Nunca como con la covid-19 la sociedad ha sido, o debería ser, consciente del valor que tienen los medicamentos para proteger la salud, la economía, o incluso las relaciones personales. El abordaje terapéutico del SARS-CoV2, tanto a través de las vacunas como de los tratamientos utilizados es ejemplo claro de lo que la innovación farmacéutica puede llegar a producir y, por tanto, del valor social que tienen los medicamentos.
Para analizar estas cuestiones, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) ha organizado a través de las vocalías nacionales de Docencia e Investigación, Industria y Farmacia Hospitalaria, la jornada ‘Innovación terapéutica y su aportación a la salud’, en la que la directora de la Agencia Española de Medicamentos (Aemps), María Jesús Lamas, ha explicado que lo logrado contra la pandemia “es un hito de tales magnitudes que no somos capaces de valorar porque lo tenemos demasiado cerca”. Según Lamas, dentro de un tiempo podremos reconocer que estamos ante “uno de los mayores hitos científico-técnicos en la historia de los medicamentos”.
Lamas ha realizado un repaso por algunos de los retos que tiene ante sí la innovación farmacéutica, alertando de que la pandemia nos ha enseñado que no hay que perder de vista las enfermedades transmisibles y ha centrado su atención en las resistencias a los antimicrobianos. A este respecto, ha planteado la posibilidad de regresar a una era pre antibiótica en la que, más allá de las muertes directas, que en 2050 podrían ser la primera causa de mortalidad, se pondría en riesgo actividades sanitarias cotidianas que requieren un control de la infección como las intervenciones quirúrgicas, trasplantes, manejo de pacientes inmunodeprimidos, oncológicos. Por ello, Lamas ha reclamado más investigación en esta área ya que actualmente el pipeline solo tiene 70 terapias contra patógenos prioritarios y ha asegurado que necesitamos más antibióticos “para hacer frente a las resistencias actuales y las que puedan aparecer”.
La responsable de la Agencia también ha querido poner en valor los medicamentos clásicos que, en muchos casos, son “imprescindibles” para la salud pública. Por ese motivo, también ha valorado muy positivamente el reposicionamiento de medicamentos ya que “no podemos permitirnos perder” medicamentos que “son útiles para las indicaciones actuales y para otras que se puedan identificar”. Lamas ha destacado también el papel que tiene la Aemps a este respecto a nivel europeo, “liderando proyectos de reposicionamiento” de medicamentos.
En la inauguración, la directora de la Aemps ha estado acompañada por el presidente del CGCOF, Jesús Aguilar, que ha explicado que con la covid-19 se han producido avances, como las vacunas de ARNm, que serán “un punto de inflexión” en la farmacoterapéutica de muchas patologías. Además, Aguilar ha destacado que “como sociedad nos hemos dado cuenta de la importancia de la ciencia, la investigación y el trabajo de todos los profesionales sanitarios”. El presidente del CGCOF también ha puesto en valor el desarrollo de medicamentos, la innovación incremental y el reposicionamiento, al tiempo que ha resaltado que “lo importante es conseguir que la innovación llegue de forma efectiva a los pacientes cuando lo necesitan”.
Posteriormente a la inauguración se desarrollaron dos mesas y una conferencia ofrecida por Francisco Zaragozá, vocal Nacional de Docencia e Investigación del CGCOF. Este experto realizó un repaso por algunos de los grandes hitos históricos de innovación farmacéutica, como los primeros antibióticos, el antituberculoso isoniazida, los antipsicóticos, corticosteroides, antiH2 e inhibidores de la bomba de protones, anticuerpos monoclonales, antivirales para la hepatitis C, terapias avanzadas, etc. y afirmó que en todas estas ocasiones se planteaba el supuesto riesgo para la sostenibilidad del sistema sanitario. No obstante, Zaragozá aseguró que todos esos retos de gestión se superaron y lo que quedó muy claro fueron los beneficios que todos estos medicamentos procuraron a los pacientes.
Este catedrático de Farmacología también hizo un repaso por cómo se ha abordado el tratamiento de la covid-19, aprendiendo en algunos casos de las experiencias recientes con otros fármacos, aunque en otras ocasiones, también se tardó en asumir como adecuados tratamientos que, como la dexametasona, han producido un beneficio claro.
