Terapéutica

Mortalidad por covid-19 en España: otro triste podio mundial

En la comparativa de 18 países, España figura una vez más como uno de los tres primeros en fallecimientos por Covid-19 desde el comienzo de la pandemia.

Un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica Americana (JAMA) confirma la posición de España como país en el cual la proporción de fallecidos por la covid-19 está entre las tres mayores del mundo, detrás de Bélgica y por delante de Reino Unido. En exceso de mortalidad respecto a años anteriores España está en cabeza.

Aunque el objetivo del trabajo ahora publicado era analizar la situación en Estados Unidos, entre sus resultados España destaca, por enésima vez, como país en el cual el azote de la enfermedad ha tenido un saldo particularmente trágico para la población.

Los autores matizan que las comparaciones entre los 18 estados tienen sus limitaciones, pero en su aproximación han buscado criterios objetivos y solo han incluido en su análisis países cuyo Producto Interior Bruto per cápita  está por encima del umbral de los 25.000 dólares. 

La tasa de mortalidad por 100.000 habitantes desde el comienzo de la crisis sanitaria es su primera variable. En Bélgica el saldo es de 86,8 muertes por 100.000 habitantes. En España es de 65 y en Reino Unido de 62,6. El grupo de países en los cuales los datos de mortalidad son más adversos lo completan Estados Unidos (60,3) Italia (59,1) Suecia (57,4), Francia (46,6) y Holanda (36,2).

En la categoría de “mortalidad moderada” están Canadá (24,6), Suiza (20,6), Israel (14,4), Alemania (11,3), Dinamarca (10,9), Austria (8,6), Finlandia (6,1) y Noruega (5).

Los tres países con menores tasas de mortalidad son Australia (3,3), Japón (1,2) y Corea del Sur (0,7).

Exceso de mortalidad por todas las causas

Los autores calcularon también el exceso de mortalidad por cualquier causa (la diferencia entre la media de fallecimientos en 2020 y la misma cifra en las semanas correspondientes entre los años 2015 y 2019.

En esta ocasión España está en primera posición por exceso de mortalidad (también expresada en muertes por 100.000 habitantes) con 102,2. Un país sin el sistema sanitario público comparable al español, Estados Unidos, solo llega al 71,6. Reino Unido sigue a España con 94,5, después se sitúan Bélgica (67,8), Holanda (55,1), Francia (51,5) y Suecia (50,8).

Tres artículos de opinión complementarios a los estudios que ha dado a conocer JAMA analizan las consecuencias de la pandemia más allá de las frías cifras en términos de salud mental, la economía y la desigualdad. 

En el ámbito familiar, por ejemplo, calculan que solo en Estados Unidos, cada muerte tiene un impacto grave en cuanto al inusual -y particularmente duro- duelo en tiempos de pandemia en una media de 9 personas del entorno más próximo de los fallecidos, con síntomas de estrés postraumático a largo plazo.

“En otras palabras -escriben- aproximadamente 3 millones y medio de personas podrían desarrollar necesidades serias de salud mental. Esto sin incluir a los miles de profesionales sanitarios y de residencias de mayores que han sido los testigos directos de la inimaginable morbilidad y mortalidad asociada con la enfermedad”.

Rastreadores contra la mayor amenaza para la prosperidad en 100 años

La publicación científica también ha puesto en cifras el coste financiero de la pandemia. Sumando a los diversos factores en los que la Covid-19 incide negativamente, el resultado es un número de esos que resultan difíciles de imaginar: 16 trillones de dólares. La cifra equivale al 90% del PIB anual de Estados Unidos, o si se quiere, el doble del coste de todas las guerras que ha librado el país desde el 11 de septiembre de 2001. 

En cuanto a la economía familiar; la pérdida estimada a lo largo de los años para un hogar de cuatro personas alcanza los 200.000 dólares, la mitad de ellos debidos a la recesión económica y la otra mitad derivada de los efectos económicos de tener una vida más corta y menos saludable.

Aunque nadie puede poner precio a una vida, la muerte y la reducción de la calidad de vida también se pueden medir en términos económicos, indican los autores en JAMA. Hasta la fecha, aproximadamente 1,1 millones de muertes han sido directamente atribuibles a la covid-19 en el mundo (33.000 oficiales en España en el momento de realizar el análisis). Existen más de 37 millones de casos (casi 900.000 en España). 

Si estas tasas se mantienen, se pueden esperar otras 250.000 muertes el próximo año en todo el mundo, directamente asociadas a la pandemia.

El objetivo del estudio no es “presentar la llegada del apocalipsis” sino plantear sobre una base objetiva la necesidad de activar políticas que pueden reducir materialmente la propagación del SARS-CoV-2 y la importancia de considerar su dimensión social. Hacen hincapié en el desarrollo de una buena red de rastreadores que sean capaces de captar casos y contribuir a combatir la transmisión.

El trabajo recopila datos de publicaciones previas, como uno avalado por la Fundación Rockefeller, y concluye que aun ignorando posibles factores de distorsión, el perfil de eficiencia de la estrategia “prueba y rastreo” es favorable en una proporción que es aproximadamente 30 veces su coste: Una inversión de 6 millones de dólares deriva en gastos evitados de 176 millones.

Con este estudio se plantea que la inmensa pérdida financiera que implica la Covid-19 pone de manifiesto la necesidad de replantearse el papel de los gobiernos en la preparación para una pandemia. 

En la actualidad, todos los países desarrollados priorizan el gasto en tratamientos agudos, con mucho menos gasto en servicios e infraestructura de salud pública, “una mentalidad que debe cambiar y sobre todo, mientras el mundo luche por recuperarse de la Covid-19, las inversiones que se realicen en pruebas, rastreo de contactos y aislamiento deben establecerse permanentemente y no desmantelarse cuando las preocupaciones comiencen a ceder.”

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