“En los últimos años habíamos caído mucho en los me too, pero en estos momentos tenemos una nueva era de medicamentos, los biológicos, que eso sí que es realmente innovador”. Con estas palabras describió Marisa Poncela, secretaria general de Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad, el momento que se vive con el desarrollo de nuevos fármacos que ofrecen soluciones para problemas que hasta el momento no la tenían. Unas palabras que ofreció en el discurso de apertura que realizó en el Foro sobre Medicamentos Biológicos organizado por Farmaindustria el pasado viernes.
Poncela destacó que en la actualidad, un tercio de los medicamentos aprobados “ya son de origen biológico y el 50% del pipeline de la industria es de medicamentos biológicos”, motivo por el que en la actualidad, siete de los diez medicamentos con mayores ventas son biológicos. Por eso, según la secretaria general de Ciencia, es necesario debatir “cómo afrontar la situación” ya que se trata de medicamentos que tienen gran incidencia en enfermedades crónicas y en relación al envejecimiento. Además, otro aspecto de estos productos es que “están tensionando las relaciones entre la industria y la administración, que es la que habitualmente tiene que afrontar, desde el punto de vista económico, estas terapias”, indicó.
En este sentido, Poncela aseguró que estos medicamentos “vienen con un alto precio, pero abordan terapias de un alto coste”. Por eso instó a que esas dos vertientes se tengan en el debate. Un debate que se “agudiza porque algunos de los biológicos que surgieron hace años van a perder las patentes y hay muchos biosimilares en desarrollo que van a irrumpir en el mercado”, explicó.
Por ello, según indicó, cuando hablamos de biosimilares hay que evaluar los temas de seguridad, calidad y eficiencia. Pero un punto crítico en el día a día de la terapéutica es “al hablar de intercambiabilidad”. Para Poncela “hay que evitar criterios arbitrarios y se tienen que basar en la práctica clínica”. No hay que olvidar que los biosimilares “van a garantizar la igualdad en el acceso a los biológicos, aumentan la competencia, por lo que los precios se 'contrarregulan' mejor y se verá una reducción en el gasto”, aseguró. Además, por otro lado, se mostró optimista porque con esta competencia se “va a fomentar una mayor inversión en investigación, al tiempo que se amplían las alternativas terapéuticas para los pacientes”.
Aun así, se mostró precavida con los asuntos de la intercambiabilidad. “No son genéricos, hay que observar la respuesta inmune de los pacientes”, explicó, aunque para ella es “difícil hablar de primero o segundo tratamiento porque los pacientes pueden responder de forma diferente a uno u otro”.