Terapéutica

Experto en aerosoles: “La OMS está atascada en la ciencia del siglo XIX” al negar la transmisión por esta vía

El experto en aerosoles José Luis Jiménez llama a la comunidad científica sanitaria a olvidar "supersticiones médicas" sin respaldo científico para justificar la transmisión por gotas de los virus. Se trata de algo que, según él, prácticamente no existe, mientras que la vía casi exclusiva sería el aerosol.
José Luis Jiménez, experto en aerosoles

La principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 son los aerosoles. Esta es la conclusión a la que ha llegado una serie de científicos, entre los que se encuentra el español José Luis Jimenez, para explicar el comportamiento del virus en su transmisión humana.

Esta explicación, a la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) se niega, de momento, a dar credibilidad, es la que daría respuesta a los casos de múltiples contagios por coincidencia en lugares cerrados, aunque sin proximidad, según este químico que trabaja en la Universidad de Colorado y que, a consecuencia de la pandemia de la covid-19, ha visto la oportunidad de aplicar sus conocimientos a la transmisión de virus.

Jiménez, que lleva varias semanas exponiendo en su cuenta de Twitter sus hallazgos y los de otros colegas con los que colabora y que han visto la luz en diversos textos publicados en revistas científicas, ha asegurado que la OMS “esta atascada en la ciencia del siglo XIX” al negar la transmisión del SARS-CoV-2 por la vía de los aerosoles. Así lo ha confirmado en el transcurso de un debate organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) bajo título ‘La pandemia que está doblegando a España: ¿qué está fallando? ¿qué hacemos ahora?’.

Según este experto, la defensa que realiza la OMS, así como otros muchos gobiernos y clínicos, en relación con la transmisión de virus por gotas de saliva no es más que una “superstición médica” que carece de respaldo científico, aunque tenga aceptación histórica. Para él, solo sería posible esta transmisión si los proyectiles balísticos de saliva expulsados al hablar o estornudar impactaran directamente en los ojos o en la entrada de las fosas nasales antes de caer rápidamente por el efecto de la gravedad. Es decir, que, excepto en el caso de que alguien “te tosa en la cara” este tipo de transmisión sería casi nula, señala.

Por ello, pese a que la OMS solo haya aceptado la transmisión aérea de los virus más contagiosos como el sarampión o la varicela, según él, los aerosoles serían la vía mayoritaria en los virus que utilizan el tracto respiratorio para la transmisión. A este respecto, este experto en aerosoles critica que se exija una evidencia que, en el caso del sarampión o la varicela, se tardó décadas en tener. “Se ha repetido el mismo error histórico que nació en 1910”, señala en relación a la argumentación que entonces se aportó para evitar caos en la población pensando en nubes tóxicas y afianzar la utilidad del distanciamiento social para la prevención de enfermedades.

A la vista de todas las evidencias que manejan, y que han merecido la publicación en Science de una carta en la que varios científicos, entre ellos Jiménez, muestran sus conclusiones acerca de esta vía de transmisión, este experto reclama que se confíe en profesionales que, “sin ser sanitarios”, son “expertos en aerosoles”. Pero, según ha lamentado, no ha sucedido así ya que se les ha tratado “como intrusos ignorantes”. Pese a ello, asegura que ya hay países que se están saltando “la dictadura intelectual de la OMS” y están aceptando “contradecir al organismo si sus científicos lo dicen”. En este sentido, países como Alemania, Reino Unido o Japón, así como el Centro de Control de Enfermedades (CDC) americano, ya dan credibilidad a esta vía de transmisión y están actuando al respecto.

No es el caso de España ya que, hace pocos días el propio director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, en consonancia con la argumentación de la OMS, negó que esta fuera la vía principal de contagio “aunque hay grupos científicos que lo creen”, señaló. A este respecto, el propio Jiménez se ha encargado de denunciar en Twitter que no le ha sido posible contactar con Simón, pese a llevar semanas intentándolo.

En cualquier caso, teniendo clara la transmisión por aerosoles de este virus, la ventaja del SARS-CoV-2 frente a otros es que, según Jiménez, “es menos contagioso” y, además, según explica, habría un “periodo corto de transmisibilidad” a través de los aerosoles. Según él, esta ventana sería mayor en la fase asintomática y solo duraría dos o tres días alrededor del inicio de los síntomas. Además, según estima, el pico máximo de transmisión duraría poco tiempo, lo que podría explicar que haya casos de convivientes que no hayan contraído la enfermedad.

¿Y qué hacer entonces?

Y si la transmisión mayoritaria se produce por aerosoles, ¿cuáles serían las pautas de protección a seguir? Para Jiménez, es muy importante cambiar algunas de las medidas que se han estado poniendo en marcha una vez que se sabe que el virus se transmite por aerosoles.

La principal medida a propiciar es la ventilación continua de los lugares cerrados en los que haya concentración de personas. Si no es posible, este experto propone ayudas tecnológicas para facilitarlo: la monitorización de CO2 y ventilación cuando se supere un determinado umbral o la utilización de equipos de recirculación de aire equipados con filtros Hepa adecuados que eliminen el virus de una estancia. También, como es lógico, realizar la mayor parte de actividades que sea posible en el exterior. Por ese motivo ha criticado el cierre de parques ya que, “si la gente no se reúne en ellos, se reunirán en interiores, siendo mucho más peligroso”.

La otra medida importante es el uso de mascarillas. Eso sí, siempre que se ajusten perfectamente a la cara ya que, de otro modo, el aire entrará por donde haya menos resistencias. Es decir, que si hay bolsas y pliegues que separan la tela de la cara, nariz o barbilla, el aire entrará por ellas al encontrar menos oposición y no protegerá todo lo debido frente a los aerosoles.

Esta cuestión es muy relevante ya que es habitual encontrar personas que llevan mascarillas pero no se ajustan perfectamente a la cara, nariz y barbilla. Por ello, Jimenez apunta a la utilización de FFP2-KN95, si bien explica que, si se ajusta adecuadamente, cualquier mascarilla elaborada de acuerdo con las certificaciones puede ser útil.

Jiménez no olvida tampoco la necesidad de reducir el número de personas en los mismos lugares cerrados y ampliar la distancia. Es decir, que, según él, “hay que utilizar todas las distintas capas de protección que tenemos porque ninguna es 100% eficaz por sí sola”.

El humo como ejemplo

Para explicar toda su teoría, este experto propone pensar en el humo de un cigarrillo para visualizar la distribución del virus como aerosol. No es lo mismo estar al lado de un fumador dentro de un local o fuera. Tampoco lo es estar cerca o lejos o que haya una sola persona fumando o que haya muchas. Por eso recomienda poner en práctica las mismas medidas que tomaríamos para no inhalar ese humo con el objetivo de evitar el contagio.

Más allá, este experto ha compartido a través de su cuenta de Twitter un conjunto de modelos con los que estima la transmisión del virus en diferentes escenarios en función de distintos parámetros como el volumen de aire en lugares cerrados, la distancia, el número de personas infectivas, las condiciones de ventilación, etc. El objetivo es realizar una estimación del número de contagios que se produciría en unas condiciones muy concretas, que se pueden variar por parte de cada usuario para adaptarlo a un situación concreta.

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