El virus de la gripe aviar (H5N1) al que el pasado 8 de julio, la revista Nature situaba ya con posibilidades de transmitirse entre mamíferos, el Ébola, o cualquier forma vírica conocida o por conocer con capacidad de alta de infección o por contacto y para el que no exista cura, tratamiento o vacuna, será el próximo causante de las próxima pandemia por llegar.
La cuestión, como explican en un nuevo documento de análisis de ISGlobal, Elizabeth Diago-Navarro y Clara Marín-Carballo, es si de verdad el plantea cuenta con mecanismos para hacerles frente y minorar sus consecuencias en la medida de lo posible.
Lo que si es cierto es que “está aumentando el riesgo de que se produzcan pandemias” y lo que no está tan claro es si el plantea ha “hecho lo suficiente para prepararnos para ella desde un punto de vista institucional, legal y financiero”.
Las investigadoras explican que “algunos países lo están haciendo mejor, pero de poco les servirá si un virus respiratorio campa a sus anchas en un país vecino o del que le llegan turistas. Necesitamos una coordinación internacional efectiva si no queremos que se repita lo sucedido con la Covid-19
Diago-Navarro y Marín-Carballo consideran que, “aún estamos a tiempo” y existen “fondos, voluntad política e interés social para sacar adelante estas iniciativas que apuntalen la gobernanza global y la financiación estable de la preparación pandémica”.
Entre las recomendaciones, las investigadoras apuestan por un acuerdo pandémico, con carácter de urgencia en el que los Estados “cedan poder e independencia para que las resoluciones más cruciales como la distribución de vacunas, sea vinculante”.
Igualmente demandan la creación de “sistemas de rendición de cuentas, el acceso libre a la información sobre patógenos y la transferencia de tecnología”.
Igualmente demandan un reparto equitativo de recursos. “El Norte Global debe apoyar la creación de capacidades para la producción de contramedidas médicas” y deben además establecer “capacidades de vigilancia epidemiológica en todos los países”.
Finalmente plantean que las modificaciones al Reglamento Sanitario Internacional aprobadas en la última Asamblema Mundial de la Salud se aprueben los plazos previstos. Entre estas medidas quedó establecida una línea temporal de 12 meses, que comenzaba este mismo mes de julio, para implementar las medidas que nos preparen para la próxima pandemia.