Zaragozá explicó algunas similitudes entre la reacción que se produce en el organismo con la utilización de los CAR-T y el síndrome de liberación de citoquinas que, por su similitud con la segunda fase del covid-19, permitió identificar como adecuado el tratamiento con inhibidores de la interleukina 6, como el tocilizumab. Por el contrario, este experto lamentó el tiempo que transcurrió hasta que se instauró el tratamiento con dexametasona, pese a observarse procesos inflamatorios en las covid-19 y criticó la facilidad con la que se inició el uso de cloroquina y derivados, pese a conocer a fondo los muchos problemas que podría producir.
Además, en la primera de las mesas se abordó la innovación en el ámbito de la microbiología y la cardiología, además de la importancia de las innovaciones incrementales y el reposicionamiento de fármacos. En la segunda mesa se trató la reevaluación de fármacos con la farmacovigilancia y el impacto que tienen los medicamentos sobre la piel y los trastornos dermatológicos que se producen en algunas ocasiones.
El director Técnico de Farmaindustria, Emili Esteve, ha expuesto la importancia de la innovación incremental y el reposicionamiento de fármacos para ofrecer soluciones a los pacientes y profesionales. Esteve lamentó que pese a las ventajas que ofrecen estos desarrollos, “los pagadores no las consideran” y optan por pagar el medicamento “por mg de principio activo”. Ante esta situación, el representante de Farmaindustria ha visto como “una oportunidad” la iniciativa de la Aemps de elaborar una relación de fármacos estratégicos, para los que considera que se “debe garantizar su mantenimiento en el mercado”. Según explicó sería muy beneficioso que tras la definición de medicamento estratégico se pudiera generar una figura legal que protegiera a las innovaciones incrementales para evitar la erosión de precios vinculada al sistema de precios de referencia, con lo que se establecería un “incentivo merecido que compense la innovación realizada”.
Respecto de otros incentivos al desarrollo de medicamentos, como los antibióticos, Esteve ha recordado que en muchos casos “triunfar significa no vender”, lo que supone que cada vez haya “menos compañías interesadas” en su investigación. No obstante, ha explicado que la patronal europea de la industria farmacéutica (Efpia) ha puesto encima de la mesa un innovador modelo de incentivo, la extensión transferible de exclusividad, que permitiría a una compañía ampliar la comercialización en exclusiva de un medicamento a cambio del desarrollo exitoso de otro en el ámbito de los antimicrobianos. Este modelo podría suponer un incentivo a la investigación de nuevos antibióticos, pero “no es disruptivo para ningún sistema sanitario ni implica un coste”, señala Esteve.
Antimicrobianos y cardiología
Precisamente, una de las ponencias que tuvieron lugar en la mesa moderada por Jorge Vázquez, vocal Nacional de Industria, fue sobre la innovación en el ámbito de los antimicrobianos y fue ofrecida por Rafael Cantón Moreno, jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Microbiología. Este experto realizó un repaso por las principales innovaciones en la creación de nuevos antibióticos e inhibidores de betalactamasas.
Por su parte, Luis Rodríguez Padial jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Toledo y presidente de la Sociedad Española de Cardiología, habló de aspectos como el riesgo cardiovascular residual y las nuevas vías que se están abordando para avanzar en la prevención cardiovascular.
En la segunda de las mesas, que fue moderada por la vocal Nacional de Farmacia Hospitalaria, Ana Herranz, participaron María Dolores Montero Corominas, jefa de la División de Farmacoepidemiología y Farmacovigilancia de la Aemps y Lula María Nieto Benito, médico Adjunto del servicio de Dermatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
Montero explicó la importancia que han tenido diversas actividades de farmacovigilancia y bases de datos de historias clínicas para identificar posibles riesgos asociados con las vacunas para la covid-19 y evaluar cómo iba variando el balance beneficio-riesgo de las mismas. Para la responsable de farmacovigilancia, ahora el reto es avanzar desde la evaluación con datos en vida real a hacerlo también en tiempo real.
Por su parte, Lula Nieto destacó que la piel registra frecuentemente alteraciones que pueden estar vinculadas a los tratamientos y su aparición puede suponer la necesidad de suspender determinadas terapéuticas.