“Poner toda la responsabilidad de la contaminación del agua europea sobre los hombros de dos sectores no es ni lógico ni justo” para Nathalie Moll, directora general de la Efpia, la actual Directica de Tratamiento de Aguas Residuales Urbanas que atribuye a la industria farmacéutica gran parte de la responsabilidad y, por tanto de reparación económica, en la sostenibilidad de las aguas europeas puede acabar enviando “la investigación a partes más equitativas del mundo, lo que privará aún más de innovación y nuevos medicamentos a los pacientes que viven en Europa”.
Las palabras de su directora general muestran la preocupación con la que la EFPIA, y sus empresas miembro y las asociaciones nacionales, miran el texto actual de la Directiva de Tratamiento de Aguas Residuales Urbanas de la Comisión Europea.
“Nuestra industria está comprometida con la lucha contra la contaminación del agua y ya ha puesto en marcha un amplio programa de gestión ecológica de los productos farmacéuticos que, en los últimos 15 años, ha logrado grandes avances en la minimización de los efectos de los productos farmacéuticos sobre el medio ambiente”, aseguran desde la Efpia.
Además, indican, “nuestras empresas están dispuestas a pagar la parte que les corresponde. Sin embargo, la decisión arbitraria de seleccionar únicamente a las industrias farmacéutica y cosmética para que paguen por la limpieza de los microcontaminantes de todos los sectores contradice los principios fundamentales de los Tratados de la UE: quien contamina paga, proporcionalidad y no discriminación”.
Igualmente aseguran que la norma “ignora por completo el impacto de otros sectores, que el propio estudio de la Comisión identificó como fuentes de microcontaminantes. Un enfoque tan desproporcionado no incentivará el desarrollo de productos más ecológicos de todos los contaminadores y podría exacerbar el riesgo de interrupciones del suministro de medicamentos críticos, en particular en el sector sin patente”.
Si bien la Comisión Europea atribuye el 92 % de la carga tóxica de microcontaminantes a los productos farmacéuticos y cosméticos, “no nos ha proporcionado la metodología que determinó esta cifra. Una investigación independiente sugiere una cifra mucho más baja, de alrededor del 10%. Además, las estimaciones de costes de la Comisión están significativamente subestimadas”.
La Agencia de Medio Ambiente de Alemania estima que los costes del tratamiento cuaternario oscilan entre 885 y 1.025 millones de euros anuales, cuatro veces más que la cifra de 238 millones de euros de la Comisión. Preocupaciones similares surgen en los Países Bajos, donde los costes de aplicación de la legislación son hasta seis veces superiores a las estimaciones de la Comisión. Las estimaciones de EurEau, la Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Servicios de Agua, indican que los costes oscilan entre tres y más de nueve veces más que las cifras de la Comisión (entre 3.600 y 11.300 millones de euros al año).
La Epia asegura que “es necesaria una revisión urgente de la Directiva sobre aguas residuales urbanas antes de su aprobación por el Consejo" para abordar adecuadamente la contaminación del agua y evitar el daño que la Directiva causaría a los pacientes y a las ambiciones de Europa en materia de ciencias de la vida.
“Es imperativo que se pueda encontrar una solución proporcionada y basada en la evidencia. Debería abarcar a todos los sectores que contribuyen a la aparición de microcontaminantes, basándose en el principio de que quien contamina paga en la UE, y ayudarnos a avanzar para abordar colectivamente el importante problema de la contaminación del agua”, concluyen.