La telemedicina, que experimentó un desarrollo sin precedentes durante la pandemia de COVID-19, continúa transformando los sistemas de salud en los países de la OCDE. Según el informe ‘Leading Practices for the Future of Telemedicine’, publicado en 2025, el desafío actual radica en integrar estas tecnologías en la atención sanitaria rutinaria de forma sostenible, equitativa y eficiente, garantizando su impacto positivo en el acceso a la atención y la calidad de los servicios.
El documento, basado en entrevistas con 30 expertos de 16 países y en un análisis exhaustivo de políticas nacionales, identifica ocho prácticas clave agrupadas en cuatro áreas fundamentales: medición, financiación, gobernanza e integración de la atención sanitaria. Estas recomendaciones reflejan la importancia de evaluaciones continuas y de un enfoque centrado en el paciente para consolidar la telemedicina como un elemento esencial en los sistemas sanitarios modernos.
Datos para una telemedicina eficaz
Uno de los principales hallazgos del informe es la relevancia de recopilar y analizar datos de manera consistente para orientar las políticas de telemedicina. Según el informe, solo la mitad de los países analizados cuentan con sistemas capaces de recopilar información granular sobre las consultas remotas, como el tipo de servicio, los datos demográficos de los pacientes y los resultados clínicos.
Países como Australia, Canadá y Francia lideran este ámbito gracias a la implementación de bases de datos interoperables y a la existencia de oficinas dedicadas exclusivamente a la evaluación de la telemedicina. Estas estructuras permiten analizar de manera continua el impacto de estas tecnologías, identificar áreas de mejora y ajustar las políticas de financiación y acceso. Por ejemplo, Canadá utiliza datos demográficos vinculados a las consultas para medir la eficacia de las modalidades telemédicas, asegurando que el acceso sea equitativo para todas las regiones y grupos sociales.
Sin embargo, el informe subraya que, en sistemas descentralizados como los de Alemania o Estados Unidos, la fragmentación de los datos sigue siendo un desafío importante. Esta dispersión limita la capacidad de los gobiernos para analizar patrones de uso y garantizar una cobertura adecuada en todas las regiones, especialmente en áreas rurales o con menor acceso a la tecnología.
Nuevos modelos de financiación
En términos de financiación, el informe detalla cómo los países han avanzado hacia modelos que buscan incentivar la adopción de la telemedicina sin comprometer la sostenibilidad financiera. Aunque el pago por servicio sigue siendo el esquema predominante, países como Portugal están experimentando con el pago por capitación, mientras que Croacia ha introducido esquemas basados en resultados.
Francia, por su parte, destaca con programas innovadores como ETAPES, que evalúa la telemonitorización para enfermedades crónicas, asignando tarifas basadas en el impacto clínico y organizativo de las soluciones tecnológicas. Esta aproximación permite financiar no solo los servicios médicos, sino también las plataformas tecnológicas utilizadas, siempre que demuestren beneficios medibles en la calidad de vida o la mortalidad de los pacientes.
Asimismo, Estados Unidos ha utilizado subvenciones federales para desarrollar infraestructuras de telemedicina en áreas desatendidas, mientras que países como Israel y Australia han ajustado las tarifas según el modo de consulta (teléfono o video) para evitar un uso excesivo e ineficiente de los recursos. Sin embargo, el informe advierte que, en algunos países, la falta de códigos específicos de facturación sigue siendo un obstáculo para evaluar el impacto real de la telemedicina en el gasto sanitario.
Integración y sostenibilidad
La integración de la telemedicina en los sistemas sanitarios plantea retos significativos. Según el informe, aunque muchos países han adoptado modelos híbridos que combinan consultas presenciales y remotas, todavía persisten problemas de fragmentación en la atención. Esto es especialmente evidente en servicios de seguimiento, como la telemonitorización, que en muchos casos no están plenamente conectados con los historiales clínicos electrónicos ni con otros servicios de atención primaria o secundaria.
Francia y Croacia han liderado iniciativas para superar esta fragmentación. En Francia, las consultas de telemonitorización se han incorporado al sistema nacional de salud con un marco regulatorio claro, mientras que en Croacia se han centralizado los servicios en centros especializados para garantizar la calidad y la uniformidad de la atención. Sin embargo, en la mayoría de los países, estas iniciativas todavía están limitadas a programas piloto, lo que dificulta su escalabilidad y generalización.
Además, el informe destaca que la equidad de acceso sigue siendo un desafío clave. En países con zonas rurales extensas o comunidades con menor acceso a tecnología, como Canadá y Australia, la telemedicina ha demostrado ser una herramienta valiosa para reducir barreras geográficas. Sin embargo, estas soluciones requieren inversiones continuas en infraestructura tecnológica y capacitación, especialmente para garantizar que las poblaciones más vulnerables puedan beneficiarse plenamente de estos servicios.
El informe de la OCDE subraya que la telemedicina no solo es una herramienta para mejorar el acceso a la atención sanitaria, sino un componente esencial para transformar los sistemas de salud. La integración sostenible de estas tecnologías requiere un enfoque integral que combine datos de calidad, modelos financieros adecuados y una gobernanza inclusiva, asegurando que la telemedicina sea accesible para todos los pacientes, sin importar su ubicación o condición socioeconómica.
En un contexto global donde las necesidades de atención sanitaria son cada vez más complejas, la telemedicina se perfila como una solución indispensable. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad de los gobiernos para implementar las prácticas líderes identificadas por la OCDE, garantizando sistemas de salud más equitativos, sostenibles y resilientes frente a los desafíos del futuro.