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‘SoS tenible’; una nueva forma de trabajar en una FH más respetuosa con el medio ambiente

Un equipo de tres farmacéuticos del Hospital Santiago Ramón y Cajal desarrolla un programa de sostenibilidad para reducir el impacto medioambiental del manejo de medicamentos en el hospital madrileño
Manuel Vélez, Carmen Palomar y Covandonga Pérez, farmacéuticos que están desarrollando la iniciativa en el Ramón y Cajal.

La gestión del impacto ambiental de los medicamentos es actualmente uno de los ‘caballos de batalla’ en todos los niveles del ámbito farmacéutico, también dentro de la farmacia hospitalaria. De hecho, cuestiones como la reducción de residuos y la racionalización el consumo también desde una perspectiva medioambiental es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS9, que se han asumido como propios en la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

Siguiendo precisamente esta misma línea, un grupo de tres farmacéuticos del Hospital Santiago Ramón y Cajal, de Madrid, han lanzado la iniciativa SoS Tenible. Un proyecto que busca reducir el impacto medioambiental en tres niveles (elaboración, gestión y paciente externo) y que, tras dos años de trabajo ya tiene resultados que avalan la importancia de desarrollar este tipo de actuaciones.

Carmen Palomar (responsable de la línea de Gestión); Manuel Vélez (Pacientes externos) y Covadonga Pérez (Elaboración), han desarrollado, en colaboración con Itziar Igartua, de la Unidad de Gestión Ambiental un programa de plena aplicación en el servicio, que ahora aspira además a conseguir nuevas metas.

“Una de las lecciones más claras que sacamos del proyecto que estamos haciendo es que, sin inversión económica, solamente a través de los recursos humanos de las personas que estamos trabajando en el proyecto, estamos consiguiendo resultados buenísimos”, explica Covadonga Pérez.

El proyecto nació en su fase embrionaria dentro del programa estratégico que a nivel del servicio de Farmacia Hospitalaria presentó la responsable del mismo, la doctora Ana Álvarez. El reto de desarrollar la estrategia medioambiental fue recogido por estos farmacéuticos, que con un escenario de evaluación a dos años, “ya que en un entorno tan cambiante como la farmacia hospitalaria, no merece la pena hacer planes a largo plazo”, apostó por diseñar un plan sustentado en dos pilares: “Por un lado, acciones que llevamos a cabo en tres áreas específicas: el área de gestión, el área de elaboración y la de pacientes externos y luego, por otro lado, tenemos objetivos más transversales como dar formación a los profesionales que trabajan en la farmacia e información a los pacientes”, explica Carmen Palomar, quien añade que también “estamos llevando a cabo acciones a la hora de gestión de compras de tanto de medicamentos como de servicios”.

El proyecto, desde el inicio se marcó el avance por objetivos y ya cuentan con varios que dan validez a las acciones emprendidas. Según explica Pérez, “por ejemplo en el área de elaboración hemos conseguido reducir los residuos citostáticos en casi un 50%”.

Según explica la farmacéutica, este era uno de los objetivos clave dentro de las acciones en Elaboración. Dentro de esta línea, existe el área de medicamentos peligrosos y el área de no peligrosos. “Lo primero que hicimos fue que se nos hiciera una auditoría ambiental, a través de la Unidad de Gestión Ambiental del hospital”.

La auditoría reflejó "dos situaciones totalmente distintas, por un lado en el área de elaboración de peligrosos se trataban todos los materiales y productos como residuos peligrosos, independientemente de si estaban contaminados y por otro lado, en el área de no peligrosos, no se segregaba ningún residuo y no se tenía en cuenta si podían tener algún impacto medioambiental".

En el área de peligrosos se llevaron a cabo acciones para segregar correctamente los residuos, de ahí esa reducción del 50% en residuos de citostáticos. En cambio en el área de no peligrosos, donde prácticamente no se desechaban y no existía segregación, “hemos conseguido, creo que en poco tiempo, reducir hasta 2.000 kg de residuos que se han generado en esa área que hasta el momento no se gestionaban como residuo especial”.

Las acciones se realizan en coordinación entre todo el servicio a través de esa línea transversal que es la formación y la información “para que todo el mundo esté implicado”. Lo que ocurre en otros servicios clínicos del hospital, se ha convertido ahora “en el siguiente salto”. “Queremos extender el programa y trabajar en conjunto con otros servicios. Los medicamentos se consumen en todo el hospital. Ya tenemos en mente acciones que se van a implantar a finales de este año o inicios del siguiente. Estas acciones en un principio irán dirigidas a concienciar a los profesionales en cuestiones como la realización de un estudio medioambiental previo cuando se introduce un medicamento nuevo en el hospital. No se trata de que este estudio vaya a condicionar el que se incluya o no el medicamento, sino  que se haga porque esa información es importante de cara, por ejemplo, a evaluar otras alternativas, si es que las hubiera”, explica Palomar. “Se trata de que ya empecemos a tener el concepto de impacto medioambiental en cuenta como parte de la evaluación de un medicamento”, concluye.

En el plano de la gestión también se han desarrollado actividades a en la revisión de las cantidades de unidades que se reenvasan en el hospital. “En esta acción  hemos conseguido durante 2023 reducir en un 9% el uso de plástico”, añade Pérez. “También hemos llevado a cabo acciones sobre el consumo de plástico que se lleva a cabo en la farmacia y hemos conseguido reducirlo en un 56%. En cuanto al uso de papel, lo hemos reducido en un 14%”.

Deprescripción

Manuel Vélez, responsable de las acciones medioambientales en el entorno de la atención al paciente externo explica que el equipo del hospital madrileño ha entrado dentro de un grupo europeo de farmacia, gestado dentro de la EAPH sobre sostenibilidad medioambiental.  En este ámbito se plantean que otro pilar básico de la sostenibilidad: “A veces hay que plantearse si necesario todo ese consumo. Reciclar también es no usar”, explica Vélez, quien añade que el equipo también trabaja también en la deprescripción de fármacos que no son necesarios. “El mejor residuo es el que no se genera”.

López añade que “otras de las líneas es trasladar las acciones medioambientales  a los pacientes. Queremos reunir grupos de pacientes que llevan el mismo tipo de tratamiento para disminuir el número de residuos que se generan”.

“Esta es otra de las áreas que queremos abordar, dar información a los pacientes. Generalmente el paciente apoya este tipo de iniciativas, pero muchas veces no sabe  cómo debe actuar. Por ahora estamos desarrollando un diagnóstico ambiental del conocimiento que tienen los pacientes, de cómo están”.

Según explica Palomero, lo que “queremos es saber cómo están manejando los medicamentos y cómo están eliminando los residuos. Esta sería la primera fase, para disponer de unos resultados que nos permitan saber qué tipo de acciones vamos a poder implantar”.

Este será el siguiente paso de un proyecto cuyo diagnóstico ambiental se está precisamente se está haciendo ahora y probablemente pueda desarrollarse durante el verano.

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