La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha decidido poner coto al avance de la resistencia a los antimicrobianos y ha aprobado en su 71 Asamblea General que se celebra estos días en Nueva York, una Declaración política de la reunión de alto nivel de la Asamblea General sobre la resistencia a los antimicrobianos, en la que realiza un diagnóstico de la situación y establece una serie de recomendaciones para tratar de atajar este grave problema.
Según el documento aprobado por los 193 países participantes, se ha alcanzado el compromiso de elaborar planes de acción nacionales, programas e iniciativas de políticas de carácter multisectorial, con miras a aplicar medidas nacionales para fortalecer el uso apropiado de antibióticos en los seres humanos y los animales. Para el desarrollo y ejecución de estos planes, tal y como explica el documento, “ es necesaria la colaboración a nivel nacional e internacional a fin de evaluar las necesidades de recursos y proporcionar inversiones técnicas y financieras sostenidas en tareas de investigación compartida, laboratorios y capacidades de regulación, así como la educación y la formación profesional, con miras a salvaguardar la salud humana, la salud y el bienestar de los animales y el medio ambiente”.
Además, los países se han comprometido a “movilizar financiación suficiente, previsible y sostenida, recursos humanos y financieros e inversiones por conducto de canales nacionales, bilaterales y multilaterales para apoyar la elaboración y ejecución de planes de acción nacionales, la investigación y el desarrollo sobre antimicrobianos nuevos y existentes, diagnósticos, vacunas y otras tecnologías, y fortalecer la infraestructura conexa, en particular mediante la colaboración con bancos multilaterales de desarrollo y mecanismos de financiación e inversión innovadores, tradicionales y voluntarios, sobre la base de las prioridades y las necesidades locales establecidas por los gobiernos, garantizando el rendimiento público de la inversión”.
Del mismo modo, el acuerdo establece la necesidad de “adoptar medidas para asegurar que los planes de acción incluyan el desarrollo y el fortalecimiento, según corresponda, de marcos efectivos de vigilancia, supervisión y regulación sobre la preservación, el uso y la venta de antimicrobianos para los seres humanos y los animales, asegurando su cumplimiento efectivo con arreglo a los contextos nacionales y en consonancia con los compromisos internacionales”.
También se acuerda “iniciar, aumentar y mantener las actividades de concienciación y de adquisición de conocimientos sobre la resistencia a los antimicrobianos, a fin de activar y alentar cambios de comportamiento en los distintos sectores del público”. Igualmente se ha acordado “promover programas de prevención, control de las infecciones y saneamiento basados en pruebas empíricas, el uso óptimo de antimicrobianos en los seres humanos y los animales y la expedición de recetas apropiadas por los profesionales de la salud, la participación activa de los pacientes, los consumidores y el público en general, así como los profesionales, en la salud humana y animal, y la formación especializada, capacitación y certificación de los profesionales de la salud, veterinarios y expertos agrícolas, y considerar, según proceda, la posibilidad de aplicar enfoques innovadores para crear mayor conciencia entre los consumidores, prestando atención a las condiciones y necesidades locales”
Por último, los países se comprometen a “promover el acceso a nuevos medicamentos y vacunas de calidad, seguros, eficaces y asequibles, especialmente antibióticos, así como a terapias y medicamentos alternativos al tratamiento con antimicrobianos y otras terapias combinadas, vacunas y pruebas de diagnóstico”.