“La protección industrial a través de las patentes es crítica para garantizar que en el próximo futuro dispongamos de nuevos medicamentos”, así lo asegura la patronal de la industria farmacéutica, Farmaindustria, quien estima que la protección de este derecho a la propiedad es el que “garantizan que compañías farmacéuticas en todo el mundo se lancen a la incierta carrera de investigar medicamentos”.
Una carrera, que como explica, implica una media más de diez años de desarrollo, grandes costes (unos 2.500 millones de euros) y, sobre todo, alto riesgo (de cada diez mil compuestos analizados en investigación básica apenas uno llegará un día a ser un medicamento disponible). Igualmente, el sistema de protección industrial, “ofrece garantías a las compañías que investigan y desarrollan nuevos medicamentos de que, si uno de sus fármacos innovadores es finalmente aprobado y llega a los pacientes, contará con un periodo de exclusividad para tratar de recuperar la inversión realizada y generar recursos que puedan ser reinvertidos en nuevos proyectos de investigación”.
El impacto que tienen las patentes de la industria farmacéutica en España, es actualmente uno de los más altos de todo el tejido productivo nacional. Según los datos de la Oficina Europea de Patentes, la industria farmacéutica fue en 2020, y por tercer año consecutivo, el sector industrial que más solicitudes de patentes presentó en España (190 patentes), seguido por la industria de tecnología sanitaria y el transporte. Las solicitudes de patentes farmacéuticas suponen el 10,7% del total de las presentadas en nuestro país, lo que le coloca a la cabeza de todos los campos tecnológicos.
Igualmente, la patronal asegura que “contribuyen al conocimiento científico”, ya que según explica, “cuando una compañía halla un potencial desarrollo y lo patenta hace público para toda la comunidad científica el conocimiento que le ha llevado hasta allí”.
Esto promueve la aparición de nuevos medicamentos para el tratamiento de las mismas patologías, que en ocasiones son terapéuticamente superiores al primero en aparecer, lo que aumenta las posibilidades de tratamiento de los pacientes.
Este sistema ha sido fundamental en el rápido desarrollo de vacunas para frenar la pandemia de Covid-19. Gracias a las patentes Farmaindustria asegura que “se podido utilizar el conocimiento acumulado gracias a la inversión de décadas en investigación de medicamentos para aplicarlo al desarrollo de vacunas y lograr así dar con varias en menos de un año, un hito histórico”. Además, el sistema de propiedad industrial, las compañías farmacéuticas desarrolladoras de las vacunas “han podido llegar a acuerdos con transferencia de tecnología con empresas de cualquier país del mundo que tuvieran capacidad de participar en la producción. Esto ha permitido triplicar en un año, y sólo para vacunas contra el coronavirus, la capacidad mundial de producción de vacunas”.