El presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valladolid, Alejandro García Nogueiras, y el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, han presentado este miércoles en la localidad vallisoletana de Tiedra un programa de colaboración por el que 18 farmacias incrementarán la cartera de servicios que ofrecen a sus pacientes, principalmente personas de avanzada edad, polimedicadas, que viven solas en casa.
Las intervenciones de atención farmacéutica que habitualmente se realizan en estos establecimientos sanitarios y que gracias a la mayor viabilidad económica de las farmacias se podrán seguir prestando pasan por el control de parámetros biométricos (presión arterial, glucemia basal o peso y altura para la prevención de la obesidad), atención farmacoterapéutica (revisión de los botiquines, elaboración de sistemas personalizados de dosificación, seguimiento de la adherencia a los tratamientos, notificación de efectos adversos, etc) e incluso ayuda tecnológica sanitaria en los casos en los que el usuario carezca de conocimientos tecnológicos para acciones tan necesarias como la solicitud de cita médica o enfermera o la renovación de tratamientos caducados.
Las 18 farmacias seleccionadas para formar parte de este programa, en base a las particularidades sociodemográficas de los municipios, son las de Aguilar de Campos, Bolaños de Campos, Casasola de Arión, Castromonte, Ciguñuela, La Mudarra, La Parrilla, La Unión de Campos, Megeces, Mota del Marqués, Piña de Esgueva, San Cebrián de Mazote, San Pedro de Latarce, San Román de Hornija, Siete Iglesias de Trabancos, Tiedra, Trigueros del Valle y Viloria del Henar.
La voluntad del Colegio de Farmacéuticos de Valladolid es colaborar con todos los niveles de administraciones públicas para que el número de farmacias pueda ampliarse con el tiempo y así garantizar una correcta atención farmacéutica a todos los ciudadanos de la provincia, incluso en las zonas rurales más despobladas.
De acuerdo con los datos que manejan ambas instituciones, las personas de edad avanzada, las más habituales en el medio rural vallisoletano, sufren varias enfermedades a la vez. Concretamente, casi el 80% sufre alguna enfermedad crónica como diabetes, hipertensión, artrosis o insuficiencia cardiaca.
Por otra parte, la pérdida de memoria, las alteraciones visuales, auditivas o motoras, la soledad y la disminución de las capacidades intelectuales, son otros factores que les dificultan el adecuado seguimiento de tratamientos complejos.
De hecho, los estudios sobre la tasa de adherencia a los tratamientos son descorazonadores ya que, la mitad de los pacientes no toman la medicación correctamente, se olvidan dosis o se equivocan cuando las toman.
“Es en este contexto donde se hace especialmente relevante el acuerdo alcanzado con la Diputación de Valladolid para que nuestras farmacias rurales den un paso al frente y refuercen su rol como agentes sanitarios proporcionando una mayor y mejor atención farmacéutica, lo que redundará sin duda en una mejor calidad de vida de nuestros pacientes”, ha explicado Alejandro García Nogueiras, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Valladolid.
“La cercanía de estos farmacéuticos, el vínculo emocional y de confianza que se crea con quienes entran cada día por la puerta de la farmacia, hace que sean los profesionales sanitarios de referencia no sólo para cuestiones de salud, sino para muchas pequeñas acciones cotidianas en las que su colaboración es esencial para el usuario”, ha subrayado.
En esta misma línea se ha manifestado Conrado Íscar, presidente de la Diputación de Valladolid, al señalar que con el convenio presentado hoy “se pretende incrementar las garantías para que la prestación farmacéutica que se realiza por los titulares de oficinas de farmacia en el entorno rural de la provincia de Valladolid, en zonas con riesgo de despoblación y en entornos social y económicamente vulnerables, siga siendo accesible a todos los vecinos de los pueblos de nuestra provincia”.
En este sentido, ha recordado que “el acceso de la población rural a los medicamentos es fundamental para garantizar, junto con una adecuada atención sanitaria, un mínimo de igualdad de oportunidades a quienes deciden vivir en el mundo rural con los que deciden vivir en una ciudad. Estamos ante un servicio esencial, que hay que conservar y potenciar”.