El Colegio de Farmacéuticos de Valladolid ha presentado el informe ‘Diagnóstico de salud rural 2019-2020’ a la Diputación Provincial donde se subraya labor asistencial del colectivo y su presencia constante en plena crisis del Covid-19. Entre otras cuestiones, en 2020 las farmacias de los distintos municipios vallisoletanos permitieron evitar cuatro consultas diarias de Atención Primaria/por farmacia. Esto es cuatro veces más que el año anterior y en un momento especialmente delicado por la pandemia, con centros de Atención Primaria cerrados y de Atención Especializada saturados.
Según los datos del informe elaborado por el Colegio se calcula una disminución en la presión en los centros de salud de 63.000 consultas menos en 2019 y 157.000 menos en 2020 por efecto de la pandemia.
En cuanto a los ingresos hospitalarios, las intervenciones con consejo farmacéutico evitaron en 2019 una media de 0,45 ingresos al día, aumentando un 70% en el año 2020 por efecto de la pandemia, lo que se traduce en una estimación de más de 30.000 ingresos hospitalarios que no llegaron a ser necesarios en todo el 2020.
Todos estos datos se presentaron en una reunión mantenida entre el Alejandro García Nogueiras, presidente de los farmacéuticos de Valladolid, y David Esteban Rodríguez, diputado del Área de Servicios Sociales e Igualdad de Oportunidades de la Diputación Provincial de Valladolid, a fin de dar visibilidad al colectivo especialmente en un entorno rural “en el que no son profesionales sanitarios importantes, sino imprescindibles”, explica García Nogueiras.
Más allá de las cifras puramente económicas, insiste, “debemos sentirnos orgullosos por el hecho de que las 120 farmacias distribuidas de forma homogénea por los distintos municipios de la provincia ofrecen empleo de calidad, principalmente a mujeres, y garantizan la accesibilidad al medicamento y la atención farmacéutica de calidad”.
Tal y como recuerda, la redistribución de los médicos rurales, la falta de presencialidad en los consultorios y la incapacidad de la población rural (cada vez más envejecida) para acceder y usar las nuevas tecnologías “sólo se ha visto cubierta por las oficinas de farmacia rurales y las mujeres y hombres que en ellas trabajan”.
Estos profesionales han pedido citas telefónicas, han vigilado la continuación de tratamientos, los efectos adversos, las interacciones entre fármacos prescritos vía telefónica y las interacciones alimentos-medicamentos. También han realizado medidas de tensión arterial, han enseñado a sus pacientes a utilizar las insulinas, los inhaladores y les han asesorado en cuanto a la adopción de hábitos saludables en una situación realmente difícil como es el aislamiento.
Por su parte, la Diputación Provicincial, contará en sus presupuestos para 2022 con una partida específica de 30.000 euros para hacer más viable la continuidad de las boticas y frenar el abandono y la pérdida de calidad de vida en sus localidades.