La Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) celebró el pasado fin de semana en Jerez de la frontera (Cádiz) su reunión de zona de Andalucía, en la que participaron 60 farmacéuticos de hospital y que estuvo centrada en la inmuno-oncología y la problemática de la polifarmacia.
En la primera mesa de la reunión, que se organizó con el patrocinio de Bristol Myers-Squibb y Celgene, se trató la Gestión de la inmuno-oncología. En este sentido, Silvia Artacho comentó que "el verdadero impacto de estas terapias están en los largos supervivientes". Posteriormente, José Antonio Marcos se centró en las toxicidades, destacando la importancia de una detección precoz y un correcto manejo de las mismas, "puesto que, aunque su incidencia es menor y la tolerancia mejor respecto a la quimioterapia, cuando éstas aparecen pueden ser graves incluso mortales". Por último, Rocío Gavira comentó las nuevas líneas en este ámbito, algunas con resultados prometedores pero con un precio muy elevado, por lo que invitó a los asistentes a reflexionar sobre si el SNS será capaz de asumir estas nuevas terapias.
Tras esta primera mesa, Miguel Ángel Calleja, presidente de la SEFH, destacó el papel del farmacéutico de hospital como un profesional sanitario capaz de unir la clínica y la gestión, siendo necesaria una gran capacitación e integración con el resto de equipo asistencial para conseguir los mejores resultados en salud al menor coste posible en pacientes diagnosticados de mieloma múltiple.
El reto de la polifarmacia
La segunda parte de la jornada estuvo enfocada en el manejo de la polifarmacia, tanto en los pacientes crónicos con multimorbilidad, como en pacientes más específicos como el VIH o el oncológico. Así, Mª Dolores Toscano presentó el proyecto de trigger-tools o señales alertantes de eventos adversos en el paciente crónico, que ayudará a ejercer una atención anticipada en este tipo de pacientes. Por su parte, Pablo Nieto abogaba por un acercamiento en las consultas externas a los pacientes oncohematológicos, lo que sin duda, ayudará a identificar qué medicamentos son realmente beneficiosos. Finalmente, Ramón Morillo abogó por el modelo CMO como metodología de trabajo ideal para el abordaje del paciente con VIH y para afrontar los nuevos conceptos que va a ser necesarios incluir en las consultas de atención farmacéutica de manera inminente (complejidad farmacoterapéutica, nivel de activación, etc.).
Además de estos dos grandes temas, durante la jornada se expusieron algunas experiencias en hospitales. Marta Eguiluz, del Hospital Costa del Sol, presentó el trabajo que realiza el farmacéutico en la atención al paciente con insuficiencia cardíaca, destacando la educación al paciente en el manejo de su tratamiento; Mª Isabel Guzmán expuso un proyecto que están llevando a cabo en el Hospital de Valme, donde la intervención del farmacéutico va a permitir identificar aquellos pacientes VIH+ con alto riesgo de reingresos, disminuyendo muchos de ellos; Rosa Cantudo, del Hospital de Linares, puso de manifiesto que la integración del farmacéutico hospitalario en centros sociosanitarios favorece la comunicación entre niveles asistenciales y permite una optimización en el uso de antiinfecciosos, y por último Cristina Fernández, del Hospital Regional de Málaga, contó su experiencia en la utilización de recursos corporativos como Diraya AH por parte de los farmacéuticos, para la realización de informes de conciliación y una comunicación ágil con el resto del equipo asistencial.