheimer, apuntó Rosenberg, que escribió un editorial publicado junto al estudio.

"Pero es importante contar con marcadores que identifiquen a las personas con un riesgo más alto", dijo. Por ahora, es útil para los ensayos clínicos, aseguró Rosenberg, pero si alguna terapia preventiva resulta efectiva, los médicos tendrán que poder identificar a las personas con probabilidades de contraer la enfermedad.

Para el estudio, el equipo de Visser reunió los datos de docenas de estudios anteriores de tamaño reducido. En total, incluyeron a casi 3,000 adultos con una memoria y unas habilidades de pensamiento normales, y a casi 4,000 con deterioros leves, que tenían entre 18 y 100 años de edad. En cada uno de los estudios, los investigadores utilizaron escáneres TEP del cerebro o muestras del líquido cefalorraquídeo para detectar los depósitos de amiloidea.

Entre las personas que tenían unas habilidades mentales intactas, las placas cerebrales se hicieron cada vez más comunes con la edad, encontró el equipo de Visser. El diez por ciento de las personas de 50 años de edad mostraban depósitos de amiloidea, una cifra que alcanzaba el 33 por ciento a los 80 años, y el 44 por ciento a los 90.

Las cifras eran de dos a tres veces más altas entre las personas que portaban la variante genética APOE4, hallaron los investigadores.

Por otra parte, las personas con problemas más leves de memoria tenían una prevalencia más alta de placas cerebrales que sus pares con unas mentes más agudas: casi el 30 por ciento de las de 50 años, casi la mitad de las de 70 años y el 60 por ciento de las de 80 años tenían depósitos de amiloidea.

Todo esto es coherente con la creencia de que el deterioro leve es un factor de riesgo del Alzheimer, señaló Rosenberg.

Todos los hallazgos confirman lo que estudios de menor tamaño han indicado antes, dijo el Dr. Clifford Jack, Jr., un investigador sobre la demencia de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, que no participó en el trabajo.

"Eso no les resta importancia", aseguró Jack. "Necesitamos estudios de mayor tamaño, como este, para confirmar lo que creemos saber".

Por ahora, lamentó Jack, los hallazgos no tienen implicaciones en el mundo real. Fuera de los ensayos clínicos, nadie utiliza los escáneres TEP para detectar la presencia de amiloidea en el cerebro de las personas que no tienen demencia.

"No habrá ningún uso práctico hasta que se muestre que las terapias contra la amiloidea funcionan", planteó Jack.

Cuando esto suceda, si es que sucede, la próxima pregunta será a quién hacer la evaluación, comentó.

"Contar con un análisis sanguíneo sencillo sería magnífico", dijo Jack. "Y si eso resultara positivo, se pasaría al escáner TEP".

A pesar de las preguntas sin respuestas, Jack afirmó que observa un mensaje positivo en lo que los investigadores saben hasta ahora sobre el proceso de la enfermedad de Alzheimer.

"Se puede detectar amiloidea en el cerebro muchos años antes de que se presenten síntomas de Alzheimer", dijo Jack. "Eso ofrece una gran oportunidad para la intervención. Creo que es una buena noticia".

Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor

FUENTES: Pieter Jelle Visser, M.D., Ph.D., Maastricht University, Maastricht, the Netherlands; Roger Rosenberg, M.D., professor, neurology, University of Texas Southwestern Medical Center at Dallas; Clifford Jack, Jr., M.D., professor, radiology, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; May 19, 2015, Journal of the American Medical Association

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