Terapéutica

Si el consumo de opioides es el problema, el farmacéutico de AP puede ser parte de la solución

En el XXIII Congreso se Sefap se organizó un taller centrado en el manejo de opioides, en que el se alertó sobre el uso inadecuado de estos fármacos en el tratamiento del dolor y la labor que puede desempeñar el farmacéutico de Atención Primaria para evitarlo.
Imagen de una pasada edicion del Congreso de Sefap.

El XXIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap) ha servido para que estos profesionales lancen una señal de alarma en relación con el incremento del consumo de opioides en el tratamiento del dolor, muchas veces fuera de indicación y sin el seguimiento necesario. Lo hizo, entre otros, José Manuel Paredero, farmacéutico de Atención Primaria del Servicio de Salud de Castilla la Mancha (Sescam), quien subrayó que lo más preocupante es que la mayoría de pacientes que los toman los usan contra el dolor crónico no oncológico, donde su eficacia, dijo, "es muy cuestionada". 

Asimismo, Paredero puso el énfasis en la falta de seguimiento del tratamiento de estos pacientes, lo cual, debido al potencial adictivo de estos medicamentos, "puede desencadenar muchos problemas de seguridad y de adicción". 

El farmacéutico dio datos sobre la situación de Castilla-La Mancha en 2017, año en el que hubieron 30.000 pacientes expuestos a opioides a través de receta, de los que más de 4.000 los consumieron durante todo el año de manera continuada. Esto, según Paredero, "es un factor de riesgo", ya que los estudios raramente van más allá de los seis meses. "No se sabe, más allá de ese tiempo, qué resultados va a tener ese medicamento, si va a seguir cumpliendo su función o va a empezar a no cumplirla y a dar más problemas que beneficios", prosiguió.

Por último, se refirió al uso concomitante de los opioides con otros fármacos como antidepresivos, gabapentinoides e hipnóticos, "cuando ya se sabe que en este último caso la mezcla duplica el riesgo de mortalidad".

También ofreció sus reflexiones sobre este tema Ana Henche, médico responsable de la Unidad de Conductas Adictivas de Toledo, quien afirmó que "los opioides no se deben utilizar de entrada, porque no están indicados para ningún tipo de dolor como primera línea de tratamiento". "Solo deben utilizarse cuando el dolor es moderado o severo y no ha respondido a otras opciones de tratamiento, incluidas las técnicas poco invasivas", añadió. Sin embargo, dijo, "ahora el tramadol se utiliza para todo. Donde antes se pautaban ibuprofeno o paracetamol, ahora se receta muchas veces el tramadol, y no se puede olvidar que es un opiáceo y que, sobre todo en dolor crónico no oncológico, se utiliza en dosis muy altas y durante mucho tiempo, con lo que su potencial adictivo es importante.

Paredero se refirió, también, al uso del fentanilo transmucoso, consumido en 2017 en Castilla-La Mancha por 142 pacientes. Aludió, en este caso, a la nota informativa que lanzó la Aemps en febrero, en respuesta al auge de su uso fuera de ficha técnica, para recordar que los productos que contienen fentanilo de liberación inmediata "están indicados para el tratamiento del dolor irruptivo oncológico en adultos que ya están recibiendo de forma crónica otro tratamiento de mantenimiento con opioides". Para Ana Henche el uso del fentanilo transmucoso para otro tipo de dolores diferentes al indicado en su ficha técnica puede generar “una dependencia física muy fuerte” en los pacientes, que cada vez requieren dosis más altas, lo que puede acabar en última instancia en “una sobredosis incluso con resultado de muerte”.

El papel del FAP

Por todo ello, Peredero opinó que "el farmacéutico de Atención Primaria tiene un papel importante en el uso correcto de los opioides, porque ayudar a identificar a los pacientes, hacerles un seguimiento y ayudar al médico prescriptor a tomar las medidas oportunas, a seguir los protocolos y a no abandonar a ese paciente". Destacó su rol, en esta línea, como "nexo" entre los distintos profesionales médicos para una correcta "conciliación de medicamentos".

Henche coincidió con él y señaló que, dentro de su área de actuación, el farmacéutico de AP "puede controlar la prescripción de esos fármacos y detectar si hay un mal uso de los mismos para informar a los médicos que están haciendo esa prescripción en base a la evidencia científica evidente". Asimismo, aceptó la utilidad de las recomendaciones de estos profesionales, tanto al inicio del tratamiento, como para el ajuste de la dosis o la supresión de mismo.

Tanto es así que considera que los farmacéuticos de Primaria van a jugar un papel clave en los programas que están desarrollando las administraciones sanitarias para un mejor control del uso de opioides. "Gracias a estos programas, desde el Área de Farmacia de Servicios Centrales se enviará a los FAP un listado con los pacientes de su área que pertenecen a uno de los dos grupos y, a partir de ahí, será este profesional el que deberá dar información a los médicos sobre qué se aconseja con base en la evidencia científica para hacer un uso más razonable y eficaz de los opioides".

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