Artículo de opinión de José María López Alemany, director de Diariofarma.
Llámenme raro, a la vista de la alarma social que se ha producido. Pero yo creo que está justificada la vacunación prioritaria de determinados cargos políticos y gestores antes de lo que les correspondería por su edad o perfil de riesgo. Eso sí, de forma transparente, regulada y pública.
Creo que la polémica que se ha montado con la vacunación de algunas personas sin que estuviera justificado en el protocolo de vacunación se hubiera evitado si el protocolo de vacunación hubiera sido realmente objetivo y pensando en el bien común. Un protocolo diseñado para evitar, en primer lugar, que el daño de la covid-19 continúe produciendo muertes y, por otro, para procurar que tanto la asistencia sanitaria como la vacunación se produzca de la manera más rápida y eficiente posible. Y en ese hacer que la asistencia sanitaria y la vacunación se produzca de la manera más rápida y eficiente, además de vacunar a los profesionales, también se debe vacunar a determinados gestores y políticos. De otro modo, si son irrelevantes, si su presencia y su trabajo al frente de la lucha contra la epidemia es indiferente… ¿para qué los queremos?
Creo que es una absoluta irresponsabilidad que la cúpula y los técnicos clave del Ministerio de Sanidad no estén vacunados. Es una falta de seriedad que el presidente del Gobierno y, al menos, una gran parte de los ministros tampoco lo estén. Al igual que los presidentes regionales, los consejeros de Sanidad y la cúpula de las consejerías. Lo mismo se podría decir de la cúpula del mando militar y de todo aquél que tenga en su responsabilidad directa que la distribución y administración de las vacunas en su ámbito jurisdiccional se lleve a efecto. ¿Y si cualquier decisión de la que dependa la vacunación de miles de personas se retrasa un solo día porque el que tiene que tomar la decisión ha caído enfermo habiéndose podido evitar? ¿No es ese un mayor trastorno? ¿No sería eso una enorme negligencia que hubiera podido ser evitada?
Estamos hablando de ¿cuántas? ¿200, 300, 500 vacunas? No muchas más. Por eso, yo creo que todos esos responsables se tenían que haber vacunado tras las personas ingresadas en residencias, junto con los profesionales sanitarios, con dos objetivos. Por un lado, su propia protección e indirectamente la de todos nosotros. Por otro, servir de ejemplo ante la cada vez más insoportable presión de los antivacunas (o anti estas vacunas).
Un país serio se tiene que comportar como un país serio. Por eso, si un día sale a la luz que el presidente del Gobierno, ministros, presidentes regionales o consejeros se han vacunado antes de tiempo, yo no pediré la dimisión por haberlo hecho en sí, sino por habernos tomado a todos por tontos, por haberlo hecho a escondidas y por haber mentido, aunque eso de la mentira sea algo que parece suponer medallas en la política española.
Nada de esto que propongo tiene que ver con justificar que uno o veinte (que ya serán unos cuantos más) alcaldes o concejales se hayan vacunado. Eso es intolerable. Ni que toda la consejería de Sanidad de Murcia lo haya hecho o que 185 personas en la Comunidad Valenciana, en este caso ajenas a la Sanidad, por lo que es aún más rechazable, también lo hayan hecho. Creo que entre cero y barra libre para el político hay lugar para el sentido común. Y, nuevamente, ese es el que ha faltado.
En el caso del ya ex consejero de Sanidad de Murcia, que según mi visión sí que tenía que haberse vacunado, su error imperdonable ha sido hacerlo a escondidas. Tenía que haberlo dicho previamente, haberlo justificado, haber explicado hasta qué nivel de la consejería se iba a vacunar y porqué y, por supuesto, haber intentado que el Ministerio de Sanidad y el Consejo Interterritorial del SNS (CISNS) hubieran incorporado ese nuevo colectivo entre los prioritarios.
Pero claro, nuestros políticos y gestores prefieren dejar de aplicar el sentido común a hacer frente a unas críticas que, por otro lado, en nuestro cainita país siempre se van a producir. Hubiera sido mucho más lógico plantear la realidad como es, como ha hecho Sedisa en la defensa de la vacunación de los directivos sanitarios pese a no estar en primera línea, y explicar los motivos de ciertas decisiones lógicas que pueden necesitar de esa pedagogía.
Como nada de esto ha sucedido y como la caza de brujas ya se ha producido con la exigencia de dimisión (y ejecución de la misma) de Manuel Villegas, ya no será posible remodelar el protocolo para incorporar a estos colectivos esenciales a la priorización de vacunación. Solo nos queda esperar que, en los muchos momentos clave que nos restan por vivir, no se produzca ningún contagio en personas clave o un brote generalizado en organizaciones esenciales. De suceder, nos lamentaremos por no haber sido, una vez más, serios y previsores en la toma de decisiones y habernos lanzado a la demagogia y la crítica política contra el adversario por encima de cualquier otra cosa.
José María López Alemany es director de Diariofarma.
Totalmente de acuerdo. Yo estoy en contra, totalmente, de que los altos cargos usen su posición para saltarse un protocolo y ponerse por delante... pero dicho esto, los protocolos están mal diseñados en ese aspecto. El jefe del estado, el presidente del gobierno y el consejo de ministros deberían estar vacunados desde el minuto uno. Los gobiernos autonómicos posiblemente también (dado que la gestión de la crisis recae en gran medida en sus manos). Los ténicos que tienen responsabilidad en la gestión de la crisis, deberían tener un tratamiento similar a los sanitarios de primera linea. Y no solo es… Read more »