"Los profesionales sanitarios, incluidos los farmacéuticos hospitalarios, tenemos que liderar los cambios para mejorar la asistencia a pacientes, adecuándola a sus necesidades, y las tecnologías son pieza clave para ello". Esa es la premisa de la que parte José Manuel Martínez Sesmero, director de Innovación de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), cuando trata de explicar el surgimiento de 'TIC TAC TEP', una especie de manual con experiencias en el ámbito de las nuevas tecnologías que pueden servir de inspiración para los sanitarios. "El objetivo era que fuera una guía útil", apunta Martínez Sesmero, que ha coordinado la publicación junto al ex presidente de la SEFH, Miguel Ángel Calleja.
Lo primero que hay que hacer es aclarar el significado de los términos empleados en el título, que lo tienen. TIC, por las tecnologías de la información y la comunicación (ésta era fácil); TAC, por las tecnologías para el aprendizaje y el conocimiento, y TEP, por las tecnologías para el empoderamiento y la participación. Cubren, por tanto, toda la cadena para formar e informar de cara a la democratización de las decisiones.
Si se trata de destacar algunos highlights del libro, éstos serían el capítulo orientado a la humanización del uso de las tecnologías en salud, por su trascendencia, y el apartado de la aplicación de la realidad virtual, por su novedad. Sobre el primero de estos aspectos, el director de Innovación de la SEFH hace alusión a los aprendizajes que proporciona la observación de la actividad de empresas como Amazon. "Ellos personalizan sus servicios en función del conocimiento de los gustos del cliente. La base es satisfacer las necesidades de cada cual, lo que, en términos de salud, se puede conseguir con la incorporación de la visión de los pacientes, porque las organizaciones tenemos nuestras inercias", comenta, y apunta a las tecnologías como medio para obtener esa visión de los pacientes.
Uno de los campos que pide a gritos una reflexión, para no perder de vista la humanización, es el de la teleasistencia, abordada en el texto y muy en boga por las necesidades propias de la pandemia. A este respecto, Martínez Sesmero piensa que desde el sistema sanitario se puede tender a clasificar a los pacientes, pero que el uso de tecnología para conocer las preferencias de éstos puede contribuir a "desdibujar todo eso, romper esas barreras".
Se trataría diseñar un modelo de teleasistencia basado en el conocimiento de "qué pacientes prefieren ir a ver a su FH, con qué periodicidad y qué es lo que le preocupa con respecto a su tratamiento". Con esa información, se podría crear un modelo que permita "adaptarte a cada persona, que es diferente y tiene unas necesidades diferentes".
Entre los beneficios de una adecuada planificación del proceso asistencial, de acuerdo a las necesidades del paciente y aprovechando el uso de las nuevas tecnologías, se cuenta, por ejemplo, una mejora de la adherencia a los tratamientos, según este farmacéutico especialista.
No obstante, todo esto exige disponer de los medios necesarios. "¿Va a haber inversión? Sabemos que los presupuestos son los que son, pero hay que empezar a mirar más allá", opina. Y es que, señala, el hecho de que la pandemia haya obligado a reducir la frecuentación no es suficiente para implantar de la noche a la mañana un modelo de estas características. "Si se hace el cambio, hay que poner los recursos humanos y tecnológicos adecuados", concluye, aclarando que "no se trata de dar teleasistencia a todos ni para todos".
De la teleasistencia a la realidad virtual
Pero la teleasistencia solo es la punta del iceberg. Por detrás vienen un sinnúmero de dispositivos y aplicaciones que podrían contribuir a mejorar la salud. Uno de los avances que recoge el manual es el de la realidad virtual, que puede ser empleada para ayudar a los pacientes a hacer más llevadero su tratamiento. De hecho, en el Hospital Clínico San Carlos, donde ejerce Martínez Sesmero como jefe de Servicio de Farmacia, hay un proyecto ya en marcha con pacientes oncológicos y los FH han propuesto a los neurólogos algo similar con los pacientes de esclerosis múltiple. "Estábamos trabajando en el proyecto cuando irrumpió la covid-19".
Otra posible aplicación de la realidad virtual, o, para ser más precisos, de la realidad aumentada, pasaría por la adición de información sobre la medicación, que podría quedar accesible para los especialistas que participan en el abordaje de los pacientes.
Una vez publicada esta obra, como parte de uno de los compromisos en el Plan Estratégico que presentó Martínez Sesmero para acceder a la Dirección de Innovación de la SEFH, ahora la idea es "continuar". Y es que, explica, "la tecnología va cambiando y hay experiencias en campos no sanitarios de los que podremos aprender". Por eso, avanza que ya están trabajando en una segunda fase del proyecto, que podría plasmarse en "talleres para compartir historias de éxito con tecnologías que vayan calando".