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AMIDA-AI: personalización del tratamiento farmacológico en los centros de Atención Intermedia

Reducir la polifarmacia, incorporar al paciente y evaluar los resultados en salud y la intervención misma son los objetivos que persigue este programa nacido para desarrollar una metodología escalable posteriormente a otros centros
Equipo de farmacéuticos del centro catalán.

El Hospital Parc Sanitari Pere Vigili, es el centro de Atención Intermedia  más grande de Cataluña, con un total de 366 camas y dos equipos de hospitalización  a domicilio. Es además el centro donde se está llevando a cabo durante este año y el que viene, el desarrollo del Proyecto Amida Atención Intermedia (la parte del proyecto Amida dirigida a los centros de convalecencia); un trabajo que espera servir de base para crear una metodología en la atención farmacéutica a los ingresados, que posteriormente pueda ser escalable a otros centros.

Nuria Soler, farmacéutica del centro indica que  el Pere Vigili es “un buen entorno para trabajar mediante un  equipo multidisciplinar”. Soler recuerda es estos hospitales acogen a un paciente  estable, no agudizado, aunque sigue siendo un paciente frágil, generalmente un paciente crónico, que presenta generalmente varias patologías y la mayoría de ellos están polimedicados”. En definitiva asegura, el terreno ideal para que “la presencia del farmacéutico en el equipo multidisciplinar es prácticamente una necesidad”.

El objetivo del proyecto es, en palabras de esta farmacéutica, generar evidencia de la utilidad de la aplicación de la medotologia PCP, recomendada en Cataluña, en el ámbito de la Atención Intermedia. También se pretende  incorporar nuevos elementos como PROMs a la herramienta.

Este procedimiento se basa en tres etapas: Valoración global del paciente; valoración y evaluación centrada en el diagnóstico y finalmente, la valoración fármaco por fármaco  que se le ha recetado (con revisión de posibles interacciones, duplicidades, prescripciones potencialmente inadecuadas, ajuste de dosis, etc).

En estas tres etapas “lo que al final se acaba obteniendo es una prescripción individualizada para cada paciente”, explica Soler, quien añade que “en nuestro centro lo hacemos ya de manera habitual, pero queríamos ver si la implantación estandarizada mejora resultados”.

Soler plantea su trabajo en cuatro bloques,  en primer lugar se trata de adecuar el tratamiento centrado en la persona, al que se le añade otro segundo “que es incorporar al paciente en el proceso de toma de decisiones en el equipo multidisciplinar, a través de la realización de encuestas de adherencia, de complejidad, del tratamiento, de calidad de vida, (recoger PROMS Y PREMS) y evaluar con él, la decisión a  tomar en cuanto a cambios o propuestas para su plan de medicación”.  Según explica esta actuación conllevará un seguimiento a los 3 meses al alta, a través de una llamada telefónica y ver realmente si se mantienen estas propuestas que se hicieron conjuntamente, además de evaluar durante todo el proceso si ha tenido efectos secundarios.

En esta línea, el tercer paquete “que quiero evaluar es la seguridad en la desprescripción”. Según explica Soler, “muchas veces hacemos desprescripción y sin embargo existe muy poca evidencia de si estamos haciendo bien las cosas”.

Finalmente, el cuarto paquete de estudio, que “es que no solo queremos hacerlo de una forma cuantitativa, sino añadir una intervención con una metodología cualitativa, como se hizo en Amida residencias, incorporando a todos los participantes para reevaluar y codiseñar la intervención”, indica la farmacéutica.

El programa ya se ha iniciado en el segundo semestre de 2023 y comenzará a reclutar pacientes después de Navidad. “La previsión es incluir a 300 pacientes y calculándolo en función de los ingresos, en seis meses podríamos tenerlos”, asegura la farmacéutica. AMIDA Atención Intermedia es “una pieza de un proyecto mucho más grande, como es todo el proyecto que forma parte  de una de las líneas de investigación, del grupo REFiT-BCN (centrado en envejecimiento, fragilidad y transiciones). El proyecto, explica Soler comenzó en Amida en Residencias, “y de esto ya se tienen resultados positivos: se ha visto que hay una reducción de hiperpolifarmacia del 40%”, y tras el paso por la media estancia continuará su desarrollo en los servicios de hospitalización a domicilio.

“El siguiente objetivo es implantar esta metodología también a atención domiciliaria, que son pacientes aún más robustos y ver si este cambio mejora realmente la atención farmacoterapéutica, la adherencia y en resultados en salud. La idea es con toda esta información que recopilemos de pacientes con diferentes perfiles de fragilidad, poder alimentar un tipo de inteligencia artificial o de herramienta informática, que ayude a la prescripción y se pueda extender a la práctica clínica habitual”, explica.

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