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‘Next in Lupus’, un proyecto para la formación de los nuevos especialistas en lupus

La iniciativa de GSK acerca a las nuevas generaciones de especialistas los avances terapéuticos en LES y NL para mejorar el abordaje de la patología y así disminuir la progresión del daño orgánico irreversible y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El Lupus Eritematoso Sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune, crónica y multisistémica, en la que el sistema inmunitario ataca a las células y tejidos del propio cuerpo, ocasionando inflamación y daño en diferentes sistemas del organismo.

Cuando la patología afecta a los riñones hablamos de nefritis lúpica (NL), una de las complicaciones más graves al asociarse a un importante aumento de la morbimortalidad. El abordaje terapéutico del lupus y la NL entraña una gran complejidad, ya que precisa de un seguimiento estrecho del paciente y de individualizar su tratamiento para evitar la progresión a daño orgánico en el largo plazo. Consciente de esta realidad, GSK ha celebrado la primera edición de la reunión ‘Next in Lupus’ con el objetivo de presentar y dimensionar el lupus a las nuevas generaciones de clínicos.

El evento, celebrado durante los días 26 y 27 de mayo en Madrid, ha contado con la participación de las tres especialidades clave en el abordaje del lupus: reumatología, medicina interna y nefrología. Durante la jornada, se han presentado los principales retos en el abordaje del LES y la NL a modo de píldoras breves y de gran impacto, incluyendo la importancia de la medición de parámetros clínicos de forma rutinaria y de tener en cuenta la seguridad de los tratamientos a la hora de tomar decisiones terapéuticas. Asimismo, los expertos asistentes han profundizado en la utilidad de otro tipo de habilidades fundamentales en su día a día profesional, como el desarrollo de una comunicación eficaz o una lectura crítica. Como ha señalado Eva Mora, directora comercial de la Unidad de Especialidades de GSK España, la celebración de este tipo de eventos pone de relieve el “compromiso de GSK con la formación de los especialistas en el tratamiento del lupus, así como su afán por satisfacer las demandas de los pacientes y mejorar su calidad de vida”. 

Irene Altabás, reumatóloga del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo, asegura que el daño orgánico en lupus se define como “aquellos cambios irreversibles después del diagnóstico de la enfermedad. Este daño puede ser debido a la enfermedad, a los efectos secundarios de los tratamientos empleados o a las comorbilidades. El daño se traduce en una peor calidad de vida y peor supervivencia, por lo que entre nuestros objetivos principales como médicos está evitarlo o al menos retrasarlo lo máximo posible”, ha indicado.

El abordaje terapéutico del lupus representa un reto para los profesionales sanitarios, quienes necesitan de unas competencias que, según ha afirmado la doctora Altabás, se sustentarían en tres pilares básicos: formación, experiencia e investigación. Como ha aseverado, “la formación en el área de las enfermedades autoinmunes sistémicas está muy potenciada por nuestra sociedad científica, la Sociedad Española de Reumatología (SER). También las compañías farmacéuticas en el área del lupus, como GSK, organizan eventos formativos durante todo el año que nos permiten estar actualizados constantemente”.

Como ha recordado la reumatóloga, “la formación de un médico nunca acaba, y aún menos en enfermedades tan complejas como el lupus en las que cualquier mínimo avance es un logro”. Por otro lado, ha animado también a los jóvenes a implicarse en la investigación, “ya que aporta otra visión más amplia de la patología, con un gran valor para el manejo clínico de nuestros pacientes”, según ha señalado. Asimismo, al ser una patología relativamente poco prevalente (los últimos datos hablan de una prevalencia de 210 casos por 100.000 habitantes) ha recomendado a los jóvenes clínicos realizar estancias en centros especializados donde se vean muchos pacientes con lupus “y así ganar experiencia en el manejo para poder aplicar lo aprendido en sus centros”.

Abordaje multidisciplinar

Reumatología es una de las especialidades responsables del abordaje de las enfermedades autoinmunes sistémicas como el lupus, pero no es la única. De acuerdo con Altabás, al ser una enfermedad tan heterogénea y que se puede presentar con prácticamente la afectación de cualquier órgano, “se necesita un abordaje multidisciplinar, incluyendo atención primaria, asegurando así una derivación temprana de los pacientes con el fin de realizar un diagnóstico y tratamiento lo más temprano posible”.

Así, el nefrólogo interviene en el manejo del paciente con lupus en el momento en que este presenta una afectación renal, en la gran mayoría de casos secundaria a la misma enfermedad autoinmunitaria, lo que se conoce como nefritis lúpica; pero en ocasiones también cuando existe algún proceso intercurrente o complicación, como por ejemplo toxicidad renal farmacológica. 

Hasta el 40% de los pacientes pueden llegar a presentar afectación renal durante los primeros diez años de la enfermedad. En opinión de Marc Xipell nefrólogo del Hospital Clínic de Barcelona, es muy positivo que los nefrólogos, igual que otras especialidades, aporten su visión de especialista en el manejo de la enfermedad. “Tenemos experiencia en otras enfermedades inmunitarias o de distinta índole y esta se puede aprovechar para el tratamiento de estas patologías renales. Además, disponemos de mucha experiencia en el manejo de inmunosupresores para el tratamiento de los pacientes con trasplante renal, y algunos de estos fármacos se están utilizando cada vez más en el paciente con nefritis lúpica”, ha destacado.

El servicio de medicina interna también interviene en el manejo terapéutico del paciente con lupus. Para Jorge Álvarez Troncoso, facultativo especialista en medicina interna en el Hospital Universitario La Paz de Madrid, el especialista en medicina interna está implicado en todas las fases de la enfermedad, desde el diagnóstico hasta el seguimiento a largo plazo. Tal y como ha informado el doctor Álvarez, “en la fase de diagnóstico se requiere un alto grado de sospecha clínica debido a la diversidad de los síntomas del lupus. Una vez sospechamos que un paciente puede tener lupus, coordinamos las pruebas de laboratorio y las técnicas de imagen necesarias para confirmar el diagnóstico”.

Con respecto al tratamiento, es fundamental personalizar el uso de las terapias inmunosupresoras adecuadas en función de la severidad de la enfermedad y las características del paciente. “Durante el seguimiento, evaluamos la respuesta al tratamiento, intentamos minimizar los posibles efectos secundarios de las medicaciones y monitorizamos de forma estrecha la aparición de nuevos síntomas”, ha detallado.

De esta manera, el abordaje multidisciplinar del lupus se traduce en un diagnóstico temprano de la enfermedad, evitando así retrasos en los tratamientos y con ello un control temprano de la actividad de la enfermedad. “En suma, evitar el daño irreversible y mejorar la calidad de vida de los pacientes con lupus”, como ha resumido  Altabás.

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