Hay quien compara (The Lancet, entre otros) el efecto de las vacunas en la evolución de la humanidad, con el descubrimiento del fuego o de la escritura. Valoraciones y comparaciones a parte lo cierto es que desde su aparición en el siglo XIX , las vacunas han sido determinantes para el desarrollo de la sociedad humana, especialmente a partir de su sistematización y aplicación con carácter universal.
España cumple en 2025 el 50º Aniversario de la creación del calendario común de vacunaciones y el Ministerio de Sanidad ha celebrado este jueves un acto de reconocimiento a su implantación y a su posterior desarrollo, de una herramienta sanitaria que es “esencial en la salud pública” en palabras de Mónica García. Los expertos en vacunología coinciden en estas valoraciones, pero animan también a seguir trabajando y a ampliar los retos, tanto en la investigación de nuevos compuestos, como en la necesidad de impregnar a la sociedad de la importancia del calendario de vacunación de adultos, que sigue siendo el caballo de batalla para varias sociedades científicas.
Actualmente, el calendario común de vacunaciones en España, uno de los más completos del mundo, protege frente a 18 enfermedades en todas las etapas de la vida.
Desde las campañas pioneras contra la poliomielitis y la viruela hasta las actuales inmunizaciones frente a la Covid-19, el VPH o el virus respiratorio sincitial (VRS), la evolución del calendario “refleja el compromiso continuado con la prevención, la innovación científica y la equidad en el acceso a la salud”, asegura el Ministerio de Sanidad.
Históricamente, el calendario vacunal en España ha pasado por hitos clave como la adopción del calendario común del Sistema Nacional de Salud (SNS) en 1995, su homogeneización en 2012 y el modelo de vacunación a lo largo de toda la vida desde 2019. La últimas incorporaciones al calendario, en 2024, fueron las vacunas frente al meningococo B, rotavirus, VPH en varones y gripe infantil. En este mismo año también se han registrado novedades en el calendario. Fundamentalmente tres: Vacunación frente al VPH en una sola dosis, que simplifica los esquemas y mejora la cobertura; vacunación estacional frente a la COVID-19, adaptada al patrón epidemiológico del virus y la inmunización pasiva frente al VRS en lactantes.
La ministra de Sanidad, Mónica García considera que “el calendario de vacunación representa mucho más que un listado de fechas y dosis”. Según su valoración, “es un pacto social, basado en la mejor evidencia científica disponible, pero también y sobre todo en un profundo compromiso con la salud, el bien común y la justicia social.”
Un modelo coste-efectivo
Vacunar a una persona a lo largo de toda su vida cuesta menos que un teléfono móvil de gama alta. En 2023, se estimó que el coste total era de 1.541,56 euros para las mujeres y 1.498,18 euros para los hombres, debido principalmente a la vacunación durante el embarazo.
El gasto total estimado para vacunar a toda la población diana durante un año con coberturas del 100%, se sitúa en torno a los 565 millones de euros. Esto representa el 23% del gasto en prevención y salud pública, y solo el 0,5% del gasto sanitario total.
Algunos ejemplos de beneficios de vacunas recientes señalados por el Ministerio de Sanidad son las vacunas contra el , que “redujo un 59% la mortalidad global durante los dos primeros años y medio de la campaña (1,6 millones de vidas salvadas en 34 países)”, asegura el Ministerio. En España, insiste, “esa reducción fue aún mayor: un 64% menos de muertes, lo que se traduce en 127.086 vidas salvadas”.
Otro ejemplo, aseguran, es la inmunización neonatal con nirsevimab frente al VRS, que “permitió reducir un 75% las hospitalizaciones en menores de un año en la temporada pasada”.
Finalmente el Ministerio señala la vacunación contra el VPH, que “ha reducido un 68% las infecciones por los tipos 16 y 18 del virus, y se estima que ha prevenido alrededor de 4,5 millones de infecciones desde su introducción”.
Finalmente, Sanidad señala la pasada campaña de la gripe en la que “la vacunación redujo un 70% las infecciones y un 77% los casos graves en España. En mujeres embarazadas, la vacunación previene el 61% de las hospitalizaciones por gripe en bebés menores de 6 meses. También puede reducir hasta un 50% los ingresos en mayores de 65 años y disminuye a la mitad el riesgo de fallecimiento por gripe en personas mayores”.
Con todo, Sanidad recuerda que “la cobertura nacional en mayores de 65 años se situó en un 66%, por debajo del 75% recomendado por la UE”.
Retos
De cara al futuro, Mónica García ha señalado algunos de los retos que tiene por delante el calendario común y ha anunciado algunos compromisos. Entre los retos, la ministra ha citado concretamente cinco:: Superar barreras sociales, reforzar la confianza en un contexto de desinformación, incorporar nuevas vacunas con equidad, garantizar la cohesión territorial y defender la vacunación como una herramienta pública de cuidado colectivo.
Y entre los compromisos, la ministra asegura el despliegue completo del Sistema de Información Vacunal (SIVAIN), que permitirá conocer las coberturas en tiempo real y mejorar la respuesta ante brotes; aumentar las coberturas en adultos, personas con patologías de riesgo y colectivos vulnerables, y la realización de campañas de comunicación “empáticas, veraces y sostenidas”, en colaboración con los profesionales sanitarios.
Necesidad durante toda la vida
Aunque la ministra no se ha referido específicamente a esta cuestión, aunque sí ha estado presente en su intervención en el acto de este jueves, lo cierto es que la necesidad de proyección vacunal es precisa durante toda la vida. Así lo señalan todas las sociedades científicas española y entidades vinculadas al mundo de la salud,
La visión de los expertos sobre el nivel de implicación del país en el desarrollo de calendario de vacunaciones es positivo; de hecho sitúan a España como uno de los líderes mundiales en la cuestión.
Desde la AEV, Anenvac, AEP o Gepac, entre otros se señala el calendario creado hace medio siglo, como un elemento de cohesión sanitaria y social para el país. A pesar de ello, y reconociendo que se parte de “una base excepcional” los expertos lanzan un mensaje tendente a “no dormirse en los laureles”. Con esta referencia se hace claramente referencia la cobertura en adultos y a la necesidad de aplicar un trabajo multidisciplinar, incluida la participación de las asociaciones de pacientes.
Igualmente, también se hace una cierta autocrítica señalando al personal sanitario como uno de los grupos que más esfuerzos tiene que hacer en la necesidad de vacunarse, no solamente como cuestión personal, sino también por el ejemplo que se deriva para la población.