MARTES, 30 de junio de 2015 (HealthDay News) -- Las pastillas sublinguales para los pacientes de fiebre del heno proveen poco alivio de los síntomas, y con frecuencia conllevan efectos secundarios molestos, encuentra una investigación reciente.
La terapia sublingual (debajo de la lengua) se usa mucho en Europa como una alternativa a las inyecciones contra la alergia. En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. aprobó hace poco dos de esas pastillas de "inmunoterapia".
Para este estudio, investigadores italianos observaron 25 ensayos clínicos que evaluaron la efectividad de los tratamientos en la reducción de los síntomas y la necesidad de otros antialérgicos.
"El hallazgo más importante es que el beneficio de las pastillas de inmunoterapia sublingual es muy pequeño, en comparación con el placebo", apuntó el Dr. Gabriele Di Lorenzo, del departamento de medicina interna de la Universidad de Palermo, que lideró el estudio. El estudio aparece en la edición en línea del 29 de junio de la revista JAMA Internal Medicine.
Di Lorenzo dijo que algunos ensayos anteriores sobreestimaron el beneficio de los fármacos debido a la forma en que se calcularon las diferencias entre la medicina activa y el placebo. Para el nuevo análisis, los investigadores dijeron que la diferencia real se estimó de manera correcta.
Muchas personas que sufren de alergias estacionales, caracterizadas por estornudos, picazón, lagrimeo y congestión, obtienen alivio temporal con antihistamínicos y corticosteroides nasales. Las vacunas y la terapia sublingual antialérgicas son distintas porque exponen al usuario a pequeñas cantidades del alérgeno, buscando reducir la respuesta alérgica con el tiempo.
Oralair, uno de los medicamentos aprobados para su uso en Estados Unidos, incluye extractos liofilizados del polen de cinco hierbas: el pasto azul de Kentucky, la hierba cana, el raigrás perenne, la grama de olor y el fleo de los prados. Otro fármaco, el Grastek, incluye extracto de fleo de los prados.
En el análisis, cuando las pastillas se compararon con un placebo, las puntuaciones de los síntomas difirieron en apenas 1 punto.
"Hay que tener en cuenta que la puntuación de síntomas es de 18 puntos", dijo Di Lorenzo. "Una diferencia de 1 punto no es clínicamente significativa. Eso significa que el tratamiento solo no es suficiente para controlar los síntomas".
Los participantes del estudio podían también tomar antialérgicos, como los antihistamínicos, y eso es lo que principalmente controlaba los síntomas, dijo Di Lorenzo.
Los efectos secundarios que reportaron más del 61 por ciento de los que usaban las pastillas sublinguales incluían inflamación de la boca, irritación de la garganta y picazón en la piel. Fueron sobre todo de leves a moderados, pero algunos pacientes dejaron de tomar los fármacos sublinguales por ellos.
Di Lorenzo concluyó que las vacunas antialérgicas en el consultorio de un médico, aunque son menos cómodas y más arriesgadas, son más efectivas.
En referencia al concepto del tratamiento antialérgico sublingual, el Dr. Gastón De Cárdenas, jefe de otorrinolaringología del Hospital Pediátrico Nicklaus en Miami, dijo que "la idea es magnífica". Pero "deben desarrollar algo que funcione mejor", apuntó. De Cárdenas no participó en el estudio.
Los médicos tienen otra alternativa, comentó el Dr. Jordan Josephson, especialista otorrinolaringología del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York. "Un médico puede formular gotas sublinguales para dirigirse a una alergia específica", afirmó.
Algunos médicos lo hacen en el consultorio, dijo, mientras que otros envían la receta a una farmacia especializada en preparados magistrales. Ese tipo de uso fuera de la etiqueta es legal.
Artículo por HealthDay, traducido por Hola Doctor
FUENTES: Gabriele Di Lorenzo, M.D., researcher, department of internal medicine, University of Palermo, Italy; Jordan Josephson, M.D., ear, nose and throat specialist, Lenox Hill Hospital, New York City; Gaston De Cardenas, M.D., ear, nose and throat specialist, Nicklaus Children's Hospital, Miami, Fla.; June 29, 2015, online, JAMA Internal Medicine